Título: El destello de Hiroshima
Autora
e ilustradora:
Toshi Maruki
Traducción: Estela L. de Shimizu
Editorial: Miñón
Colección: Duende
Año: 1986. Original: 1980
Páginas: 48
Encuadernación
y formato:
19,5 x 19,5 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
Reseña:
En el epílogo de este conmovedor El destello de Hiroshima se
puede leer una pequeña anécdota de la pintora y autora de este libro, Toshi
Maruki, sobre un encuentro con una asistente a una de sus exposiciones más
reconocidas (Imágenes de la bomba de Hiroshima). Ante la dureza del
testimonio de aquel agosto de 1945 la asistente que vivía en el lugar de la
exposición, Hokkaido, le preguntó el porqué del retratar el sufrimiento humano
y, finalmente, su historia personal de aquel día: “La gente de aquí piensa
que exagero o que cuento mi historia para que me compadezcan... Había decidido
no hablar más, y admitir que no es un tema agradable de conversación, y que
quizá es mejor callar”. El silencio de la memoria más trágica es algo
habitual, pero como una gran herida abierta no deja de sangrar y, por
desgracia, se opta por sanar desde el olvido como medida de alivio del trauma.
Toshi Maruki (1912-2000) cierra ese epílogo señalando que este era su
testamento “en favor de todos los niños” y la necesidad de plasmar de una
manera fiel los sentimientos de aquella tragedia humana.
En el artículo de Junkerman (1987) se narran las vivencias de
los días posteriores al bombardeo de Hiroshima en el que Toshi Maruki y su
marido, el también artista Iri Maruki, emprendieron un viaje para conocer el
estado de sus familiares. En su llegada en tren desde Tokyo: “After the
train stopped, I could not bring myself to move for a long time. Finally I got
up and staggered, like a sleepwalker, off the train. There was no station
building, no sign of life. Though it was dark, I could see all the way to
Hiroshima Bay and the islands of the Inland Sea (p. 645). La siguiente
parte del testimonio es más estremecedora al narrar la desesperación de las
personas que sobrevivieron y por la que decidieron permanecer un mes allí y toda
aquella atrocidad inspiró el arte de ambos artistas que se convirtió en un
icono de la denuncia de la barbarie. Además de un documental de Junkerman con
el título Hellfire: A journey from Hiroshima en 1986. Recientemente, se
ha producido un nuevo documental en el que se puede conocer la historia de
ambos artistas expuesta en la Maruki Gallery:
https://www.youtube.com/watch?v=iBG2wKnk-ew
Volviendo al álbum, Kiefer (1986, 1991) analizó sus particularidades artísticas y las respuestas en el aula de los lectores ante esta obra. En las precisiones de Barbara Kiefer en su artículo de 1988 apuntaba un aspecto sobre la importancia de las imágenes en la creación del significado: “Style alone is not responsible for conveying this meaning - symbols can convey meaning regardless of the style they are presented in, but style may enhance and extend the meaning” (p.262). Respecto a los murales, Toshi Maruki adapta su lenguaje a un código menos realista y potenciando el aspecto naíf, especialmente en la primera parte del libro, y posteriormente el álbum ensombrecerá dada la situación que refleja. La historia de Miichan (inspirada en la hija de aquella mujer que encontró en la exposición) sirve como hilo conductor en el que, inicialmente, se narra la mañana soleada de aquel 6 de agosto en el que se narra cómo era la vida de la población en esa situación de guerra (y su cotidianeidad a pesar de ella). Un desayuno de Miichan con su familia interrumpido por un destello inmenso de aquella bomba atómica llamada Littleboy (niño).
Una vez pasada esta frontera, el relato es escalofriante: estar
apresada bajo maderas de la casa, buscar a su madre, presenciar juntas cómo su
padre estaba rodeado entre el fuego y la fuerza de la madre para rescatarlo
entre las llamas. La huida al río y la descripción del infierno que cristaliza
en una doble página en la que las ilustraciones reflejan esa inspiración de los
murales: llamas, cuerpos convertidos en una masa indistinguible y la pequeña
Miichan aportando color en el agua. El río en el que la desesperación y la
muerte se encuentran con situaciones y estampas que narran la tragedia: desde
pájaros cayendo al agua o una madre dejando que la corriente se llevase el
cuerpo de su hijo muerto. La oscuridad y la masa humana de la gente huyendo, se
enfrenta a medida que se avanza en las ilustraciones a un color rojizo y anaranjado
en el cielo hasta la caída de la noche.
La última parte del relato, narra los momentos posteriores de la explosión (y con la historia de Miichan que durante cuatro días seguía con los palillos con los que comía el arroz del desayuno pegados a sus dedos) y la llegada de ayuda a la zona. De nuevo, una ilustración a doble página muestra esta situación de auxilio a los heridos y supervivientes. La vista posterior del paisaje que quedó después del bombardeo y la vuelta al hogar para comprobar qué quedaba entre los restos. Finalmente, el relato cuenta las consecuencias para todos aquellos que sobrevivieron, pero que continuaron padeciendo las consecuencias de una explosión atómica en sus cuerpos. A partir de aquí, el cierre con la tradición en el 6 de agosto para rendir duelo a las personas que perdieron la vida aquel día. El texto se cierra con las palabras de nuestra protagonista, Miichan:
“Las bombas no caen solas, las tiran los hombres… Los
hombres son los responsables de esta atrocidad, no el azar, ni la causalidad…
Que otros hombres puedan impedir que esto suceda de nuevo”.
La contundencia del texto y las ilustraciones reflejan una
práctica que encuentra en la literatura infantil, como apuntaba Kidd (2005), un
espacio apropiado para el tratamiento narrativo de la memoria y cambiar la idea
de lectores a los que proteger de la miseria humana y ofrecerles obras que les
expongan a estas cuestiones. Obviamente, tejiendo una red de seguridad a través
de la mediación literaria ante la exposición de temáticas con un impacto
emocional tan evidente. Damico y Apol (2008) señalaban la importancia del
enfoque sobre una lectura en la que el colectivo reflexione sobre estas
cuestiones controvertidas: “collective reading or witnessing is
fundamentally relational, requiring readers to engage with texts and see each
other in relation to broader social identities and histories (i.e., cultural,
racial, ethnic, gendered, etc.)” (p. 146).
En los años posteriores al bombardeo, los testimonios e
imágenes de la tragedia, fue un aspecto silenciado de la tragedia por las
fuerzas aliadas lideradas por Douglas MacArthur, y exposiciones itinerantes de
su trabajo que organizaron Iri y Toshi Maruki supusieron (después de unos
inicios complejos) la apertura para muchas personas para compartir las
vivencias de una tragedia que no tenía un referente visual. En nuestra
actualidad, paradójicamente, se produce en muchas ocasiones la situación
contraria: las imágenes y el minuto a minuto de la tragedia se convierte en una
suerte de circo de los horrores en constante búsqueda del aspecto más tendencioso
y una masa putrefacta de voces solapadas que, rara vez, cuentan nada. En
definitiva, El destello de Hiroshima es un perfecto ejemplo de la importancia
del arte y la literatura como espacios generativos de un diálogo sin censuras.
Fran
Martínez
Referencias
Damico, J., & Apol, L. (2008). Using Testimonial
Response to Frame the Challenges and Possibilities of Risky Historical Texts. Children’s
Literature in Education, 39(2), 141–158. https://doi.org/10.1007/s10583-007-9047-3
Junkerman, J. (1987). Hiroshima and the Art of Iri Maruki
and Toshi Maruki. JAMA: The Journal of the American Medical Association,
258(5), 644. https://doi.org/10.1001/jama.1987.03400050086032
Kidd, K. B. (2005). "A" is for Auschwitz:
Psychoanalysis, Trauma Theory, and the "Children’s Literature of
Atrocity". Children’s Literature, 33(1), 120–149. https://doi.org/10.1353/chl.2005.0014
Kiefer, B. (1988). Picture books as contexts for literary, aesthetic,
and real world Understandings. Language Arts, 65 (3), 260-271. https://www.jstor.org/stable/41411380
Kiefer, B. (1991). Envisioning experience: the potential of
picture books. Publishing Research Quarterly, 7(3), 63–75. https://doi.org/10.1007/BF02678162
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