martes, 7 de julio de 2020

Entradas en azul. No es una caja.


No es una caja
por Sandra Martínez Sánchez

Portis, A. (2006). No es una caja. Pontevedra: Kalandraka.

Este álbum ilustrado, escrito por Antoinette Portis, fue nombrado en 2007 Libro de Honor por el comité del Premio Theodor Seuss Geisel, y ganó el galardón de Libro Distinguido por la Asociación Americana de Bibliotecas.

Aparentemente es un libro sencillo, donde aparece únicamente un conejo con una caja que establece un diálogo con una voz omnisciente presente en la historia, todo acompañado de ilustraciones que destacan por la sencillez de sus trazos. Sin embargo, No es una caja tiene mucho que ofrecer al lector infantil, pues se trata de una alegoría a la imaginación infantil, esa capacidad creativa que actúa como motor de muchos de los juegos de la infancia.

Esta imaginación infantil se muestra a través de una línea argumental sencilla, en la cual se establece un diálogo entre el protagonista y el narrador, que trata de descubrir la utilidad que el conejo da en cada ocasión a la caja, cuando esta voz no es capaz de ver más allá del cubo de cartón con el que juega el personaje de la historia. Esta narración, sin gran complejidad, también esta presente en los trazos de cada una de las ilustraciones. Ahora bien, destaca como la autora separa la realidad de la imaginación infantil mediante el empleo del color negro y rojo, respectivamente en los trazos dibujados, y el color de fondo de las páginas. Este diálogo también se percibe a través de la secuencia simple que siguen las ilustraciones, pues se muestra la visión del narrador omnisciente y al pasar la página se revela la respuesta del conejo. De este modo, el lector infantil puede distinguir de forma clara el cambio de perspectiva entre las dos voces de esta historia.

Estos detalles, aunque sutiles, marcan la diferencia y están presentes, no solo en el interior de la obra, sino también en la portada, donde se recrea la textura y aspecto propio de una caja de cartón, en la que se entremezclan las indicaciones propias del embalaje de la caja con el título y el nombre de la autora.

Por tanto, una historia aparentemente sencilla, permite de la mano de Portis, convertir este álbum ilustrado en un homenaje a la imaginación infantil, en el que se demuestra que la sencillez no está reñida con el valor literario de una obra ni, por supuesto, con la diversión y el disfrute, tal y como deja patente el protagonista de esta obra.

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