jueves, 4 de noviembre de 2021

Entrada en azul. Antonio Ventura y Pablo Auladell. Colombina. Iglú

 

Título: Colombina

Autor: Antonio Ventura

Ilustrador: Pablo Auladell

Editorial: Iglú

Año: 2021

Páginas: 32

Encuadernación y formato: 22 x 31 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

El 30 de septiembre se presentó en la librería alicantina Pynchon el álbum Colombina de Antonio Ventura (1954, fundador de Revista Babar) y Pablo Auladell (1972). Una unión de dos autores con una amplia trayectoria y que, en el caso de Auladell, han sido protagonistas de diferentes entradas en el blog. Repiten unión tras El sueño de Pablo (Los cuatro azules, 2008) y muestran el buen gusto en la elección de ilustradores en los álbumes de Ventura (como Elena Odriozola en Cuando sale la noche, Jesús Cisneros con El sueño, el aroma de Caperucita en ABCdario con Noemí Villamuza, La noche de los juguetes o El tren con Federico Delicado).

Pablo Auladell, Antonia Ródenas, Antonio Ventura y Cesáreo Martín

Curiosamente, durante la presentación Pablo Auladell afirmaba que este texto llevaba tiempo esperando salir a la luz y que se inició justo en el proceso de replanteamiento de sus técnicas y afianzamiento de lo que hoy en día reconocemos en él con tanta sobriedad: la textura granulosa en sus ilustraciones queriendo aproximarse a la belleza erosionada de la escultura o los murales, la apuesta por técnicas sencillas como el grafito y el pastel reemplazando al óleo. En definitiva, la economía de medios (algo así como su mínimo común estético) para articular un estilo personal y capaz de perdurar en el tiempo. Cualidades que marcan diferencias con aquella primera colaboración en El sueño de Pablo. Antonio Ventura le definía como un ilustrador de “clasicismo arcaico” y, dimos buena cuenta de ello cuando presentó su Cuaderno Arcaico Muralis. Personalmente, me quedo con la definición de sus ilustraciones como “la belleza de la imperfección”.

El texto de Ventura busca un lector dual: una narración que bebe del simbolismo de la tradición oral, de los cuentos al calor de la lumbre, que conectan desde la fascinación de la memoria intergeneracional con el lector infantil y, por otra parte, con referencias que interpelan al adulto que media en la lectura. También hubo momento para hablar de esa “demonización” y censura bajo el manto de lo políticamente correcto de los cuentos de tradición oral que, de nuevo, nos invita a recordar la entrada de Pedro César Cerrillo bajo el título Dejad en paz a Caperucita.

Así, este cuento de hadas que se inició entre 2011/12 nos narra la historia de la princesa Colombina que, aún, no ha podido salir de su castillo y observa el mundo desde el torreón más alto. Su compañera es Arianna, el ama nodriza que, además de afectos (una historia que me recuerda a Bowlby, ya saben), le narraba cuentos maravillosos. Esa es la situación inicial de la narrativa, el contexto y escenario en el que Ventura nos propone “el cuento dentro del cuento”. En las ilustraciones, pasa un proceso similar: los bocetos dentro de las ilustraciones finales. Según contaba Auladell, dado el tiempo que pasó entre el inicio del proyecto y la edición del álbum, los recortes y trozos de papel de estos bocetos acabaron reconvertidos en parte de las ilustraciones. Otra de las peculiaridades de las ilustraciones son las posiciones de las manos en varias ilustraciones de Colombina y Arianna (además de un referente a la gestualidad en el arte), además de los motivos mitológicos recurrentes o la peculiaridad en las proporciones de los personajes, en un collage que combina esos fragmentos iniciales con la belleza de las ilustraciones de Auladell.


Las palabras del cuento de Arianna a la pequeña Colombina que se materializan en su imaginación hasta que llega la noche y la visita del sueño en su mar de sábanas. Y, bajo el manto de la luna, Colombina tendrá sueños en los que la luna entraba por su ventana (la luna, al contrario que en la ilustración en la que un caballero la contempla, ahora, tendrá semblante) y que acrecentarán la melancolía por estar encerrada en el castillo. En ese punto, la añoranza de Colombina y la manera vívida con la que siente esos sueños (una pincelada a La vida es sueño y al mito de la caverna de Platón) nos conduce a un desenlace aún es más onírico que contiene una promesa que Auladell plasma perfectamente (en una progresión en el foco se irá ampliando, como el mundo más allá del castillo). Finalmente, las guardas: inicialmente la entrada a galope y, finalmente, la salida. Un álbum precioso con referencias hipertextuales y que arropan en la cama con la fantasía de otros tiempos: aquellos que la palabra no necesitaba dispositivos cegadores ni estridentes para construir un universo paralelo.

 

Fran Martínez

Twitter

 

 

Web de la editorial

https://iglueditorial.com/

Instagram Pablo Auladell

https://www.instagram.com/pabloauladell/?hl=es

Web Pablo Auladell

https://www.pabloauladell.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario