lunes, 26 de junio de 2017

Entradas en azul. ¡OH!


¡OH!
por Sandra Martínez Sánchez

Goffin, Josse. (2007). ¡OH! Kalandraka.

¡OH! de Josse Goffin es un libro sin palabras que ofrece múltiples posibilidades de lectura. A lo largo de la obra se muestran imágenes que dan lugar a otras totalmente inimaginables. De este modo, a través de la sorpresa y el juego se pone al lector a pensar. Se trata de hacer reflexionar, de imaginar, de plantearse las cosas de forma distinta a la que estamos acostumbrados y darnos cuenta que no todo es lo que parece. Así, podemos pasar de ver una pinza a un pez o de una luna a una serpiente, lo que bien seguro causará sorpresa entre los lectores. Y no solo eso, ya que mediante este juego de acertijos con ilustraciones se establece una relación de complicidad entre los lectores y el libro, pues los niños, y por qué no, también los adultos, juegan a descubrir qué misterio esconde el dibujo que observan.
Pero además de esto, el libro puede contarse como una historia, la que cada lector, o mediador en el caso de los lectores más pequeños, quiera contar. Pueden ser historias fantásticas, inverosímiles, humorísticas… Pues al no tener texto, el lector tiene el poder de cambiar la historia tantas veces como desee y causar sorpresa cada vez que realiza una animación lectora con este libro. Incluso puede terminar como empezó la historia, pues si somos observadores nos damos cuenta de que termina tal y como empezó, con nuestro pequeño amigo el cocodrilo, que ya desde la portada nos ofrece un guiño de su importancia en el álbum ilustrado. Si profundizamos más en las aportaciones que ofrecen estas ilustraciones podemos establecer una conexión con el hiperrealismo de Magritte y su pipa, que nos enseñan que nada es lo que parece, lo que en cierta manera se transmite también en esta obra que nos sorprende con cada página.

En este caso, las ilustraciones lo son todo. No hay código escrito, pero lo cierto es que tampoco lo necesita. Pues las imágenes, proyectadas sobre un fondo blanco y definidas con claridad, son más que suficientes para atraer al lector.

Por tanto, considero que esta obra de Goffin resulta idónea para contar a los niños. Para que ejerciten su capacidad creativa, imaginativa y sus habilidades lectoras, pues no solo se leen las palabras sino también las imágenes. Es un libro perfecto para enseñar a los lectores en formación la importancia de no juzgar por las apariencias y que se puede disfrutar, sonreír y pasarlo bien a través de la lectura.

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