por Elena Benítez Zorita
Llenas, Ana, (2012). El monstruo de colores, Flamboyant.
¿Cuántas veces nos encontramos extraños, raros, angustiados,
nerviosos, excitados, ansiosos, emocionados… sin saber el por qué? Esto de
saber lo que sentimos, identificar nuestras emociones, que tan difícil es para
nosotros, es aún más complicado para las niñas y los niños. Con este cuento
podremos ayudarlos a “poner nombre” a esa sensación que experimentan y que no
saben definir o explicar.
Esta preciosa historia nos presenta a un monstruo que, de la
mano de su amiga, va a descubrir que cada emoción tiene unas características y
un color que la representa, por ejemplo, el rojo es la rabia; el azul, la
tristeza; el verde, la calma; el amarillo, la alegría y el negro, el miedo.
Los más pequeños podrán ir introduciéndose en el conocimiento
de las emociones con la finalidad de poder identificar sus propios sentimientos
y los de los demás. Además, de manera subliminal contemplarán una bonita
historia de amistad que se basa en la ayuda al otro cuando nos necesita, cuando
un amigo se encuentra mal y no sabe qué le pasa, qué necesita, qué quiere… es
entonces cuando debemos ayudarle, es entonces cuando debemos guiarle en su
camino.
Las imágenes, por su parte, son geniales. No son preciosas
pero sí muy divertidas y coloridas, y tan alusivas al texto que sólo con verlas
se puede interpretar el sentido de la historia que narra. Por ello, es un
cuento estupendo para trabajar la interpretación de la imagen con los pequeños,
por ejemplo haciendo una actividad de pre-narración que consista en observar
detenidamente la portada y elaborar hipótesis sobre el argumento del cuento.
Tras la narración del mismo se comprobarán las hipótesis y los resultados serán
sorprendentes al descubrir la gran capacidad de imaginación que tienen nuestras
niñas-os.
Por otra parte, es una obra que se presta mucho para la
dramatización con las niñas-os de 3 a 6 años ya que los personajes son
sencillos y la historia es bastante lineal. Por ello una buena actividad
post-narración es elaborar caretas o marionetas de los personajes y
dramatizarlo.
Como actividad final de este conjunto de actividades sobre
animación a la lectura podemos elaborar un mural en clase que contenga los
colores y las emociones vistas en el cuento con expresiones faciales que las
representen. De esta manera, tendremos muy presentes dos cosas: por un lado, el
cuento y todo lo que representa (fomentando el desarrollo del intertexto
lector) y, por otro lado. las emociones básicas que tan necesario es que
identifiquen los niños-as para ir iniciándose en la gestión de las emociones,
propia de la Inteligencia Emocional que pretendemos que nuestras alumnas-os
desarrollen hoy en día.
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