Título: El pájaro que llevo dentro vuela adonde
quiere
Autora e ilustradora: Sara Lundberg
Epílogo: Alexandra Sundqvist
Traducción: Carmen Montes Cano
Editorial: Galimatazo
Año: 2022. (Ed. or. 2017)
Páginas: 128
Tamaño: 17 x 21 cm
Reseña
Cuando empecé esta reseña pensaba en diferentes títulos que
rompían la convención de que el álbum es un soporte de unas 32-36 páginas de
extensión. Cuando reflexionaba en esos títulos los graduaba en mi mente, desde la narrativa
visual del cubano Ajubel en Robison:
una novela en imágenes inspirada en la obra de Daniel Defoe (Media Vaca,
2008), pasando por otros álbumes que han pasado por el blog como Noche
de tormenta (Lemieux, 2000), Duelo
al sol (Marsol, 2019) o The
rock from the sky (Klassen, 2021) o Le plus bel été du monde (Delhine Perret, 2021) próximamente en el blog. Obviamente, hay más títulos que
traspasan esa frontera de la extensión e incluso con el empleo de lenguajes de
otro tipo de narrativas gráficas (como el cómic, por ejemplo), pero tendría una
conexión con He
visto un pájaro carpintero (Skibinski, 2020) y el expresionismo de Ala
Bankroft en sus ilustraciones. Pese a que la temática y la perspectiva es
diferente, ambas parten del reflejo biográfico, como en este El pájaro que
llevo dentro vuela adonde quiere. En la información editorial de la
contracubierta se define como “novela ilustrada” y por la función que tienen
texto e imagen se podría entender como álbum ilustrado. Supongo que muchas
veces el problema es el circuito en el que se mueven las obras, se asocia a los
autores o al público al que se quieren dirigir. O, simplemente, el problema
surge en querer clasificar todo de manera categórica. Discusiones que muchas
veces nos recuerdan los prejuicios y convenciones.
La autora e ilustradora sueca Sara Lundberg concedió una interesante entrevista sobre el proceso de creación para la página Picturebookmakers (enlace) y cuenta que este proyecto le llevó dos años para completarlo. Los resultados en premios, traducciones a otras lenguas e interés de la crítica con la inclusión en la lista de los White Ravens en 2018. La narrativa se centra en el traslado ficcional de la infancia de la pintora sueca Berta Hansson (1910-1994) e inspirado no solo en sus diarios y correspondencia, también en la obra pictórica de la artista. La voz de la narración se pone en primera persona para trasladarnos a otro tiempo y el reflejo de las dificultades de romper con las convenciones sociales en un pequeño pueblo donde crece la protagonista. Empleando prioritariamente la ilustración a doble página, además de la página sencilla, el texto nos traslada a su entorno familiar donde conocemos a los integrantes de su familia y su relación con ellos. Principalmente, uno de los aspectos clave está en qué supone crecer como mujer en un pueblo a principios del siglo pasado. Crecer con una visión personal, con una voz propia y que esta sea silenciada o quiera ser soterrada. Divertidas anécdotas con sus dibujos en la escuela y la supresión de cualquier atisbo de pensamiento divergente. En el ámbito de la pintura sueca, me resulta imposible no recordar a otra pintora como Hilma af Klint (1962-1944) cuyas pinturas se conectan con los pioneros del arte abstracto, incluso precediéndola, pero que estuvieron cogiendo polvo mientras que otros autores se convirtieron en las figuras emblemáticas y pioneras de dicho movimiento.
La obra de Berta Hansson estaría más conectada con el
impresionismo y este tipo de ilustraciones son las que Sara Lundberg traslada
con delicadeza en su obra: a veces de manera más esquemática y otras con una
gran precisión de detalles. La simbología de los pájaros de arcilla, la
preocupación por el estado de salud de la madre (inevitablemente me acuerdo de Mi
vecino Totoro), el deseo de escapar, el descubrimiento del arte y de
personas que pueden entender su voz (su tío, el médico del pueblo), la pérdida,
la rebelión a sentirse callada, escapar y volar. Ese diálogo y pugna interna
que le llevan a dudar de sí misma, cuestionarse y verse aprisionada entre
continuar con la labor que se le supone dentro de su familia o el de explorar su
propia voz. Las ilustraciones evocan perfectamente esas sensaciones y las
vivencias de la protagonista, los paisajes y algunas en las que se prescinde
del texto: el silencio cuando sube a los árboles, el recuerdo ingrávido junto a
su madre, el humo por la puerta en su huida, la contemplación de las pinturas
en casa del médico y, como cierre, la vista de pájaro del pueblo. Perfecto
reflejo de la libertad soñada.
Las bellas metáforas visuales que acompañan al texto tienen un lugar recurrente: sus manos. Nos coloca la autora en su punto de vista, en el espacio de creación (con la referencia interpictorial con el fresco de Miguel Ángel y La creación de Adán) de sus dibujos, su experimentación y la melancolía que acompaña al texto (también en el momento que remueve el puchero). Las ilustraciones están cargadas de un elemento poético y simbólico que nos acompaña a través de los paisajes, su mirada perdida entre su melena, la soledad del prado, la calma de sus pies en el río para extraer la arcilla, el paso de las estaciones desde las vistas panorámicas. Un juego de planos que nos va ubicando en el espacio inferencial de un relato donde participamos como observadores ante una mirada esquiva y melancólica. El texto conciso deja un espacio metafórico en el acompañamiento de la ilustración, amplía la recepción y en conjunto es una experiencia lectora que se paladea en todas sus dimensiones. Como expansión, el epílogo biográfico de Alexandra Sundqvist sobre Berta Hansson termina de ubicarnos temporalmente en el contexto de su infancia, su interés por Manet, Monet y Gaugin y Van Gogh y el descubrimiento de sus pinturas para la primera exposición que realizó en Estocolmo.
En resumen, El pájaro que llevo dentro vuela adonde
quiere es una joya ilustrada, o cómo se quiera bautizar
a esta narrativa gráfica, y cuyos reconocimientos evidencian el perfecto acompañamiento
de la infancia de una autora en una época en el que las convenciones sobre
el papel de la mujer en el arte estaba cuestionado. Un perfecto recordatorio
en una época en el que las biografías ilustradas suponen una tendencia estable
en el mercado editorial (no siempre con buen gusto) y la reflexión personal
sobre la incomprensión del pensamiento divergente. Un interesante recordatorio
que, en la actualidad, debemos seguir cuestionando ante el auge de tendencias
políticas que se ubican en la negación y persecución del divergente. Al hilo del pájaro y la representación de la libertad, el recuerdo y la
esperanza con un maestro como Marco Lodi y el 50 aniversario de Cipì,
una obra que nos recuerda a otro tipo de mirada en la escuela y de aquellos que
miran por la ventana con la cabeza llena de curiosidad. Como no, también pájaros.
Sara Lundberg, como bien decía en la entrevista a la que hice anteriormente mención, esta es una historia sobre no traicionarse a uno mismo, de seguir los dictados del corazón. Pese a que eso conlleve contradecir y rebelarte ante quienes más quieres (y, a su modo, te quieren). No podía dejarme el acompañamiento musical con un hit del pop sintetizado de Bronski Beat, aunque en este caso es otro tipo de huida, la necesidad de volar que se materializa en esta frase de la canción: “But the answers you seek will never be found at home”.
Fran Martínez
https://www.instagram.com/caballo_de_carton_azul/
Instagram Sara Lundberg
https://www.instagram.com/lundbergskan_sara/?hl=en
Web Sara Lundberg
Web editorial Galimatazo
https://www.galimatazo.com/libro/el-pajaro-que-llevo-dentro-vuela-adonde-quiere
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