martes, 6 de abril de 2021

Entradas en azul. Isol. El globo

 

Título: El globo

Autora e ilustradora: Isol

Editorial: Fondo de Cultura Económica

Colección: Los especiales de A la orilla del viento

Año: 2002

Páginas: 24

Encuadernación y formato: 17 x 15 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

Difícil elección para la continuidad temática sobre la maternidad después de Madrechillona de Jutta Bauer. ¿Escogíamos a partir del grito o del barco? En caso de optar por la segunda, Intercambio cultural y su intertextualidad con Donde viven los monstruos y el barco como medio hubiera sido una conexión atractiva. Nos quedamos con el grito, así la elección es otra sensacional opción: El globo. La mirada de Marisol Misenta (1972) sobre el universo familiar son siempre lúcidas y repletas de un humor que juegan con un espacio de ironía con el lector adulto que acompaña y se le recuerda que también fue niño y su manera de enfrentarse al mundo era bien diferente, con otras reglas.

Ese hilo ofrece en la obra de Isol un especial tratamiento desde la infancia salvaje y el cuestionamiento de las reglas maternas en Vida de perros, la crianza en El menino y el juego con las transformaciones con El globo, Secreto de familia (la madre “puercoespín”) e Imposible (aquí, se transforma el pequeño). Divertimentos que recuerdan también otros títulos tan recomendables como Malacatú (María Pascual de la Torre) a partir de un juego de palabras tradicional, un conjuro (Madre, notable, sipilitrable) que ya recogía Ana María Pelegrín en su Poesía española para niños. También, con protagonistas que encarnan esa dualidad entre el pensamiento infantil y el contrapunto irónico de su aire sabiondo cuestionando el mundo que le rodea (y sus convencionalismos). 


Con El globo (incluido de la lista de The White Ravens en 2002) recupero un título especial en mi formación y un libro que, pese a sus pequeñas dimensiones, es una auténtica maravilla. En el libro funcionan a la perfección la ilustración y un texto breve que comienza con la narración en tercera persona recuperando elementos previos de Isol (el deseo que se cumple como en Regalo sorpresa y sus protagonistas que tienen nombre propio: Camila, en este caso) y, de nuevo, tenemos el grito de la madre. En esta ocasión, Camila no es la que sale volando en pedazos, sino que es la madre la que se convierte en un globo que ya no puede gritar (y los recursos expresivos de la caricatura para un cambio en la imagen) con lo que tenemos el conflicto de nuevo en las primeras páginas.


Sobre las ilustraciones, con El globo depura sus títulos previos y mantiene la soltura del trazo en sus personajes y un mayor control cromático que definiría su obra (exceptuando El cuento de Auggie Wren) con colores pasteles y manchas que colorean a los personajes como dobles sombras. También tenemos esa concepción de espacio circular como en el caso de Jutta Bauer en el que vemos desplazarse a Camila desconcertada y se da la transfocalización narrativa a sus experiencias en primera persona: “La verdad que mamá gritaba mucho, al perro, al horno, a mí, a todo lo que se moviera” (graciosa la inclusión del horno). Con ese cambio de narrador, tenemos la visión de la situación inicial (le ponemos tiempo, martes, que antes no conocíamos) frontal, compartiendo la mirada con la protagonista y, de pronto: ¡Plop! Un globo hermoso, rojo y brillante. Calladito.


Con ese silencio, la narración pasa a doble página para cambiarnos de perspectiva: ahora observamos a los dos personajes separados por el pliegue central. A partir de ese momento, ya estarán juntas, alternamos narrador entre su voz y las experiencias que nos relatan sus juegos con la divertida situación final en la que en el parque se encuentra con otra niña con la que entabla una conversación surrealistamente deliciosa: ¡Qué lindo globo! Respuesta: ¡Qué linda mamá! Y, es que a veces no se puede tener todo. Con esa frase y una última ilustración saltando encima de su globo-mamá (en un mundo también circular y en el que la historia incluye la palabra FIN, algo habitual en sus títulos, aunque no tanto en la mayoría de los textos en formato álbum).



Aquí, tenemos el caso contrario de Madrechillona, el grito que pone a la madre tan colorada que explota cambiando de forma, la imaginación de Camila y sus deseos de otros juegos, el retrato de las tensiones domésticas en un libro de poco texto, breve en su extensión y con la fuerza inconfundible en la obra de Isol. Un artefacto que funciona a la perfección con humor e ironía sobre las imposiciones del mundo adulto y la dificultad para la gestión de las emociones convertidas en una aventura singular. Otro aspecto característico en sus libros es el final, que siempre me gusta comparar con las películas de los Hermanos Coen con un final abierto que deja al lector libre para completar qué pasó después. En definitiva, prestigiar la capacidad interpretativa del lector. Aparecerán más títulos reseñados de Isol, una autora irresistible. Imaginemos a Camila volando sobre el Litoral.

 

 

 

 

Fran Martínez

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Web de la editorial:

https://www.fondodeculturaeconomica.com/Ficha/9789681665739/F

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