viernes, 18 de junio de 2021

Entradas en azul. Germano Zullo y Albertine. El presidente del mundo. La marca editorial

 


Título: El presidente del mundo

Autor: Germano Zullo

Ilustradora: Albertine

Traducción: Delfina Cabrera

Editorial: La marca editora

Año: 2019

Páginas: 48

Encuadernación y formato: 23 x 31 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

El tándem Zullo-Albertine nos acostumbra con historias hilarantes, a veces optando por la ternura, otras por cuestiones existenciales y sobre el legado (Los pájaros, Mi pequeño) y en la mayoría de las ocasiones, con un sentido del humor peculiar (Dadá). Un humor que refleja con ironía ciertas convenciones sociales y estereotipos (La playa, SOS Televisión) y el discreto encanto de clase (Los rascacielos). Una serie de títulos que ojalá siguen traduciéndose al castellano dentro de su amplio catálogo de referencias (incluso abordando la temática adulta) gracias a la exposición que Albertine ha conseguido gracias al Premio Andersen en 2020.

Con El presidente del mundo, volvemos a un terreno que no es frecuente en la literatura infantil como el reflejo de la política (aunque existentes, estos días recuperaremos los excelentes títulos de la editorial Media Vaca) y una manera de crear una pequeña historia en la que acercarnos a cuestiones en las que nos reconocemos como ciudadanos al leerlas. Al lector infantil, le atraerá la aparición de un personaje que hará irrupción como gran peligro para el presidente del mundo. Como adultos que acompañan, recordaremos muchas de las dinámicas de la clase política y su habitual proceder. En este sentido, leyendo este álbum me lleva hasta una serie como The Wire y el momento en el que el personaje del nuevo alcalde (Tommy Carcetti en la ficción interpretado por Aidan Gillen) de Baltimore se encarga de sus nuevas competencias y cómo a nivel sistémico se refleja cómo intentar pasar la pelota o “el marrón” al chivo de turno. Cuestión de mantener las apariencias y al acecho el resto de los representantes esperando el momento para mover sus piezas. El reflejo en la ficción de una práctica extendida y un sálvese quién pueda llevado a la vida pública. El escaso encanto de la clase política y la sombra del poder.



Esto se traslada al álbum de manera implícita, con una estampa digna del disparate de la clásica cinta de Kubrick ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, aunque sátiras políticas podríamos escoger unas cuantas. El inicio del álbum prescinde de texto, pero no está exento de evocación sonora: el burbujeo en el lago de “algo” escondido en el fondo del mar. En la siguiente imagen, los faustos para recibir a la limusina oficial del presidente del mundo con su maletín de trabajo. A partir de este momento, el teléfono empieza a sonar. La agenda diaria, la secretaria con todos los preparativos y en la mesa una pila de tomos de asuntos pendientes: leyes, secretos de estado y asuntos clasificados como importante, confidencial, urgente y privado. Hasta aquí, todo normal.

Pero la rutina de este señor, el presidente del mundo, será atender a un sinfín de llamadas de 13 teléfonos que no cesa de sonar. Ni una buena noticia: desempleo, medioambiente, epidemia de gripe en expansión, huelga, hambre,…hasta contabilidad B. Todo empieza a desmoronarse y, ya conocemos qué surge en el lago del inicio del álbum y su procedencia: el lago recóndito (Allarriba) donde se lanzan y desechan todos aquellos asuntos controvertidos (¿las cloacas del Estado, podríamos decir?). El mundo se desmorona, pero lo importante en la agenda es conseguir el poder, el ego personal por encima de la responsabilidad y la acción. El no hacer nada hasta que la cosa amaine. Salvar el culo.

Hasta que un día, las palabras vacías no son capaces de silenciar los problemas. Ni ocultar todo aquello que está a la sombra. Algo así hemos vivido en estos tiempos. En la parte final, aparece la madre del presidente del mundo para profundizar en la ironía y la fragilidad del personaje que, aunque haya conseguido el lugar más alto, tan solo es la cara de problemas más profundos y que tan solo acabará consumiéndolo a él como cabeza de turco. Y, como no, eso también será televisado. Ya saben, como cantaría Gil Scott-Heron, que la revolución no será televisada (con esa línea de bajo que tan bien conocen Stereolab). Siempre es un placer encontrar libros que, bajo la apariencia de sencillez del formato, permiten el cuestionamiento de temas más complejos. Como empezamos hablando de The Wire, esta canción de Tom Waits sirve de perfecto broche y ya sabéis: si quieres salvar tu alma, debes esconder al demonio en el fondo del hoyo (o el lago de Allariba).




Fran Martínez

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Web de la editorial

https://lamarcaeditora.com/catalogo/libro-infantil-220/el-presidente-del-mundo-1099

Instagram Zullo & Albertine

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