Título: Noche de tormenta
Autora
e ilustradora: Michèle
Lemieux
Traducción: L. Rodríguez López
Editorial: Lóguez
Año: 2000
Páginas: 240
Encuadernación
y formato:
21,5 x 14,7 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano.
Reseña:
En el discurso de la literatura infantil y juvenil se
encuentran multitud de temáticas que encuentran acomodo en los cambios de
valores de las sociedades occidentales. Recuerdo en el libro de Colomer (2010)
cómo se señalaba el tratamiento de temáticas complejas o la entrada del
existencialismo dentro de los títulos que emergían en la LIJ con ejemplos de títulos
en los que se daba cabida a la tristeza como El árbol rojo de Shaun Tan
o El libro triste de Michael Rosen ilustrado por Quentin Blake.
Herramientas ficcionales para que las personas que median en la interacción
literaria tengan un amplio abanico de recursos para los que iniciar un diálogo.
Noche de tormenta de Michèle Lemiux (Quebec-1955) es un álbum atípico en
su longitud y con una propuesta gráfica minimalista (no tan reduccionista como La
parte que falta de Shel Silverstein) en blanco y negro que en diferentes
dobles páginas desborda en detallismo y con un elevado poder sugestivo en la
relación entre imagen y texto (y con un humor en algunas de ellas propio de
Tomi Ungerer en su faceta más subversiva o Edward Gorey). Estas dobles páginas sirven
como interludios y mostrar el estado de ánimo que se seguirá en las siguientes
secuencias que emplean la página izquierda para el texto y la derecha para la representación
icónica de los pensamientos de la protagonista insomne del libro: en su cama y
junto a su perro mientras que las preguntas se acumulan en su cabeza.
El inicio del libro, desde una portadilla que nos sugiere un lugar plácido donde dar esa cabezada merecida, se basa en una narración sin palabras originada por un zoom que nos muestra cómo el cielo se viste de tormenta y la ubicación de una casa en la que vemos cómo la protagonista sigue las rutinas previas para irse a dormir. Aunque, esa noche no puede atormentada por preguntas y tentativas de respuestas que se encadenan después de cada interrogante. “¿Dónde finaliza el infinito?” Para después preguntarse: “Si se hace simplemente un agujero en el cielo ¿puede verse el infinito?” Y en esta progresión, comenzamos la noche de tormenta.
Estamos acostumbrados a que el libro infantil muestre
respuestas o aprendizaje morales que transmitir, pero también hay libros que
desafían ese papel pasivo del lector. En concreto, sobre el planteamiento de
estas cuestiones, tenemos ejemplos como el Libro de las preguntas de
Neruda ilustrado por Isidro Ferrer, Así es la vida de Tomi Ungerer, ¿Qué
puedo esperar? de Britta Teckentrup y, a modo de juego, ¿Qué
prefieres..? de John Burningham. Además, la ingeniosa y desafiante propuesta
de la canadiense Michèle Lemieux le llevó a ganar el Bologna Ragazzi Award en
1997.
Un libro que además tuvo su posterior representación a un corto de animación, Nuit d’Orage (2003), con el que también obtuvo diversos galardones y una trayectoria en la que siguieron cortos como Here and the Great Elsewhere (2012). De alguna manera, esta faceta de animación y existencialismo nos puede conducir a otros ejemplos paradigmáticos como las obras maestras animadas de Don Hertzfeldt o el reciente The Midnight Gospel (especialmente su final). De su trayectoria previa a la creación de este libro hay pistas sobre el surrealismo con el que elige representar las preguntas de la protagonista por su ilustración del libro de limericks de Edward Lear There was an old man…(1994).
Ese humor e iconicidad irreverente es la que sirve para
destensar la incertidumbre de las preguntas con imaginaciones tan divertidas
como: “¡Imagínate que brotamos del suelo como las legumbres…!” en una
imagen que, por no abandonar el imaginario cinéfilo, nos puede recordar a unos
personajes de Amanece que no es poco. Un título que nos sirve para conectarnos
de nuevo con el título de la obra.
Además de estas imágenes divertidas, el segundo asidero para relativizar la carga de las preguntas es el divertimento con su perro Fido, mientras habla de sus emociones, de sus interrogantes sobre el futuro, de qué será capaz de conseguir, sueños (y referencias a Platón) y miedos (como la muerte y la idea de resurrección). Preguntas que muchos de nosotros, como adultos, hemos respondido de alguna forma y sirven para la construcción de quiénes somos. Preguntas que, obviamente, el niño o la niña también se hará en algún momento. Y, para aliviar de nuevo la carga, una vuelta a las necesidades fisiológicas terrenales: “tengo hambre”. Momento para encarar la secuencia final del libro y concluir majestuosamente un libro-álbum sensacional.
Noche de tormenta de Michèle Lemieux es un libro-álbum
maravilloso en el que navegar por el drama y la comedia de una vida efímera,
reflejada en la curiosidad imaginativa del viaje interior que hace su
protagonista. Si no tenemos respuestas, mejor una buena historia. Un libro “esencial”.
Fran
Martínez
Web de la editorial:
https://www.loguezediciones.es/libro/ver_libro_coleccion?id=97
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