Voces en el parque
por Sandra Martínez Sánchez
Browne, Anthony.(1999). Voces en el parque. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.
Voces en el parque de Anthony Browne es ya un clásico entre los álbumes ilustrados por
las múltiples líneas de lectura que ofrece. Solamente la portada ya merece una
mención especial, pues aparece el título con diferentes tipografías en la
palabra voces y un parque con una niña y un niño hablando. Si hemos leído algo
más de este autor sabremos que este cambio de letra no es aleatorio, sino que
tendrá una carga significativa en la historia. A esta suposición, al abrir el
libro y tras pasar las guardas, se le añade otra, y es el sombrero que nos
muestra el autor antes de empezar el libro. En efecto, al comenzar la lectura
nos damos cuenta que todo tiene un sentido, pues vemos que las letras de voces
significan las distintas personas que contarán la historia y que el sombrero
pertenece a la primera voz, la madre de Carlos.
De esta manera, comenzamos
una lectura sobre una tranquila tarde en el parque pero narrada por distintos
protagonistas que nos muestran las múltiples perspectivas de una situación
según la forma con la que la afrontamos. Así, se nos presenta a la madre de
Carlos, una señora con bastantes prejuicios y temerosa de todo lo que le rodea;
al padre de Mancha, un hombre en paro y alicaído por su situación actual; a Carlos,
un niño tímido y atemorizado por su madre, quien ejerce un constante control
sobre él; y por último, a Mancha, una niña alegre y positiva, que trata de ver
lo mejor de las cosas y disfrutar de su día en el parque.
Es necesario y casi
obligatorio comentar las ilustraciones de este álbum ilustrado. Como ya he señalado
al principio, solo en el título ya vemos la información que pueden ofrecernos
las imágenes. Si estudiamos las ilustraciones que aparecen en cada voz, nos
damos cuenta de que en cada una de ellas predomina una estación del año
distinta, lo que hace referencia al estado anímico de los personajes de la
historia. Además de esto, podemos ver como la madre de Carlos está presente, no
solo en su voz, sino en todas las demás exceptuando la del padre de Mancha. Aunque
no aparezca representada, Carlos siempre la nota cerca y muy presente en todas sus
acciones. Así, su madre aparece en las farolas, las nubes, las sombras que se
ciernen sobre él…pues todas tienen la silueta del inconfundible sombrero rojo
que lleva su madre a todas partes, lo que lo convierte en un niño temeroso y
retraído.
A todas estas
aportaciones, hay que sumarle la presencia del intertexto lector. Anthony
Browne realiza varios juegos intertextuales a lo largo de toda la obra que nos
llevan a realizar inferencias como es el caso de la fuente que se muestra en el
parque, la cual nos recuerda inevitablemente a La fuente de Neptuno de Giambologna o a la presencia de una silueta
que evoca a Mary Poppins. Por tanto, la presencia del intertexto lector en esta
obra es notable, ya que está plagada de referencias para el lector, para aquel que posea un bagaje cultural
apropiado que le permita realizar todas las inferencias que ofrece la lectura.
Un claro ejemplo es el regreso a casa desde la perspectiva del padre de Mancha.
En este momento el señor vuelve más animado junto a su hija y los cuadros de la
Mona Lisa y El caballero sonriente que se veían antes en dirección al parque
son ahora personas que bailan alegres, al igual que el Papa Noel que pedía limosna
al principio de la tarde. Además, al fondo de la ilustración vemos la silueta
de un gorila que nos recuerda a King Kong sobre un edificio iluminado con luces
de colores. Todos estos juegos intertextuales que Anthony Browne incluye con
gran maestría nos transmiten la sensación de felicidad y alegría a pesar de las
dificultades que atraviesa esta familia.
Por tanto, a través de las
distintas perspectivas que ofrece el libro, plasmadas con una intencionalidad
clara en cada una de ellas, se nos presenta una historia sobre los prejuicios y
las clases sociales, sobre la importancia de no dejarse guiar por las
apariencias y lo que es más importante, sobre la esperanza y el optimismo con
el que hacemos frente a nuestras situaciones cotidianas.
Anthony Browne nos
demuestra a través de este álbum ilustrado que la felicidad no depende del
dinero que tengas. Una muestra clara de ello son los adultos de la historia,
pues la mujer a pesar de vivir en una enorme casa parece ser mucha más infeliz
que el hombre que vive en un barrio pobre y pertenece a una clase social inferior.
Pues muchas veces es más feliz el que menos tiene, ya que disfruta de las
pequeñas cosas de la vida, que son, en definitiva, las que nos hacen felices. Por
tanto, Voces en el parque, es a mi
parecer, un libro de obligada lectura.
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