Título: The Little Island
Autora: Margaret Wise Brown
Ilustrador: Leonard Wesigard
Editorial: Dragonfly books
Año: 2003. Original: 1946
Páginas: 48
Encuadernación
y formato:
26,4 x 20,8 cm. Tapa blanda.
Idioma: castellano
Reseña:
Terminamos septiembre con un pequeño viaje a una pequeña
isla imaginada por una de las grandes autoras de la LIJ, Margaret Wise Brown (1910-1952)
con una amplia obra con clásicos como Buenas noches, Luna y, parte de su
obra también publicada póstumamente. En el blog ya ha pasado uno de sus libros
como la reinterpretación de Christian Robinson de El pájaro muerto) y,
en esta ocasión, esta pequeña isla está magníficamente ilustrada por uno de sus
colaboradores habituales: Leonard Weisgard (1916-2000) y con quien editó las
series Noisy book o The Important Book.
Con este se alzaron con la medalla Caldecott y los motivos
se esconden en la habilidad de Margaret Wise Brown de dar vida a todo lo que
alcanza su mirada, una mirada tierna, elocuente en su poética e íntima en la
conexión natural con el lector infantil. En este The Little Island sus
descripciones de la naturaleza, la adjetivación gentil de cada uno de sus
elementos: las olas, la niebla, el viento, las sombras, el color de las flores,
los puntos cardinales, su fauna (las focas desde el norte y, desde el sur, el
martín pescador)… Olores y sensaciones que sirven para describir un entorno
perdido, pequeño y casi imperceptible para nadie.
El arco temporal para dibujar esa naturaleza son las
estaciones y, para plasmarlas, el influjo de la luz del día y la oscuridad de
la noche. Ese inicio luminoso con la primavera y el verano como marco se toma
diez ilustraciones hasta que cae la noche en la que divisamos algunos barcos bajo
la luz de la luna, hasta que en la luz de la mañana encontramos a los primeros
navegantes que llegan a la pequeña isla de pícnic.
En esa tripulación (no vemos las caras humanas detrás de las
velas) se incluye un pequeño gato negro que será el representante de la mirada
infantil. Frente a esta mirada curiosa e inquieta, la contestación de la
pequeña isla: sabia y anciana en sus sosegadas respuestas. Esa conversación te
divierte y envuelve a partes iguales.
Conocemos qué hay en la isla, conocemos sus secretos y, a
través de ellos en la interacción con el pequeño gato, conocemos la filosofía
de la vida. Ante la aseveración del gato sobre que él está unido con sus pies a
la tierra, el diálogo de la pequeña isla para que tenga fe en el secreto que le
va a transmitir: como toda la tierra es una, bajo el mar. La marcha, el
recuento de elementos que pervivirán en aquel pequeño lugar del mundo. El anochecer,
la partida y las dos estaciones restantes: otoño e invierno con su melancolía. Las
ilustraciones de Weisgard, fruto de su tiempo, le confieren la amabilidad
pictórica necesaria para el relato: los colores de las estaciones, las luces
sobre el agua, el brillo de la vida.
Como cierre de septiembre dudaba con la reseña de otro
ganador de la Medalla Caldecott que dibujan el paisaje del tiempo libre en
verano y el placer del viaje: Time of wonder de Robert McCloskey de
1957. Lo dejaremos para algún momento melancólico del dulce verano.
Fran
Martínez
Web Leonard Weisgard
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