miércoles, 21 de abril de 2021

Entradas en azul. Kitty Crowther. El niño raíz. Lóguez

 

Título: El niño raíz

Autora e ilustradora: Kitty Crowther

Traducción: Ester Sebastián López

Editorial: Lóguez

Año: 2015. Ed. Original: 2003

Páginas: 36

Encuadernación y formato: 20,5 x 26,6 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

Volvemos a la belga Kitty Crowther (1970) después de la reseña de la publicación de su último título en castellano, Madre medusa. Muchas de las claves de su obra se pueden disfrutar en la lectura del artículo de Tabernero-Sala (2016) en el que repasa las características de su obra destacando el aspecto intimista de sus narraciones, así como referentes que conectaban con su obra como Tomi Ungerer, Arnold Lobel, Beatrix Potter, Astrid Lindgren o Wolf Erlbruch. En El niño raíz hay una invitación a esa exploración desde el universo de la tradición oral y la vuelta al bosque, una protagonista femenina (Leslie) y unas guardas en el que un pequeño duendecillo alado nos abre el telón (aquello de la teatralidad que citaba Van der Linden) de una divertida historia de fantasía hacia lo desconocido y misterioso del bosque. Un lugar, desconocido, con el que en una entrevista de 2017 Kitty Crowther señalaba como su destino en el proceso creativo aprovechando para citar a uno de sus artistas favoritos: David Bowie.

Creation is a very interesting process, I figure out that I love to go into the unknown (citando a David Bowie)

El inicio narrativo nos presenta un lugar desconocido, propio de la tradición oral, fuera del tiempo y sin concreción: un inmenso y profundo bosque que no figura en ningún mapa y en el que el mito que le rodea es que el fin del mundo está al final de dicho lugar. En ese punto, nos presentan a Leslie que tiene un problema con un zorro zampa gallinas y, en ese punto, nos avisa en la narración de que lo que pasará a continuación le cambiará la vida por completo. Ese inicio de texto, desgrana con cuidado todos los detalles para engancharnos y querer descubrir qué está pasando en ese bosque, si tendrá que ver con el zorro, si será el fin del mundo. De una manera precisa y clara, abre la puerta de un misterio que activa la necesidad del lector para ayudar a Leslie a seguir las pistas de las pisadas del zorro. 


La ilustración inicial del bosque está repleta de luz en su naturaleza, su hierba y sus flores, pero para que ese ambiente de misterio sea aún más evidente el paso de página nos revela un bosque que oscurece y con la tensión por desconocer la cara de Leslie tapada por la solapa de su chaqueta y el gorro que lleva encasquetado. Misterios, más misterios, las pisadas y… un ruido, un túnel lleno de zarzas en el que se pierden las pisadas. En tres páginas y tres ilustraciones nos acerca cuidadosamente a un mundo fantástico que desconocemos (tanto Leslie como nosotros) en el que se nos desvelan nuevos detalles desde la voz omnisciente (en este caso, nos anticipan una información que la protagonista desconoce y nos invita el texto a ubicarnos en otra posición: la tensión por qué le pasará a Leslie). Atravesando el túnel, nos deja más elementos para que elaboremos pesquisas e inferencias al paso de página creando un clímax entre texto e imagen que nos conduce hasta el descubrimiento del niño raíz y, en ese momento, se acerca cantándole una canción (dulzura que también se expresará introduciendo el color de las plantas a su alrededor).


A partir de este encuentro, el haz de luz fijando la narración en un ambiente íntimo que nos recuerda a las historias al calor de la lumbre reconocemos el rostro de Leslie y al ser que ha encontrado triste y sollozando. En este punto, comienza una segunda parte de la narración que es la que se crea junto al niño raíz que se encuentra perdido y Leslie acogerá.  Comienza una narración y se concluye la anterior conociendo al zorro que perseguía y la finalidad de sus acciones. 

Esta segunda parte en la interacción de Leslie y el niño raíz es tremendamente humorística, pero abraza aspectos de la cotidianeidad y otro aspecto que señalaba Tabernero-Sala (2016) es la incomunicación. Silencios y el reconocimiento de sus pensamientos internos descritos por el narrador y que nos invitan a un final tierno y simbólico en el que se plantea el pequeño recordatorio de nunca deshacerse de la exploración de lo desconocido frente a la realidad y las rutinas. Adoramos lo desconocido y a Kitty Crowther, sin duda.

Fran Martínez

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Web de la editorial:

https://www.loguezediciones.es/libro/ver_libro_coleccion?id=286

Instagram de Kitty Crowther

https://www.instagram.com/kittycrowther/

Referencia

Tabernero Sala, R. (2016). Lecturas adultas y lecturas infantiles. El universo de Kitty Crowther en la formación del mediador como lector literario. Revista de estudios socioeducativos: RESED, (4), 52-65.



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