miércoles, 27 de octubre de 2021

Entradas en azul. Margaret Wise Brown y Clement Hurd. Buenas noches, luna. Corimbo

 

Título: Buenas noches, luna

Autora: Margaret Wise Brown

Ilustrador: Clement Hurd

Traducción: Ana Galán

Editorial: Corimbo

Año: 2003. Original: 1947

Páginas: 32

Encuadernación y formato: 22 x 26 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

Esta es la tercera entrada dedicada a la neoyorquina Margaret Wise Brown (1910-1952) después de la nueva ilustración de El pájaro muerto y The Little island (firmando como Golden MacDonald) y se trata de uno de los títulos más conocidos de la Literatura Infantil (y vendidos) con este Buenas noches, luna pese a que el éxito fue posterior en el mercado norteamericano. Un libro ideado para el momento en el que calmar al lector infantil para acostarse y generar un pequeño mantra con el que despedirse de todos los elementos de la habitación (inclusive la nada) y conciliar el sueño en una noche estrellada. El protagonista de esta historia es un pequeño conejo que se encuentra en su cama (en la habitación verde y tranquila) en el que el texto enumera diferentes objetos: un teléfono (que es el punto donde mira el conejo, no sabemos si esperando una llamada de una persona querida o, por fantasear, que Gianni Rodari le cuente un cuento), un globo rojo (ese que Iela Mari posteriormente transformaría en arte) y un cuadro de…

En la imagen vemos claramente dos cuadros (relacionados con la tradición oral: los tres ositos y la nursery rhyme Hey diddle diddle y el célebre verso sinsentido “The cow jump over the moon”). En ese paso de página, se enumeran ambos y se observan los detalles enmarcados en la visión que tendría el pequeño protagonista (que es, ahora, el lector que es invitado al sueño) en blanco y negro, cambiando el registro de un color chillón con la predominancia de la intensidad del verde y rojo. Esta combinación es la que irá creando un trance y abriendo la puerta de sueño (y observamos de manera emborronada que, posiblemente, los tres ositos también tienen el mismo cuadro de la vaca saltando la luna en su habitación). El foco en el que se enmarcan las descripciones del texto, con sus rimas para inducir a la musicalidad de la nana, sigue alterándose a cada paso de página. Reconocemos la habitación (mientras el tiempo también pasa en las manetas del reloj (de las 19:00 a las 19:10 h. en la siguiente ilustración a color).

Ese juego con el foco y las anticipaciones con los elementos que seguirán en el juego se alteran como una pequeña sinfonía al presentarse dos elementos nuevos: el peine, el cepillo y el cuenco de cereales que se veía en la primera ilustración a color, pero no en la anterior, y una viejecita tejiendo que aún no ha sido presentada y no veremos en color hasta pasar la página. Ese baile de detalles, esa precisión en la información, finalmente se desvela en una doble página en la que observamos la panorámica completa y la luna se hace más evidente en la ventana (son las 19:20 h.). El álbum seguirá con esta mecánica del paso del tiempo de diez minutos en cada intervalo de página hasta el sueño a las 20:10 horas.

Comienza el ritual del sueño: Buenas noches, habitación tranquila. Y, momento para que el juego de descubrimiento sea un ritual de despedida del mundo tangible hacia el del sueño. Buenas noches, luna. Buenas noches, vaca que salta sobre la luna fina. Estas pequeñas rimas y la condición de clásico, también ha provocado que su uso en la investigación sea habitual en diferentes épocas (en Google Scholar citado 291 veces) y encontramos investigaciones sobre el aprendizaje en lengua inglesa de aspectos fonéticos o para el estudio del lenguaje materno, por ejemplo.


Una de las investigaciones que me resultan más interesantes, en esa combinación de semántica y semiótica del análisis multimodal, es la que realizan Painter et al. (2013). En el análisis de la composición visual del espacio se refieren a esa combinación de visión panorámica (de la habitación a color) hacia el blanco y negro extrayendo elementos concretos en los siguientes términos: “Each picture has an ornate picture frame to emphasise that it is at one remove from the world of baby’s bedroom and also that it has an iconic status as a valued aspecto of childhood” (p. 108).

Otra suposición era que el cambio de colores empleado por Clement Hurd (1908-1988) estuviera relacionado con las características de la visión de los conejos (campo de visión de casi 360º) y hubiera sido curioso que su visión fuera en blanco y negro (para tener un significado adicional ese cambio de color), pero ojeando por diferentes espacios parece que son capaces de identificar pocos colores (especialmente el verde y el azul). En ese ámbito investigador, volvemos a la charla de Sophie van der Linden que acompañaba la reseña de Lune de Junko Nakamura (enlace de YouTube, a partir del minuto 6) en el que analiza el ritmo de Buenas noches, luna, el valor de las repeticiones, la materialización de los objetos seleccionados en esos marcos en blanco y negro (de nuevo, inclusive la “nada”).

Me encanta cómo analiza esos elementos cotidianos y señala la pareja de elementos en blanco y negro formados por la “nada” y la papilla. Una abstracta e infinita, otra cálida y el sustento alimenticio. Por cierto, un cambio de colores que también recordamos del clásico de Remy Charlip con Afortunadamente (el mismo artista que ilustró inicialmente El pájaro muerto de Margaret Wise Brown). Sophie van der Linden también comentaba la importancia de todos los elementos que componen el álbum y que siguen reforzando como atemporal la definición de Barbara Bader en 1976: A picturebook is text, illustrations, total design; an item of manufacture and a comercial product; a social, cultural, historical document; and foremost an experience for a child” (p.1).

En una semana dedicada a la luna era una obligación pararse en uno de los clásicos de la Literatura Infantil. Un álbum tierno y, como han podido apreciar, un ejemplo de la profundidad que esconden (algunos) de estos libros. Un placer estético-literario que se puede llevar más allá con la narrativa paralela de la ratoncita inquieta que se pasea por la habitación y aparece en cada una de las ilustraciones a color, cómo es advertido en un momento por el gato blanco que jugaba con un ovillo, pero que finalmente no será atrapada y se despedirá mirando la luna. Y, como no, esa despedida a la luna en una de las escenas más tiernas de la serie The Wire con Kima pasando la noche con el hijo de su ex-pareja y despidiéndose de los elementos cotidianos de las calles de Baltimore (luna, estrellas, policías, chulos, estafadores,... a todo el mundo): 

Goodnight moon

Goodnight stars

Goodnight po-pos

Goodnight fiends

Goodnight hoppers

Goodnight hustlers

Goodnight scammers

Goodnight to everybody

Goodnight to one and all.



 

Fran Martínez

Twitter

 

 

Web de la editorial

 http://www.corimbo.es/book/33/

Referencias

Bader, B. (1976). American picturebooks from Noah’s Ark to The Beast Within. Macmillan Publishing Company.

Painter, C., Martin, J., y Unsworth, L. (2013). Reading visual narratives: image analysis of children’s picuture books. Equinox.

Van der Linden, S. (2020). El álbum ilustrado como herramienta de educación visual y estética | Sophie Van der Linden | CILELIJ. https://www.youtube.com/watch?v=Sp8xDufEw6I

 

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