jueves, 9 de junio de 2022

Entradas en azul. Charline Collette. L'âge de la forêt. La joie de lire

 



Título: L’Âge de la foret

Autora e ilustradora: Charline Collette

Editorial: La joie de lire

Año: 2022

Páginas: 48

Tamaño: 18 x 38 cm




La modestia de los árboles es infinita. Cuando la brisa matinal los acaricia, ellos dejan caer dos hojas tiernas, y cuando el vendaval los agrede sin piedad, endurecen sus ramas como rejas. Su tronco recobra entonces la solidez de su origen, y el temporal se aleja, con lluvia de vencido.

(Mario Benedetti, fragmento de Árboles)

Reseña

Vuelta con otro álbum que me capturó por las ilustraciones de Charline Collette y la forma en la que representaba unos paisajes envueltos de color en este L’âge de la forêt [La edad del bosque]. Desde el formato escogido para su narrativa en el que prima la dimensión vertical para representar esos anillos de vida del tronco del árbol que divide la cubierta y contracubierta. Un formato en contra de la gravedad como el crecimiento de un árbol. Entre el álbum ilustrado de ficción e informativo, su narrativa se presenta a través del diálogo de Anna el día de su sexto cumpleaños y la visita a la casa de sus abuelos para la celebración. Ese inicio, con voz omnisciente, deja paso a un texto dominado por los diálogos de Anna con sus abuelos y la tarea que debe cumplir Anna para completar su pastel: recoger moras del campo con su abuelo.



Ese viaje por el campo se articula con el diálogo entre Anna y su abuelo sobre las dudas de Anna sobre la naturaleza, la edad de los árboles, el tiempo que llevan en el bosque, cómo se diseminan sus semillas, el tiempo de recolección y tala, etc. En definitiva, preguntas para comprender las historias que esconde la naturaleza del bosque. Para responder a sus preguntas, Charline Collette traslada a sus personajes fuera del tiempo y se insertan en esas pequeñas historias del ecosistema que les rodea. En ese punto, el álbum podría pivotar con el libro informativo ante las respuestas del abuelo a las diferentes cuestiones. La tipografía delicada y ligada del texto se entremezcla con unas ilustraciones ensoñadoras, especialmente las visiones generales del bosque con sus contrastes de color para envolvernos en una ambientación de ensueño.


La combinación de texturas y trazos me recuerdan a Manuel Marsol y la belleza de sus paisajes fragmentándose en diferentes unidades narrativas (dividiendo la doble página, empleando la página sencilla y principalmente la doble página). La vegetación plena de contrastes, salpicadas con formas redondeadas y combinando sus colores como manchas de color construyen un escenario armónico y recorremos la edad del bosque desde la edad de hielo hasta la actualidad. Salvando las distancias, me recuerda al maravilloso Érase una vez y mucho más será de Johanna Schaible por ese recorrido por el tiempo y que se culmina con la noche de celebración con los farolillos colgados del árbol que transmiten el recuerdo de las noches de verano.


Un álbum delicado y con unas ilustraciones que envuelven una lectura sobre el tiempo y la naturaleza como un espacio de hospitalidad incondicional. Volviendo a Benedetti: estiremos nuestros brazos y apoyémonos en su tronco solidario.

 

Fran Martínez

IG: https://www.instagram.com/caballo_de_carton_azul/

 

Web de la editorial

https://www.lajoiedelire.ch/en/livre/the-age-of-the-forest/

Web Charline Collette

https://www.charlinecollette.com/l-%C3%A2ge-de-la-for%C3%AAt

Instagram Charline Collette

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miércoles, 8 de junio de 2022

Entradas en azul. Saehan Parc. Papa ballom. éditions 2024

 


Título: Papa Ballon

Autora e ilustradora: Saehan Parc

Editorial: éditions 2024

Colección: 4048

Año: 2021

Páginas: 48

Tamaño: 18 x 17,5 cm




Reseña

Me dijeron que en el Reino del Revés

Cabe un oso en una nuez

Que usan barbas y bigotes los bebés

Y que un año dura un mes

Vamos a ver cómo es

El Reino del Revés

(fragmento de María Elena Walsh)

 

Con estos versos tan reconocibles de María Elena Walsh volvemos con este divertido álbum ilustrado titulado Papa Ballon de Saehan Parc dentro de la colección 4048 de éditions 2024 (donde también habitan las aventuras de Jim Curious de Mattias Piccard que se editaron en España por Fulgencio Pimentel). En este reino del revés, la portada nos muestra una imagen que nos recuerda al clásico de Isol y El globo. No solo a ese título, sino a la mirada que cuestiona con agudeza al adulto y manteniendo su naturaleza gamberra. También podríamos mencionar Vida de perros, Secreto de familia o Imposible como acompañamiento, aunque con Papa ballon hay una pequeña diferencia. No avanzaré el desenlace.


El elemento que llama la atención a primera vista es la ilustración de Saehan Parc en la cubierta de Papa ballon con la combinación de elementos geométricos planos, los colores pastel y la forma en difuminar los colores. Esa combinación entre el aspecto naíf de líneas que recuerdan al Paint y la textura de los rotuladores para aportar color atrapa instantáneamente. Y, como no, el padre en forma de globo de la portada en el que únicamente aparece su bigote y ojos para aportar una simpática inexpresividad mientras vemos a Hana zamparse helados a dos manos. Otro de los elementos peculiares de su narrativa visual es la forma en la que establece los marcos en la imagen con diferentes formas ovaladas que emplearán diferentes colores según la situación narrativa y el contexto (se enrojecen si hay tomates, son de múltiples colores si Hana dibuja en las paredes). Pero resultan peculiarmente psicodélicos cuando esos óvalos enmarcan la situación con caras de diferentes personajes y se estiran deformándose para crear ese marco. Un elemento realmente peculiar y llamativo.


Centrándonos en la historia, la editorial apunta a que se trata de una fábula y encontramos el texto disociado de la imagen ocupando partes diferenciadas: en la izquierda un texto con narrador omnisciente en el que se incluyen diferentes diálogos y en la derecha las atractivas ilustraciones. La primera ilustración, supone el reflejo de la situación inicial: un día, sin previo aviso, todas las personas adultas se transformaron en globos. Además del peculiar marco con la cara del padre, el lector se ubica en un marco experiencial al compartir la vista de los personajes en la contemplación de los adultos-globo volando por el horizonte. El punto de vista de los personajes representados tiende hacia la oferta con puntuales demandas que interpelan con la mirada al lector, como en la primera ilustración que narra el cambio en el modo de vida de ambos personajes desayunando.

En Papa ballon observamos una parodia a partir del intercambio de roles entre el mundo infantil y el adulto. Convertidos en globos, los pequeños son los que se tienen que encargar de llevar a los padres al trabajo y mantener los diferentes establecimientos: Camille con la cafetería, Ahmed la panadería y Alice la heladería, por ejemplo. Esta primera parte es realmente divertida y con paradojas tan peculiares como las nuevas reglas que establecen en su nuevo papel como empresarios: Ahmed y Hana no saben contar, así que cada uno paga lo que supone que es correcto. Las reglas impuestas por los adultos sobre comer helado o los juegos se solucionan no llevándolos al parque al día siguiente. En este sentido, la comicidad de la inversión de roles no busca un espacio democrático de entendimiento, simplemente nos permite reflexionar sobre las imposiciones que los adultos imponemos a la infancia: a veces como muestras de afecto, otras como monsergas aleccionadoras. Observamos que el principio por el que se rigen los niños es el placer y la diversión, sin desatender a otras responsabilidades como el cuidado de sus seres queridos o el huerto (los divertidos tomates gigantes de los mellizos Klaus y Lukas que son regados de manera doble). Los niños cuando juegan mantienen a los adultos como espectadores, tan solo que no tienen el poder de interrumpir los juegos que la infancia lleve a cabo. Resulta divertido cómo el cuidado de Hana para que su padre no se vuele es pegar su hilo con cinta americana en la pared de una habitación que no permite al padre observarla pintando las paredes. El texto irónico en esta primera parte esconde pequeños guiños para el adulto o referencias a la serie Friends. Otro aspecto llamativo es que el adulto está siempre silenciado, al contrario que los niños de los que vemos su capacidad expresiva y sus bocas. Los adultos tan solamente contemplan de forma inexpresiva.


Una vez que todas estas nuevas normas y cómicas situaciones se describen en un texto con una tipografía que recuerda a la escritura caligráfica y escolar, aparece una doble página para trasladarnos a la segunda parte de la narración: una tormenta se avecina y los adultos volando por el cielo. En esta segunda parte, una vez asumida y conocida su realidad, la tormenta y el viento suponen el inicio del conflicto con el padre de Hana desapareciendo arrastrado por el viento. De nuevo, dos nuevos marcos experienciales que alteran la dinámica visual de las páginas anteriores para reflejar el conflicto: primero como una escena policial en la que la casa está desordenada y después la mirada al horizonte de la calle. La resolución, volvemos al inicio de la reseña, ofrece una visión menos subversiva y más cercana a Madrechillona de Jutta Bauer (invirtiendo los roles de la transformación, en este caso al adulto). Por el camino, Saehan Parc nos regala ilustraciones y escenarios repletos de color, detalles y con el extraño contraste entre los colores planos y los efectos difuminados en diferentes elementos (principalmente en las combinaciones de tres colores en el horizonte). Un álbum con unas ilustraciones con un gran poder de atracción.


Para finalizar, una ilustración realizada por autora coreana (afincada en Estrasburgo) para una columna del The New York Times de Amanda Hess: Does a toddler need a NFT? No me resulta sorpresivo en un modelo de capitalismo que intenta ocupar cualquier espacio de venta a nivel global y ante la escasez de recursos para explotar en entornos físicos, es el momento de explotar los digitales. La ilustración de Saehan Parc me recuerda a Lucky/Happy Hans de Maguma con esa segunda parte en la que el personaje acaba con unas gafas de realidad virtual encasquetadas. Inclusive desconocía que Zigazoo como una red social para la infancia donde también se incluye el comercio de NFT’s (aunque la verdad no tengo mucha opinión sobre este aspecto que se me escapa absolutamente). De nuevo, la noticia sirve como perfecto contrapunto a la narrativa de Saehan Parc: en este caso, los adultos y contextos digitales son los que intentan comerciar con la idea de infancia (o la edad que sea, lo importante es que las personas sean productivas y subyugadas). Al fin y al cabo, en manos del señor Dinero, tan solo somos globos.



 

 

 

 

Fran Martínez

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Web de la editorial

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martes, 7 de junio de 2022

Entradas en azul. Marie Mirgaine. Kiki en promenade. Les fourmis rouges

 

Título: Kiki en promenade

Autora e ilustradora: Marie Mirgaine

Editorial: Les fourmis rouges

Año: 2019

Páginas: 60

Tamaño: 21 x 27 cm





Reseña

Ahora que nos aproximamos al final de curso recuperaré algunos álbumes que me han llamado la atención en los últimos tiempos, especialmente por el componente de la ilustración. Una de las críticas del año pasado estuvo dedicada a Lucilla de Sarah Mazzetti que fue galardonada en la Feria Internacional de Bolonia con el Premio de Ilustración. El surrealismo de sus formas y la experimentación con el texto en conjunción con la imagen eran un claro ejemplo de la constante evolución en las corrientes artísticas en el álbum. En las próximas entradas pasarán por el blog diferentes ejemplos de la constante expansión artística en este soporte y algún clásico surrealista de Guy Billout.  A fin de cuentas, el álbum no deja de ser un producto cultural sujeto a los cambios en la literatura infantil, pero también de las corrientes artísticas y vanguardias (en forma y contenido).



Este viaje comienza con la autora francesa Marie Mirgaine y el divertidísimo Kiki en promenade (el paseo de Kiki). La dinámica del álbum es una triangulación entre el lector, el texto y la ilustración en la que el divertimento se centra en lo surrealista del paseo. Por una parte, el protagonista (Julien) empieza el paseo con Kiki (su perro) y el paseo apacible (podemos recordar el clásico de Pat Hutchins) comienza a sufrir pequeños contratiempos. Al menos, para la vista del lector: un águila se lleva a Kiki y la sustituye como el animal de paseo. El lector detecta el lado cómico de una serie de relaciones causales (después el tigre sustituirá al águila, el murciélago al tigre,…) que se van sucediendo al pasar la doble página. Los lugares que transita Julien cada vez son más peculiares, pero en ningún momento será consciente de cada cambio que se produce en su animal de compañía. El lector es el que infiere el mecanismo de este juego página a página, cada vez más estrambótico y divertido. Sin embargo, el texto asume esa nueva realidad con la mera descripción de “Julien pasea a su (cada animal que aparece en la narrativa)”. En ese espacio entre texto e imagen que son congruentes hay a su vez un juego de ironía con el lector que se siente cómplice de la acción que Julien es incapaz de apreciar. La carcajada está asegurada a cada paso de página.



Probablemente, ya conocemos diferentes álbumes que proponen este tipo de juego entre el lector y el binomio texto-ilustración, pero donde reside la peculiaridad de este álbum es en las texturas y formas de los personajes representados por Marie Mirgaine. El mismo año, sus libros de artista Fugues y A terre muestran su interés en la exploración de las formas, las texturas y el contraste de los colores para articular una narrativa con tintes dadaístas y nos devuelve a la constante expansión artística que la ilustración tiene en este soporte. Cada nuevo elemento animal, mineral o vegetal tiene un tratamiento que nos invita a mirarlo con calma y detenimiento por la fascinación de sus collages combinando colores y texturas. La combinación del detallismo, casi realista, con la imposibilidad de las formas y colores de otros elementos, visualmente tiene un impacto hipnótico. 



Fruto de esta experimentación, no es de extrañar que recibiera diferentes distinciones como la selección de libros ilustrados en Les Pepites del Salón del Libro de Montreal o la Mención Opera Prima en la Feria de Bolonia en 2020. Un álbum que desata carcajadas entre mi alumnado de 2-3 años en la escuela. Supongo que es un álbum que recoge la importancia del sinsentido en estas edades, que no ofrece ninguna lección moralizante y se centra en el placer de una narrativa que visualmente rompe con la esterilización y simplismo de otros muchos álbumes. De algún modo, la ruptura de estas convenciones icónicas es otro aspecto esencial en la formación de futuros lectores y una autora que pasará próximamente por el blog con más álbumes divertidísimos. 

 

 


 

Fran Martínez

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Web de la editorial

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Instagram Marie Mirgaine

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lunes, 6 de junio de 2022

Entradas en azul. Gustavo Puerta Leisse y Elena Odriozola (il.). Sentimientos encontrados. Ediciones Modernas el Embudo

 


Título: Sentimientos encontrados

Autor: Gustavo Puerta Leisse

Ilustradora: Elena Odriozola

Editorial: Ediciones Modernas el Embudo

Colección: Me lo pienso

Año: 2019 (2ª ed. 2020)

Páginas: 42

Tamaño: 34 x 24,5 cm

Reseña


Los álbumes de Ediciones Modernas el Embudo han sido reseñados en diferentes entradas del blog como un ejemplo de propuestas que son plenamente conscientes de incrementar la experiencia lectora en la primera infancia. En esta ocasión, nos remontamos hasta su primera referencia con Sentimientos encontrados que fue galardonado con la Manzana de Oro en la Bienal de Bratislava e incluido en la lista de los White Ravens en su catálogo de 2020. Un álbum que experimenta con el diseño para crear una propuesta de filosofía para la infancia que cuida cada uno de los detalles. De entrada, cada elemento del álbum encuentra una función: desde la cubierta para mostrarnos el exterior de la casa y fragmentada en 16 viñetas. De entrada, la referencia a las aucas en esta división también conecta con referentes más propios del cómic que del álbum por el nivel de fragmentación y al mismo tiempo se presentan como una unidad narrativa en la página posteriormente. El diseño exquisito de las guardas y una contracubierta que da nombre a las diferentes personas y animales que habitan en ese espacio. Una familia, desde el retoño Alejandro, la preadolescente Clara hasta la abuela Martina. Un espacio intergeneracional en el que experimentaremos con una encuadernación en espiral para distinguir tres espacios. En la parte superior el juego se basa en el reflejo del paso del tiempo a partir de un espacio visual fijo que nos servirá para apreciar el cambio a través del paso de página. Ya conocemos La casa de Innocenti, La casita de Virginia Lee Burton, las ventanas en la pareja de álbumes de Jeannie Baker o las láminas de Jörg Müller, como algunos ejemplos de sensación dinámica desde la restricción del espacio como elemento inamovible. Un time-lapse, digamos. Algo que el personaje de Paul Auster, Auggie (encarnado por Harvey Keitel en Smoke) nos mostraba como una de sus prácticas diarias.



En la parte superior izquierda, el paso de tiempo es para un árbol (volvemos a otros referentes: Las estaciones de Iela Mari o Little tree de Katsumi Komagata) con el ciclo de la vida encarnado en el reflejo de las estaciones en sus ramas. En la parte superior izquierda, la casa con sus dieciséis ventanas (viñetas), en dieciséis ilustraciones que pueden funcionar como narrativa visual independiente). Esa parte superior es la que Elena Odriozola borda con su habitual exquisitez, empleando el blanco y negro, para recrear minuciosamente la vida en cada viñeta: la decoración, los cuadros, los estampados, las plantas, los muebles… Y, de nuevo, las ventanas dentro de las ventanas para ver el paso del tiempo sobre un árbol que podríamos pensar que se trata del que aparece en la parte izquierda. También variaciones entre si vemos el interior de la estancia o nos ubicamos en la escalera del edificio. Un despliegue por el que el simbolismo que emplea Odriozola pivota entre lo costumbrista y el surrealismo. Viñetas que mantienen en esos cuatro niveles diferentes relaciones: a veces se relacionan entre ellas y sus personajes, otras reflejan la soledad de estos. El despliegue visual de las ilustraciones permite que el lector deambule por las habitaciones y decida seguir a un determinado personaje para volver y conectar entre las diferentes páginas una cronología de acontecimientos. El lector como detective con divertidos misterios fantásticos (como la página de las máscaras). Una suerte de peeping tom (en honor al metraje clásico de Michael Powell) en el que tenemos diferentes niveles de mirilla en el que adentrarnos en diferentes momentos y horas: la mirilla y el paso de las horas están presentes en las primeras ilustraciones de una viñeta de la planta baja.



Para acompañar a las ilustraciones de Elena Odriozola y establecer un espacio interpretativo lo más amplio y ambiguo posible, los textos filosóficos sobre dieciséis sentimientos (y aquellos asociados a este en una suerte de familia de sinónimos como familia lo son los personajes): nostalgia, miedo, dolor, ansiedad, curiosidad, enfado, vergüenza o placer entre ellos. Un abanico de sentimientos que podemos conectar con algún personaje, asociarlo a alguna viñeta o al contrario. La encuadernación en espiral permite al lector diferentes espacios interpretativos: desde pensar en la congruencia con alguna viñeta o personaje, una relación complementaria más abierta a la interpretación poética o filosófica y en el lado extremos podemos pensar en ellos en oposición. La idea es traspasar la frontera de la lectura convencional para abrazar la libertad del lector individualmente. En definitiva, todos los elementos del álbum (secuencia, ilustración, texto y materialidad) propician la reconstrucción subjetiva de su significado para ubicarlo en un espacio inferencial en el que experimentar con las dos partes de manera completamente libre. Un espacio de diálogo abierto en todos sus niveles. Una auténtica maravilla.

De la misma manera, para acompañar a la lectura se proponen una serie de instrucciones que, lejos de restringirlo, continúa expandiéndolo desde la libertad de una propuesta que está hecha para la reflexión de todos esos sentimientos que encontramos (juego de palabras) y con los que establecemos un diálogo. Finalmente, la inspiración de esos textos de acompañamiento de Gustavo Puerto Leisse hacia obras que van desde Aristóteles a Roland Barthes o de John Locke a Martha Nussbaum. Mientras se suceden estas explicaciones, los elementos ilustrados de Elena Odriozola acompañan aportando humor y candidez que se refleja especialmente en la figura de la abuela Martina que nos saluda de manera corpórea al inicio del libro y como espectro al final. Todo un engranaje perfectamente coreografiado para prestigiar la lectura como un acto reflexivo, abierto y transformador. Un regalo, una joya en un gran catálogo que ha recibido todos esos premios señalados al principio y un álbum esperando sin tiempo a que sea descubierto por cualquier lector. Como titularía Sandra L. Beckett su monografía en 2012: álbumes crossover, un género para todas las edades.


Ojalá cada álbum publicado fuera tan consciente de su necesidad y de la importancia de su calidad (una cuestión que en Media Vaca tienen como forma de ser, por ejemplo). Es una cuestión de esperanza, supongo. Así que parafraseando la última frase referida a ese sentimiento: quizás no sientas la esperanza, pero aun así, creer en ella. En Ediciones Modernas el Embudo creemos.

Fran Martínez

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Web de la editorial

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Instagram Ediciones Modernas el Embudo

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Instagram Elena Odriozola

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Dedicada a Martina




 

sábado, 28 de mayo de 2022

Entradas en azul. Delphine Perret. Le plus bel été du monde. Les fourmis rouges

 

Título: Le plus bel été du monde

Autora e ilustradora: Delphine Perret

Editorial: Les fourmis rouges

Año: 2021

Páginas: 128

Tamaño: 19 x 25 cm

Reseña




“¿Estás listo?”

Así comienza el verano más bello del mundo: como un soplo en el corazón. Las referencias nos llevan por el título del único álbum (discográfico) que publicaron Javier Aramburu e Iñaki Gametxogoikoetxea bajo el nombre de Family. Vale, volvemos de un salto al álbum (libro): la historia que encierra es una mirada al corazón de la memoria y la construcción de nuestras vidas en torno al vínculo emocional que se plasma en las conversaciones entre una madre y su hijo. Una relación maternofilial que abarca una mirada a las generaciones precedentes y la reflexión sobre la transmisión desde progenitores hacia hijos (la madre también fue hija y así encadenadamente). Ahora, una vuelta al guiño musical y la alusión que este título conectó instantáneamente en mi cabeza: El bello verano.




Tu cara triste

Mi amor de plata

Podemos volver a empezar

Seremos delfines o ballenas azules

Viviendo en el fondo del mar

De nuevo, la constelación de referencias nos devuelve a la literatura y la obra La bella estate (El bello verano, 1949) de Cesare Pavese a la que hace alusión la letra de Aramburu. En este caso, es una novela de formación que también nos llevaría a otras referencias cinematográficas en las que el verano es un marco mental entre el cierre de un curso y el inicio de otro. El paréntesis vacacional para el remanso y el crecimiento, el recogimiento de lo familiar y el poso con el que afrontar desde otra mirada reflexiva nuestra relación con el mundo. El verano en el Levante es como una losa de membrillo que hace cada respiración más pesada y en el que una brisa a la sombra es tan solo una promesa fugaz. Como la de los chapuzones de David Hockney o la promesa de viaje del nadador de Cheever (y que llevó al cine Frank Perry). Creo que es momento de volver al libro.


Con el álbum Le plus bel été du monde recuperamos la peculiaridad de la ruptura de convencionalismos de la extensión del álbum, como en las últimas entradas se ha hecho alusión con He visto un pájaro carpintero, El pájaro que llevo dentro vuela adonde quiere, Et j’ai rêvé le jour o À qui appartiennent les nuages? (entre otros a los que se hacía alusión en la entrada). Álbumes dominados por su conexión con la memoria desde diferentes prismas. La autora, Dephine Perret, nos acompaña desde un diálogo que interpela tanto al mundo interior del niño como, transversalmente, el del adulto desde el acompañamiento de la madre. Esto se debe a la articulación del texto en diálogos que documentan pequeños momentos y en los que se generan diferentes motivos para diferenciar el tono de la obra: en este caso, la gorra y paisajes a doble página que sirven para una visión panorámica de los diferentes momentos del día reflejados en ese horizonte alejado de la ciudad. Aunque, ese viaje personal, tiene en el niño intentando anudarse los zapatos el reflejo del tránsito del verano. En la mirada del niño, el descubrimiento microscópico de los pequeños detalles que en la ilustración se presentan principalmente en blanco y negro. Una combinación entre acuarelas y plumilla que se combina entre sus diálogos en los que presenciamos momentos de intimidad entre madre e hijo, la celebración de visitas de familiares e inclusive la soledad. Diferentes estampas que tantos recuerdos nos despiertan: las despedidas de las visitas hasta que desaparece el coche de nuestra vista, por ejemplo.


Momentos presentes y recuerdos pasados se combinan en ese marco espacial y temporal de un tiempo vacacional que pasa con lentitud en las manecillas del reloj cada día y que nos sorprende cada vez que acaba. Un recorrido por sus diferentes emociones y sensaciones presentadas como instantáneas o fotogramas que en el paso de página quedan con nosotros como un recuerdo. Recuerdos que se manifiestan y la melancolía de evocar a personas que ya no se encuentran entre nosotros. Momentos que parecen intrascendentes y que se revelan como la escapatoria de la rutina abrumadora. Sorbos calmados y que se suceden en estas 128 páginas como una oda a la contemplación. Me recuerda que en septiembre del año pasado me dediqué a escribir sobre álbumes conectados al verano y, aunque sin palabras, El último verano mantiene ese aroma de conexión con lo iniciático y la conexión con la inevitable naturaleza expresada en pequeños ciclos en progreso. La manera con la que Delphine Perret combina esa sensación en los diálogos, la extensión y las ilustraciones convierten a este El verano más hermoso del mundo en un refugio en forma de murmullo apacible. Tal vez eso, a fin de cuentas, es nuestro paso por la vida. Un balancín en el que lo efímero y la permanencia se alternan. En el que siempre anhelaremos aquel verano.

 


 

Web de la editorial

https://editionslesfourmisrouges.com/en/produit/le-plus-bel-ete-du-monde/

Instagram Delphine Perret

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jueves, 28 de abril de 2022

Entradas en azul. Michał Skibiński. He visto un pájaro carpintero (il. Ala Bankrotf). Fulgencio Pimentel e hijos


 Título: He visto un pájaro carpintero

Autor: Michał Skibiński

Ilustradora: Ala Bankroft

Traducción: Katarzyna Moloniewicz y Abel Murcia

Editorial: Fulgencio Pimentel

Año: 2020. (Ed. or. 2019)

Páginas: 132

Tamaño: 19,2 x 26 cm


Reseña

En la reseña de ayer de Sara Lundberg con El pájaro que llevo dentro vuela adonde quiere se mencionaba esta otra joya ilustrada por Ala Bankroft (Helena Stiasny) con He visto un pájaro carpintero. En esa graduación entre texto e imagen, esta plasmación gráfica del cuaderno de Michał Skibiński cristaliza perfectamente la idea del iconotexto en el álbum (o el espacio narrativo, como prefieran). La economía del texto se debe a la tarea impuesta a Michal en el verano de 1939, cuando tenía 8 años, con la escritura de una frase en su cuaderno para mejorar su caligrafía. Yo recuerdo esos cuadernos de verano de la editorial Santillana o similar, pero con más dolor de muñeca al desgastar el grafito del lápiz con las pautas del cuadernillo de caligrafía Rubio. La repetición de frases sin sentido de aquellos cuadernillos hacía que la tarea fuera más insoportable.

Volvemos al origen del cuadernillo, nos ubicamos en el tiempo (1939) y en el espacio (Varsovia). Pueden imaginar el contexto del ascenso del nazismo y la invasión de Polonia en ciernes. Con el Premio Opera Prima en la Feria de Bolonia en 2020, también se sucedieron reseñas y noticias alrededor de la figura de ese niño, como en esta de El País (enlace) gracias a una obra espléndida. Según la noticia se comenta cómo fue sobreviviendo a mudanzas, rescatado del desván y mostrado a la editorial por el sobrino de Michal. También conocemos más cosas de su vida: la entrada al seminario y especializarse en sacerdote para sordos. La Europa de aquellos días parece lejana, pero recordamos que el actual presidente de Polonia afirma cosas tan despreciables como que la ideología LGTBI es peor que el comunismo. Sumamos otros países, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, los fantasmas nos siguen merodeando. Por eso, es importante la memoria.




La recuperación de la memoria me lleva a diferentes fragmentos del texto que, en su sencillez, se transforma en una experiencia sensorial en la que se observa el paso de los días con la mayoría de sus frases ilustradas (alguna queda simplemente reflejada en la traducción del cuaderno). El funcionamiento es la combinación de las frases en la doble página de su cuaderno original que se transforman en ilustraciones que nos evocan a la densidad de Anne Brouillard en L’orage, composiciones que muestran las sombras y las luces de sus escenarios.  Tormenta que también aparece en uno de los fragmentos diarios de su cuaderno y podremos recordar la referencialidad con dicha obra de Brouillard. También se puede pensar en los paisajes de Emil Nolde o en Otto Modersohn. De los textos que nos recuerdan la vida apacible de las vacaciones del verano: sus paisajes campestres, sus paseos, viajes y con apariciones sorpresivas.

Ejemplo: Emil Nolde, nubes de verano




En el mundo de un niño que aparezca un avión surcando el cielo, rompiendo la calma, es un hecho extraordinario que altera la rutina de un día. Por eso se convierte en un motivo recurrente esa mirada al cielo, pese a que se intercala con juegos o tareas con otros miembros de la familia. También nos detendremos en los primeros sonidos que interrumpen esa vida, el primer bombardeo, sentir que “ha empezado la guerra”, esconderse de los ataques, adquirir consciencia de la ocupación y de que ese avión que llamaba su atención al inicio se ha convertido en una plaga aérea. Entre esa naturaleza sintetizada del texto, la evocación a los sentidos se amplifica con la ilustración a doble página. Así, ese estruendo de una bomba cerca de la casa o la sensación del inicio de la guerra me recuerdan a Memoria (2021) de Apichatpong Weerasethakul y al personaje de Tilda Swinton obsesionada por captura el recuerdo de un sonido, de un estruendo, que la despierta en medio de la noche. Es imposible ponerse en la piel de alguien al que le sobreviene ese impacto.





Las ilustraciones, por tanto, emplean el color, el estilo, el plano y la perspectiva para ubicarnos en un espacio íntimo al prescindir de la presencia humana en su narrativa visual. Eso, por seguir con el sentido cinéfilo, me recuerda a la visión del mundo del niño de la película de Edward Yang Yi Yi del año 2000. Sus retratos fotográficos son una colección de espacios que pasan inadvertidos, sin posar ante ella, simplemente la mirada a un detalle que nadie tiene en cuenta. Por este motivo, el espacio interpretativo y metafórico es amplísimo para que el lector encuentre en esta obra mucho dónde mirar, retroceder e inferir. Al fin y al cabo, las ilustraciones amplifican al texto al trasladarlo a un espacio inferencial y no a una interpretación literal. La visita de una persona, una enfermedad, el juego, el viaje, la espera,… todo se traslada a un espacio simbólico en el que los paisajes, la luz, el punto de vista o el color, … Es como si se pintase la mirada de las personas de los cuadros de Edward Hopper. A veces la mirada es panorámica, otra detallista (la oruga) y con el juego de las miradas desde el interior (de la casa), pero siempre en el exterior, donde la calidez diurna del inicio se apagará por la oscuridad.

La aparición o la mirada sobre los aviones tiene, además, lógica dado que su padre formó parte dela brigada aérea polaca que intentaron impedir el avance de las tropas alemanas en Polonia. El 9 de septiembre, su padre murió. En la entrevista en La Razón (enlace) comenta algunos recuerdos posteriores a las fechas del cuaderno, la opresión a la población judía, los carteles y su mirada incapaz de entender todo aquello a su edad: la muerte y las aceras llenas de sangre, como él comenta en sus respuestas. El respaldo e interés de la crítica por esta obra es completamente justificado y sirve como punto de partida para una comunicación que estoy preparando con mi compañero, el profesor Sebastián Miras para el Congreso Internacional: La censura de la literatura infantil y juvenil en las dictaduras del siglo XX (enlace), aunque nuestro viaje sea hacia latitudes checas.

En próximas fechas seguiré con algunas obras que mencioné en la entrada anterior y volveremos al verano, a la infancia, pero en este caso con el verano más bello del mundo de Delphine Perret.

 

Fran Martínez

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Instagram Helena Stiasny (Ala Bankroft)

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Web Helena Stiasny

https://helenastiasny.myportfolio.com/ala-bankroft-widzialem-pieknego-dzieciola   

Web editorial Fulgencio Pimentel

https://www.fulgenciopimentel.com/libros/he-visto-un-p%C3%A1jaro-carpintero





 

miércoles, 27 de abril de 2022

Entradas en azul. Sara Lundberg. El pájaro que llevo dentro vuela adonde quiere. Galimatazo

 

Título: El pájaro que llevo dentro vuela adonde quiere

Autora e ilustradora: Sara Lundberg

Epílogo: Alexandra Sundqvist

Traducción: Carmen Montes Cano

Editorial: Galimatazo

Año: 2022. (Ed. or. 2017)

Páginas: 128

Tamaño: 17 x 21 cm


Reseña

Cuando empecé esta reseña pensaba en diferentes títulos que rompían la convención de que el álbum es un soporte de unas 32-36 páginas de extensión. Cuando reflexionaba en esos títulos los graduaba en mi mente, desde la narrativa visual del cubano Ajubel en Robison: una novela en imágenes inspirada en la obra de Daniel Defoe (Media Vaca, 2008), pasando por otros álbumes que han pasado por el blog como Noche de tormenta (Lemieux, 2000), Duelo al sol (Marsol, 2019) o The rock from the sky (Klassen, 2021) o Le plus bel été du monde (Delhine Perret, 2021) próximamente en el blog. Obviamente, hay más títulos que traspasan esa frontera de la extensión e incluso con el empleo de lenguajes de otro tipo de narrativas gráficas (como el cómic, por ejemplo), pero tendría una conexión con He visto un pájaro carpintero (Skibinski, 2020) y el expresionismo de Ala Bankroft en sus ilustraciones. Pese a que la temática y la perspectiva es diferente, ambas parten del reflejo biográfico, como en este El pájaro que llevo dentro vuela adonde quiere. En la información editorial de la contracubierta se define como “novela ilustrada” y por la función que tienen texto e imagen se podría entender como álbum ilustrado. Supongo que muchas veces el problema es el circuito en el que se mueven las obras, se asocia a los autores o al público al que se quieren dirigir. O, simplemente, el problema surge en querer clasificar todo de manera categórica. Discusiones que muchas veces nos recuerdan los prejuicios y convenciones.


La autora e ilustradora sueca Sara Lundberg concedió una interesante entrevista sobre el proceso de creación para la página Picturebookmakers (enlace) y cuenta que este proyecto le llevó dos años para completarlo. Los resultados en premios, traducciones a otras lenguas e interés de la crítica con la inclusión en la lista de los White Ravens en 2018. La narrativa se centra en el traslado ficcional de la infancia de la pintora sueca Berta Hansson (1910-1994) e inspirado no solo en sus diarios y correspondencia, también en la obra pictórica de la artista. La voz de la narración se pone en primera persona para trasladarnos a otro tiempo y el reflejo de las dificultades de romper con las convenciones sociales en un pequeño pueblo donde crece la protagonista. Empleando prioritariamente la ilustración a doble página, además de la página sencilla, el texto nos traslada a su entorno familiar donde conocemos a los integrantes de su familia y su relación con ellos. Principalmente, uno de los aspectos clave está en qué supone crecer como mujer en un pueblo a principios del siglo pasado. Crecer con una visión personal, con una voz propia y que esta sea silenciada o quiera ser soterrada. Divertidas anécdotas con sus dibujos en la escuela y la supresión de cualquier atisbo de pensamiento divergente. En el ámbito de la pintura sueca, me resulta imposible no recordar a otra pintora como Hilma af Klint (1962-1944) cuyas pinturas se conectan con los pioneros del arte abstracto, incluso precediéndola, pero que estuvieron cogiendo polvo mientras que otros autores se convirtieron en las figuras emblemáticas y pioneras de dicho movimiento.



La obra de Berta Hansson estaría más conectada con el impresionismo y este tipo de ilustraciones son las que Sara Lundberg traslada con delicadeza en su obra: a veces de manera más esquemática y otras con una gran precisión de detalles. La simbología de los pájaros de arcilla, la preocupación por el estado de salud de la madre (inevitablemente me acuerdo de Mi vecino Totoro), el deseo de escapar, el descubrimiento del arte y de personas que pueden entender su voz (su tío, el médico del pueblo), la pérdida, la rebelión a sentirse callada, escapar y volar. Ese diálogo y pugna interna que le llevan a dudar de sí misma, cuestionarse y verse aprisionada entre continuar con la labor que se le supone dentro de su familia o el de explorar su propia voz. Las ilustraciones evocan perfectamente esas sensaciones y las vivencias de la protagonista, los paisajes y algunas en las que se prescinde del texto: el silencio cuando sube a los árboles, el recuerdo ingrávido junto a su madre, el humo por la puerta en su huida, la contemplación de las pinturas en casa del médico y, como cierre, la vista de pájaro del pueblo. Perfecto reflejo de la libertad soñada.


Las bellas metáforas visuales que acompañan al texto tienen un lugar recurrente: sus manos. Nos coloca la autora en su punto de vista, en el espacio de creación (con la referencia interpictorial con el fresco de Miguel Ángel y La creación de Adán) de sus dibujos, su experimentación y la melancolía que acompaña al texto (también en el momento que remueve el puchero). Las ilustraciones están cargadas de un elemento poético y simbólico que nos acompaña a través de los paisajes, su mirada perdida entre su melena, la soledad del prado, la calma de sus pies en el río para extraer la arcilla, el paso de las estaciones desde las vistas panorámicas. Un juego de planos que nos va ubicando en el espacio inferencial de un relato donde participamos como observadores ante una mirada esquiva y melancólica. El texto conciso deja un espacio metafórico en el acompañamiento de la ilustración, amplía la recepción y en conjunto es una experiencia lectora que se paladea en todas sus dimensiones. Como expansión, el epílogo biográfico de Alexandra Sundqvist sobre Berta Hansson termina de ubicarnos temporalmente en el contexto de su infancia, su interés por Manet, Monet y Gaugin y Van Gogh y el descubrimiento de sus pinturas para la primera exposición que realizó en Estocolmo.



En resumen, El pájaro que llevo dentro vuela adonde quiere es una joya ilustrada, o cómo se quiera bautizar a esta narrativa gráfica, y cuyos reconocimientos evidencian el perfecto acompañamiento de la infancia de una autora en una época en el que las convenciones sobre el papel de la mujer en el arte estaba cuestionado. Un perfecto recordatorio en una época en el que las biografías ilustradas suponen una tendencia estable en el mercado editorial (no siempre con buen gusto) y la reflexión personal sobre la incomprensión del pensamiento divergente. Un interesante recordatorio que, en la actualidad, debemos seguir cuestionando ante el auge de tendencias políticas que se ubican en la negación y persecución del divergente. Al hilo del pájaro y la representación de la libertad, el recuerdo y la esperanza con un maestro como Marco Lodi y el 50 aniversario de Cipì, una obra que nos recuerda a otro tipo de mirada en la escuela y de aquellos que miran por la ventana con la cabeza llena de curiosidad. Como no, también pájaros.


Sara Lundberg, como bien decía en la entrevista a la que hice anteriormente mención, esta es una historia sobre no traicionarse a uno mismo, de seguir los dictados del corazón. Pese a que eso conlleve contradecir y rebelarte ante quienes más quieres (y, a su modo, te quieren). No podía dejarme el acompañamiento musical con un hit del pop sintetizado de Bronski Beat, aunque en este caso es otro tipo de huida, la necesidad de volar que se materializa en esta frase de la canción: “But the answers you seek will never be found at home”.



 





Fran Martínez

https://www.instagram.com/caballo_de_carton_azul/

 

 

Instagram Sara Lundberg

https://www.instagram.com/lundbergskan_sara/?hl=en

Web Sara Lundberg

http://saralundberg.se/

Web editorial Galimatazo

https://www.galimatazo.com/libro/el-pajaro-que-llevo-dentro-vuela-adonde-quiere




sábado, 23 de abril de 2022

Entradas en azul. Naturaleza poética para celebrar el Día del Libro 2022

 


Feliz día del libro






Título: Zum Zum: el viaje de la semilla

Autora: María José Ferrada

Ilustrador: Marcos Peschetta

Editorial: A Buen Paso

Año: 2021

Páginas: 36

Tamaño: 16 x 22,9 cm.



Reseña

En esta entrada dejaremos paso a que la poesía brote en el soporte del álbum y en sinfonía con la primavera que nos llena la cabeza de pájaros. Las cuatro obras son diversas, pero comparten la apreciación poética por el ciclo de la vida en la naturaleza. Aprovechamos que hoy se celebra el día del libro y parece que la vida vuelve a recobrar el bullicio de la calle para su reflejo en diferentes álbumes que me atraen por diversas razones. La fundamental: la aproximación del lenguaje poético a la infancia a través de objetos estéticos. También la diversidad de recursos poéticos en el texto, en el modo semiótico de la ilustración y la presentación material comparten una misma unidad narrativa: la doble página.

Esta primera entrada es para uno de los grandes nombres de la literatura hispanoamericana como es la chilena María José Ferrada. Hemos recorrido por el blog diferentes de sus obras en otras entradas, recordamos hoy el libro acordeón Un jardín junto a Isidro Ferrer, y el interés por la metáfora de la semilla como el origen de la vida con otro leporello como el de Neus Caamaño al texto de Mar Benegas con Una pequeña semilla. La cuidada edición del diseño de A Buen Paso junto a las ilustraciones de Marco Paschetta con la humanización de la semilla se encuentra desde las guardas iniciales y finales. En estas no solo se refleja el camino, con la semilla ubicada en lo alto de un tobogán, sino el sentimiento dubitativo y temeroso que implica la primera vez. En la vida, todos somos debutantes pues solo hay una. Ese camino no es una línea recta, donde el desplazamiento es constante, sino sinuoso como bien se muestra en la geometría ondulada de dicho tobogán.



Las metáforas entre la vida de la naturaleza y de los humanos, ambos seres vivos, se refleja con una prosa delicada y bellas metáforas que tienen la capacidad para cumplir una doble función: el poético y el rítmico. Para hablar del latido de su corazón se refiere a él como un caracol blanco y en la siguiente doble página sus versos se acompañan de sonidos rítmicos sobre su paso (pachín pachín) y por diferentes medios (por el agua se replicará desde la palabra la sensorialidad: zap zap). Con repeticiones y sonidos se avanza en el camino de la semilla, observamos su ciclo y diseminación, la intervención silenciosa en el sueño del resto de los elementos, el paso del tiempo y todo rodeado de sonidos que nos envuelve y abraza. Como a su protagonista. Un texto preciso y bello, divertido y poético sin ampulosidad. Una pompa que se basa en la sencillez, intimidad y el sincretismo, pero muy alejado de la simpleza que hace de este álbum una maravilla. Como la vida que en la última doble página rompe la cuarta pared al interpelar directamente al lector tanto en texto como en imagen (sus protagonistas establecen un contacto directo con su mirada al lector).



Web A Buen Paso

https://www.abuenpaso.com/libro/zum-zum-el-viaje-de-la-semilla/

Instagram María José Ferrada

https://www.instagram.com/mjferradalefenda/?hl=es



 

Título: Ya sé cultivar el huerto

Autora e ilustradora: Elena Odriozola

Editorial: Ediciones Modernas el Embudo

Año: 2022

Páginas: 22

Tamaño: 18 x 16 cm.

Colección: Que ya sé



Reseña

La nueva entrega de Ediciones Modernas el Embudo, cuya labor editorial ya ha pasado por aquí en diferentes entradas, es la tercera entrega de la colección Que ya sé con Ya sé cultivar mi huerto. En esta recuperamos a su protagonista y su perro enfrascados en la tarea de cultivar el huerto. Asistiremos en su texto en verso al paso del tiempo y la sorpresa en el despliegue para conocer el efecto de cada acción y en la que nos detendremos en los detalles que se revelan en el entorno (el pájaro, el interés del perro, el paseo del caracol o el botín del erizo). En la página izquierda, el conjunto de elementos necesarios para la tarea en cada momento del tiempo. Un tiempo que descubrimos y que en su texto rimado también encapsula la sabiduría de los refranes. Un ejemplo de este tipo de sabiduría contemplativa: “Cuando el pájaro la pica, es que la fruta está rica”. El diseño impecable y cada elemento cuidado con mimo y al detalle. Álbumes para la primera infancia que se circunscriben a la mirada curiosa al mundo que les rodea, su interés por la naturaleza y el reflejo por su papel autónomo. Álbumes pensados para sus manos y sus sentidos.



Recomiendo que a las personas interesadas en sus obras se suscriban a su newsletter y así se adentren en el diario de creación de este álbum por parte de Gustavo Puerta y Elena Odriozola. Como también es el día del libro, y en el blog tendemos hacia títulos de editoriales que tienen una apuesta decidida por la calidad en su labor editorial, es pertinente reflejar el descontento con la práctica de las grandes cadenas comerciales y el trato hacia los libros. Hoy, es un buen día para mostrar la otra cara de todo aquello que lleva la edición de un libro y recomiendo las últimas entradas en el Instagram de Elena Odriozola dedicadas a esta última obra (en especial la carta pictográfica con la que ordena los títulos de la colección).



Web Ediciones Modernas el Embudo

https://modernaselembudo.com/libros/ya-se-cultivar-el-huerto/?v=2fb7284eba87

Instagram Elena Odriozola

https://www.instagram.com/elenaodriozolaillustration/?hl=en

 

Título: Poemario de campo

Autor: Alonso Palacios

Ilustradora: Leticia Ruifernández

Editorial: Libros del Jata

Año: 2019

Ed. Original: Orecchio Acerbo, 2017

Páginas: 96

Tamaño: 24,9 x 11,3 cm.

Reseña

El poemario del maestro y escritor Alonso Palacios es otra pequeña joya en la que acompañar la mirada a la naturaleza de una manera poética. En sus breves poemas, a modo de haikus, recorremos los parajes ilustrados con gran delicadeza por las acuarelas de Leticia Ruifernández (recomiendo la sensibilidad de La caja de colores a texto de Estrella Ortiz que vendría como anillo al dedo a la temática de esta entrada). En la información editorial leemos cómo se gestó este poemario: “De todos los poemas que había, (más de cien), han entrado en este Poemario tan solo aquellos cuyos protagonistas se cruzaron en el camino de Leticia durante la primavera y el verano de 2015. Hubo algunos animales que, como el saltamontes, aparecieron y una vez pintados, Leticia se daba cuenta de que no tenían poema. Entonces Alonso creaba uno exprofeso para ellos” (web libros del Jata). También encontraremos este camino en los peritextos biográficos al final de una obra deliciosa.


Es una obra que ha recibido diferentes distinciones y que se publicó originalmente en italiano en 2017 por la editorial Orecchio Acerbo. Además, fue una obra galardonada con el premio de poesía Oreste Pelagatti en 2019 o la distinción entre los mejores libros que selecciona la Fundación Cuatrogatos en 2021. Parabienes hacia una obra delicada en el recorrido por una decena de elementos del campo: árboles, bichos, pájaros, flores y frutos. El poema 41 es para la lagartija, con un divertido juego con el proceso creativo que le ha dejado sin dibujo. También tiene un componente de libro informativo al expandir la información de cada elemento que no solo nos ofrece su nombre (por ejemplo, golondrina: hirundo rustica) y su descripción, también se expande con la asociación de textos vinculados a la tradición oral como adivinanzas (“de negro y en procesión, adivina quiénes son”), dichos, versos, canciones y poemas. Recupero el haiku de Kobahashi Issa (“Bajo la sombra/ del cerezo en flor/ nadie es extranjero”) y el recuerdo a la reseña de Little Tree/Petit arbre de Katsumi Komagata.


Las acuarelas de Leticia Ruifernández me transmiten esa paz que evoca en mi mente a Asun Balzola y Chihiro Iwasaki. Entre haikus y poemas breves leemos en tres versos la poética del campo. Dos ejemplos:

“En la paz de los campos/ solitarias encinas:/ barcos.”

“La naranja desnuda/ es simetría perfecta/ con sus gajos de luna.”

Los versos Alonso Palacios reflejan la mirada delicada y sensible, en su sincretismo la ilustración adquiere un carácter evocador perfecto en unión al texto. Una poesía sensorial, una ilustración expansiva, un formato cuidado desde el cofre que envuelve este poemario, su cubierta y contracubierta con relieve de flores que nos facilitan la entrada plenamente sensorial de la poesía. Fragmentos de vida y diferentes perspectivas para recorrer el campo con una mirada palpitante. Una auténtica delicia cuidada hasta el último detalle.

 

Web Libros del Jata

http://www.librosdeljata.com/libros/poemario-de-campo/

Instagram Leticia Ruifernández

https://www.instagram.com/leticia_ruifernandez/?hl=en

 


 

Título: Le temps des couleurs

Autora e ilustradora: Anne Bertier

Editorial: éditions MeMo

Año: 2013

Páginas: 60

Tamaño: 15,5 x 15,5 cm.




Reseña

Cerramos este día del libro con una mirada a las estaciones y volvemos al sincretismo del haiku como expresión poética. En este caso la autora, la francesa Anne Bertier, nos lleva de la mano de versos de colores (bonitos acompañamientos a estas lecturas la obra de Carlos Pellicer, Colores con brisa, o la de Jorge Luján, ¡Oh, los colores!) para el reflejo del paso del tiempo en las diferentes estaciones. La estilizada y minimalista obra de Anne Bertier también nos lleva a imagiarios para el invierno y el verano, el juego con las transformaciones de las formas en Miércoles. Aunque hay álbumes que me parecen irresistibles con las transformaciones axiológicas de conceptos abstractos a partir del juego lógico-matemático con su colección de álbumes relacionados con las operaciones matemáticas (suma, resta, igualdad, multiplicación y división) o la construcción de personajes a través de los números. Libros de primeros conceptos con una propuesta estética basada en el uso del blanco/rojo/negro como paleta cromática y potenciación del estilo.


En la celebración de las estaciones y de la naturaleza, sus haikus (en la página izquierda) se asocian a las imágenes que se extienden en tono y color a la doble página. A veces esquemáticas, otras detallistas y expansivas, otras simplemente con el color como protagonista.  Como ejemplo, el amarillo encuentra estos versos que traduzco del francés: “Mediodía/ verano/ ni la sombra de una sombra”. Otro ejemplo expansivo de la mira poética a la naturaleza y la aproximación al mar: “las mallas del sol nadan en el fondo del mar” y nuestra vista es el difuminado color verde rodeado de siluetas blancas como espuma de mar que traspasan el pliegue central como si fuera la orilla. Versos evocadores, metáforas sensoriales y el acompañamiento preciso de la ilustración para complementar en nuestra mente el recuerdo de esas sensaciones, fragancias, sonidos, gustos (como el de la almendra),… Pequeñas cápsulas poéticas para ampliar la experiencia de nuestro alrededor. Me gustaría terminar con su mirada a la resina: “El cedro sangra bajo el sol/ lágrimas de oro marrón”. Nuestras siluetas piden primavera, vida y recuperar la curiosidad sensorial. El contacto con el libro. El florecimiento con él en sus manos. El viaje poético de las palabras. El aleteo de los colores. El abrazo literario.

Feliz día del libro.

Web éditions MeMo

https://www.editions-memo.fr/livre/le-temps-des-couleurs/ 

Web Anne Bertier

http://annebertier.fr/

 

Fran Martínez

https://www.instagram.com/caballo_de_carton_azul/