Título: Johanna en el tren
Autora
e ilustradora:
Kathrin Schärer
Traducción: José Antonio Salinas
Editorial: Océano Travesía
Año: 2010
Páginas: 42
Encuadernación
y formato:
27 x 24,5 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
Reseña:
El libro dentro del libro, o su proceso de creación, que nos recuerda a otras entradas de este año como los álbumes metaficcionales de Jörg Müller, Anthony Browne o Chris Van Allsburg (entre algunos ejemplos clásicos). Pantaleo (2014) recuperaba la naturaleza metaficcional del álbum posmoderno (como no recordar Los tres cerditos de Wiesner o Lobos u Otra vez de Emily Gravett), aunque encontramos ejemplos clásicos en otras épocas (¿verdad Harold?): “In general, metafictive techniques are used in combination, and the synergy of several devices serves to enhance a text’ s fictional status and self- conscious nature” (p. 326).
Personalmente, el efecto de los álbumes metaficcionales en los lectores implica una sacudida o “cortocircuito” como apuntaba Silva-Díaz (2018) con esa ruptura de la cuarta dimensión. Un ejemplo también paradigmático es este Johanna en el tren de Kathrin Schärer (una autora muy recomendable tanto en nombre propio como su labor de ilustradora) con un diseño total en el que el soporte también tiene un aspecto clave en la revelación de los detalles en los que se envuelve la narrativa: desde las guardas, los paratextos con la voz narrativa de la autora y la diferenciación de dos registros de color para diferenciar la realidad de la narración creada. En esta secuencia inicial encontramos, en primer lugar, la delimitación del espacio narrativo (el tren) y con ese medio de transporte nos lleva hasta sus tripulantes (la vaca, el perro dormilón y la cabra inquieta).
Así, nos encontraremos con una cerdita mirando con alegría por la ventana (ahora, siento nostalgia por los viajes en tren). Mientras la voz del dibujante se ha encargado de narrarnos su proceso creativo plasmándolo con sus utensilios de dibujo, se inicia la ruptura o “cortocircuito” que se ha descrito anteriormente: la cerdita rompe la cuarta dimensión (y como no acordarse de Mo Willems y su paloma queriendo conducir el autobús) y le insta al dibujante a introducir nuevos detalles (empleando la materialidad de sus páginas para esta secuencia) y, como no, otorgarle el detalle más importante que nos define como humanos: darnos un nombre. A partir de esta ruptura, la búsqueda de su nombre (como ya sabéis por el título, Johanna) y la necesidad de una aventura como buen personaje de una historia. Con el reflejo de la autoconsciencia del personaje principal el autor se encarga de otorgarle el mando del mundo de fantasía que le rodea, tomará decisiones estéticas. De la misma forma, un hecho inesperado hará que la autora también juegue con Johanna creando imágenes cómicas.
Por último, pequeños detalles quedan a la interpretación del lector para que otorguen la presencia de la autora dentro de esa narrativa. Una narrativa que se marchará con un final feliz y la decisión de terminar una narrativa para que ya no sea de la autora (aunque, siempre estará presente) sino el lector el que complete ese vagón. Algo de la autora quedará siempre con Johanna, pero también el comienzo de una nueva historia llamará a sus puertas. Eso haremos, ya sea en nombre propio o acompañando a Lorenz Pauli con quien ha publicado diferentes álbumes. Ahora, toca el final de esta reseña. Mañana más.
Fran
Martínez
Web de la editorial
http://oceanotravesia.mx/obras/johanna-en-el-tren-kathrin-scharer-9464.aspx
Referencias
Pantaleo, S. (2014). The Metafictive Nature of Postmodern
Picturebooks. The Reading Teacher, 67(5), 324–332.
doi:10.1002/trtr.1233
Silva-Díaz, M. C. (2018). Picturebooks and metafiction. En
Kümmerling-Meibauer, B. (Ed.). The Routledge Companion to Picturebooks (pp.
69-80). Routledge.
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