Título: Mi colección de caras
Autor e ilustrador: Antonio Ladrillo
Editorial: Pastel de Luna
Colección: Cosecha propia
Año: 2018
Páginas: 48
Encuadernación y formato: 21 x 26 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
Reseña:
Saltamos en el tiempo y nos ubicamos en un álbum ideal para las primeras edades como Mi colección de caras, un título en línea con otros clásicos como ¡Puedo rugir! De Frank Asch (1985) o Si yo fuera un león de Isabel Pin. En este caso, el libro no se dispone de un espacio en el que colocar la cara del niño/a para que complete la narración desde el formato, sino desde su formato circular a modo de caretas en las que se despliega la página dominada por un color en el que ubicar el texto relativo a la expresión facial de una emoción y, en la parte derecha, la cara representada.
Grandes expresiones, dominadas por la amplitud de los ojos y el gesto de la boca para su representación de su estado de ánimo. También el empleo de la doble página para mostrar como se sienten sus amigos y, en la información de la editorial, también proponen el juego del bookface (que me recuerda a la práctica en redes previa con el uso de portadas de discos en vinilo, sleeveface).
Este tipo de álbumes en un aula de Educación Infantil son de los favoritos del alumnado, hablando desde la experiencia en el aula, y está relacionado según la edad con el desarrollo del pensamiento simbólico, conectado además con los postulados de la Teoría de la mente, en la que distinguir la diferencia entre la representación y el objeto. Estimular el juego desde la empatía.
De la misma manera que en el anterior, la tentación es olvidar el componente lúdico de esta lectura por el discurso más utilitarista de la educación emocional. Desde ese punto de vista, el libro propone una experiencia sensorial y, por buscar una justificación, podemos darles vueltas a las etapas cognitivas en el desarrollo de las emociones propuesto por Bisquerra et al. (2015) como un elemento útil para la identificación emocional. Desde la perspectiva visual, también se aprecia la intención de Antonio Ladrillo para jugar con las variaciones en el color con la representación de los personajes: boca y ojos como elemento fijo; color del pelo, nariz y de la página izquierda como variaciones cromáticas.
El juego propone preguntas y juegos en los que tener como elemento de conversación los estados de ánimos, el juego de expresiones y el puro placer de experimentar sensorialmente con un libro-objeto atractivo desde sus ilustraciones que conecta con los intereses de la primera infancia y su desarrollo psicoevolutivo. Un álbum ideal también para interactuar con los más pequeños con el juego de cu-cú y volviendo a la entrada de ayer con el inicio de su pensamiento simbólico. Un libro que en el aula es continuamente solicitado para llevárselo a casa para jugar con sus familias.
Web de la editorial
https://www.pasteldeluna.com/product-page/mi-colecci%C3%B3n-de-caras
Referencias
Bisquerra Alzina, R., Pérez González, J., & García Navarro, E. (2015). Inteligencia emocional en educación. Síntesis.
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