Entradas en azul. Sergey Kozlov y Yuri Norstein & Francesca Yarbusoba. Hedgehog in the fog
Título: Hedgehog in the fog
Texto:
Sergey Kozlov y Yuri
Norstein
Ilustradora:
Francesca Yarbusova
Editorial: Rovakada Publishing
Año: 2017
Páginas:
Encuadernación
y formato:
x cm. Tapa dura.
Idioma: inglés.
Reseña:
El cineasta Yuri Norstein (1941) creó junto a Francesca
Yarbusova una serie de cortometrajes animados que son considerados como obras
maestras de la animación cinematográfica y en 2003 un jurado especializado en
el Laputa Film Festival
(homenaje a la joya de Miyazaki) en Tokyo. En segundo lugar, también estaba
otro relato animado de Norshtheyn como el desgarrador Tale of tales en el
que la melancolía y las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial marcaban la
narrativa repleta de simbolismo. Erizo en la niebla (1975) formaba parte
de una trilogía que se basaba en la tradición oral rusa con joyas como El zorro y la liebrede
1973 (muchos comprobaréis las similitudes narrativas con El pequeño conejo
blanco de Ballesteros y Villán) y la La gruya y la garza en
1974.
El zorro y la liebre (1973)
Cortometrajes que nos muestran la sensibilidad de las adaptaciones
artísticas de estos relatos tan alejados de las estrategias norteamericanas de
Walt Disney, en los que imaginaríamos el uso de la música y la adición de personajes
secundarios para realizar chascarrillos (o incluso la invención de otros para el
blanqueamiento detrás de la idea de infancia dócil e inane). Un ejemplo claro
lo tenemos en la adaptación del personaje de Milne, Winnie The Poh de
Fyodor Khitruk en tres maravillosos cortometrajes). Comparen la visión del
personaje en la conocida versión de Dinsey y en esta joya de la animación (enlace).
La garza y la grulla (1974)
El empleo de la música, las referencias artísticas al cine
mudo y la comicidad en La garza y la gruya, la determinación y el
sentido del humor en El zorro y la liebre que fueron las simientes de
esta absoluta joya que partía del texto de Kozlov para que el dúo Yarbusova y
Norstein se dedicasen a la traslación artística y sensible en el que se diluye
la necesidad de mostrar la realidad adulterada a su público e introduce a
través del simbolismo una preciosa narración sobre la existencia y la vida,
sobre la manera en que nos adentramos en una densa niebla en la que sentimos
miedo y alivios ante lo desconocido, alianzas y amenazas. La exploración de nuestra
existencia encarnada en ese pequeño erizo que salió de casa para encontrarse
con su amigo, el cachorro del oso, para contar las estrellas sentados uno al
lado del otro, compartir mermelada de frambuesa y la luz del candil.
El álbum traslada las imágenes de la película y, obviamente,
hay una merma en el acercamiento al libro cuando tiene un referente en el que
la música, los sonidos y la atmósfera son imposibles de trasladar al texto y
las imágenes. El texto opta por introducir los matices que se pierden de un
medio al otro. Aún así, es delicioso ver ese acompañamiento silente del búho
tras el erizo (que me recuerda a Pat Hutchins), la mirada al reflejo del agua
para ver el brillo de las estrellas, el eco de sus palabras al asomarse al pozo
y la visión mágica del caballo blanco envuelto en la niebla. Un momento mágico
en la película y la manera en la que con inocencia decide adentrarse en la
neblina preguntándose qué pasaría si el caballo se quedase dormido: ¿se lo
tragaría la niebla?
El halo de misterio en la película difícilmente se puede trasladar
a la ilustración, especialmente porque la tensión narrativa de cada una de las
apariciones suscita una reacción inmediata al espectador: el pánico ante el
murciélago, la música potenciando esa sensación climática, las apariciones
repentinas del caballo mientras que el erizo se muestra como un personaje que
explora sus sentimientos y que se cuestiona constantemente en la niebla.
Hasta caer al río, donde se deja llevar asumiendo su destino,
pese a que un amigo “desconocido” le devuelve a la orilla. Aún no es el momento
de bajar el río, pero sí transformarse. El oso representa la estabilidad de la
rutina, la comodidad de la zona segura y, el erizo ojiplático se siente
reconfortado de estar a su lado, pero ya no solo tiene interés en contar
estrellas. Ahora le asaltan preguntas nuevas, recordando la visión de la yegua
blanca en la niebla.
En el libro, se añade una ilustración que rebaje y calme el misterio del
relato, con el búho como protagonista y recorriendo todos los sonidos que
encontraron en la noche. El trabajo de Norstein y Yarbusova se ha exhibido en
Museos alrededor del mundo y, Yarbusova también recibió la condecoración de la
Academia Rusa de arte.
Celebración de mi entrada número 50 en este periplo en El
caballo de cartón azul. Disfruten de la sesión de cine y saquen palomitas.
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