Título: Caperucita roja
Autor: Charles Perrault
Ilustradora: Sarah Moon
Traducción:
Jöelle Eyheramonno
Editorial: Anaya
Colección: Ratón Pérez. Dirigida por Etienne
Delessert
Edición: 1984.
Páginas: 40
Encuadernación
y formato:
18 x 22 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano.
Reseña:
Ha pasado más de un mes en el blog y aún no había recuperado
ninguna Caperucita roja. Hoy, es el día con una de las adaptaciones que más
interés ha generado en el ámbito de la investigación de la literatura infantil
y, especialmente, por la propuesta artística de Sarah Moon. La narrativa de
tradición oral no ha escapado de cualquier manifestación artística y,
obviamente, multimedia. No será una entrada que recupere estudios sobre la
pervivencia de Caperucita roja, recomendando los artículos de Teresa Colomer (desde
su Eterna Caperucita de 1996 hasta el repaso en uno de los libros esenciales
como las ediciones de Introducción a la literatura infantil y juvenil en
1999 y 2010). También, los estudios de Sandra L. Beckett con diferentes
manuales como Red Riding Hood for all ages (2008). Tan solo unos ejemplos,
otros los dejaré para otras entradas con esta temática que, os adelanto, será recurrente.
Podríamos señalar también la aparición de la figura de Caperucita
en la poesía de Gabriela Mistral, la balada que le dedicó Federico García
Lorca, Francisco Villaespesa o José Santos Chocano, las diferentes adaptaciones
y trasgresiones a partir de las recopilaciones de los Grimm o, en este caso, el
que fijó en 1697 su texto: Charles Perrault (que en el índice ATU figura con el
número 333). Incluso, junto a Perrault y Grimm en el ámbito del teatro con
Ludwig Tieck en 1800. Unas fechas que nos recuerdan que, obviamente, en la
transmisión oral podría estar siglos atrás.
La colección el Ratón Pérez dirigida por Etienne Delessert estuvo
centrada en la nueva ilustración de cuentos populares por artistas que
interpretasen esos textos originales desde propuestas artísticas tan
reconocidas como las de André François (Las habichuelas mágicas),
Monique Felix (Hansel y Gretel) sobre textos de Grimm o de Perrault con Sarah
Moon, John Collier (La bella durmiente) y Roberto Innocenti (Cenicienta, que contó con la suerte de tener diferentes reediciones editoriales).
Jugando con los nombres de estos artistas, años después Sarah Moon realizaría
un documental sobre André François o, Roberto Innocenti que también tendría su
propia visión de Caperucita con La niña de rojo. La narrativa de
tradición oral, uno de los últimos refugios.
En esta propuesta de Sarah Moon la protagonista es la fotografía con once instantáneas que se alternan con el texto de Perrault que se recoge en la doble página en blanco y encuadrada en un recuadro en el que observamos la fotografía con las manecillas de un reloj que inicia la narración a las 5 en su primera aparición, con la fórmula de inicio “Érase una vez”. En esa alternancia entre páginas que recogen el texto y las ilustradas por fotografías en blanco y negro con una inspiración muy marcada por el cine noire y una estética que entroncaría con el momento cultural de inicios de los 80, época del post-punk y emergencia de corrientes como la No-Wave. Curiosamente, el empleo de las horas en el reloj en cada página me recuerda a un artista de esa generación como Christian Marclay y su película-instalación The Clock (una grabación de 24 horas realizado exclusivamente a partir de los relojes que aparecían en otras películas y ordenándolos cronológicamente).
El blanco y negro, el cuento de Perrault con su final negativo (como cuento de advertencia y que, muchos teóricos, han apuntado al componente de la violación), la representación de la niña con esa especie de ruptura inicial del bosque a la ciudad (Era la más bonita que se pudo ver jamás…), el contraste de las luces y las sombras en su paseo por la ciudad, el coche que se detiene al cruzarse en la calle y el recorrido hasta la casa de la abuela. Finalmente, la sombra del lobo aparecerá y, con ella, nuestra protagonista. Y una cama deshecha. Este libro es una joya en su propuesta artística y, desgraciadamente, un objeto de coleccionismo.
No sería la primera vez que el cuento de Caperucita roja inspiraría a la fotografía y nos tenemos que retrotraer a Henry Peach Robinson en 1858, con la narración empleando cuatro imágenes.
Y, en línea con la última imagen, esta pertenece a la exposición de Miwa Yanagi en 2004, aunque esta se acerca más al final de los Grimm, pero es un contraste perfecto a la última imagen del libro por Sarah Moon.
En definitiva, con Caperucita roja de Sarah Moon se inician una serie de entradas periódicas con esta temática. Y, alguna más relacionada con la fotografía caerá.
Fran
Martínez
Referencias de interés
Beckett, S. (2008). Red riding hood for all ages : a
fairy-tale icon in cross-cultural contexts. Wayne State University Press.
Colomer, T. (1996). Eterna Caperucita. La renovación del
imaginario colectivo. CLIJ (Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil),
(87), 7-19.
Colomer, T. (1999). Introducción a la literatura infantil y
juvenil. Síntesis.
Colomer, T. (2010). Introducción a la literatura infantil y
juvenil actual (2a ed. amp.). Sintesis.
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