Título: Theo y Dios
Autora
e ilustradora:
Kitty Crowther
Traducción: Raquel Solà
Editorial: Corimbo
Año: 2011
Páginas: 40
Encuadernación
y formato:
18 x 26 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
Reseña:
En esta temática divina en la Literatura Infantil no podía
faltar este fabuloso Theo y Dios de Kitty Crowther. Es inevitable establecer
cierto paralelismo entre La creación y este título (por la premisa de un
humano encontrándose frente a una deidad bonachona) o la admiración de Crowther
por Erlbruch, pero hasta aquí terminan las comparaciones. Con una mayor
economía en el texto respecto al de Moeyaert (que en el formato álbum,
obviamente, no es un desmerecimiento), tenemos una representación más amorfa de
esa deida que Theo encontró una mañana mientras paseaba por el bosque. De
nuevo, el escenario del bosque como espacio mágico en el que Crowther emplea
colores fluorescentes para abrir una segunda lectura con luz fluorescente en la
oscuridad (un efecto que comentaremos en la segunda entrada del día en Yo
quiero un perro y también presente en Cuentos de Mamá Osa). El
bosque con sus personajes desconocidos y mágicos, la contemplación de la
belleza del entorno, el ritmo pausado y la capacidad de sorpresa en los
pequeños momentos que nos definen. Ante el encuentro fortuito de Theo con Dios
(que le tranquiliza ante su sorpresa), una pregunta de Theo zanja una cuestión
incómoda: “- ¿Y sois muchos? - Hay tantos dioses como estrellas en el cielo,
e incluso tal vez más”.
El dios que retrata Crowther es sereno y, en comparación, mucho más dialogante: “Y tú, ¿cómo imaginabas a Dios?” La descripción de un señor con barba blanca, viejo y túnica blanca es una de las típicas de las sociedades occidentales y, seguramente, si cerrasen los ojos tendría una similar a esa representación. Un Dios al que le encanta bromear con Theo y mostrar su capacidad para transformarse en otras cosas (más que un Dios o esa idea, estamos ante un personaje que tiene el carácter de un espíritu burlón): un ciervo, un vaquero o un indio, por ejemplo. Así, la imagen de un Dios todopoderoso y gruñón pasa simplemente a la de un observador de la humanidad. Comparte con Theo su afición (transformarse) y, Theo, le muestra aquello que a él le gusta disfrutar: una tortilla, un baño en el estanque.
Esas ilustraciones (el paso de puntillas por el lago y su posterior zambullida) muestran el placer de las pequeñas cosas que se le pueden escapar a un Dios. Finalmente, la intimidad ante el atardecer y, una despedida. Hay días que nos cambian para siempre (y el halo anaranjado fluorescente, ahora, rodea la silueta de Theo), nos sorprenden o encontramos pequeños momentos de paz, pero también las personas que deciden mostrar lo mejor de sí mismo al otro. Y, pequeñas revelaciones al final del libro (a la señora Dios, ojo con el detalle sutil), que muestran la importancia de la bondad en el trato a los demás. Curiosamente, en otras narraciones con una dinámica similar podemos encontrar al adulto en el papel de Dios y al personaje infantil estrechando esos dos mundos y, en este caso, Theo es un personaje adulto. Sería un bonito recordatorio de la autora hacia nosotros.
Fran
Martínez
Web de la editorial
http://www.corimbo.es/book/236/
Instragram de Kitty Crowther
https://www.instagram.com/kittycrowther/
Si iniciamos el viaje nombrando a Andrea Antinori y La entrada de Cristo en Bruselas, cerramos con ella y L'arrivo di Santa Lucia (esta vez ilustrado por la muy recomendable Noemi Vola).
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