Última entrada como despedida a una labor que emprendí al
inicio de mis estudios de doctorado y que han llegado a su fin. Gracias al
profesor Ramón Llorens por dejarme este espacio para “foguearme” y compartir
una de mis pasiones como es el libro-álbum. Ojalá este espacio pase pronto a
otras manos. Estoy satisfecho por encontrar en este espacio el punto de partida
para investigaciones que he desarrollado durante mi periodo formativo y que han
acabado en diferentes publicaciones: las entradas dedicadas a Marcos Guardiola
(Maguma) con El
dios dinero y Happy/Lucky Hans como artículo en AILIJ (Anuario de
investigación en Literatura Infantil y Juvenil), diferentes joyas de Elena
Odriozola en Ediciones Modernas el Embudo (entrada
1; entada
2) en otro artículo en Siglo
XXI. Literatura y cultura españolas donde también se analizan los
libros de artista de Antonio Ladrillo (entrada)
o la fijación con la obra de María José Ferrada con Un
jardín (2016) con la ampliación estética en el diseño de Isidro Ferrer
en la revista Catalejos. Revista sobre lectura, formación de lectores y
literatura para niños (además de un artículo en Bookbird. Journal of
international children’s literature donde aparecía su poemario Niños).
En esa vorágine del proceso formativo el blog era lo primero que se dejó de
lado: no por ganas de compartir lecturas, sino por falta de tiempo (el rol
docente en la escuela infantil, en la Facultad de Educación, congresos,
artículos, la tesis…). A modo de despedida personal, dejo cinco obras para
ponerle el colofón a 2023 y, en este caso, la selección se centra en obras del
ámbito hispanoamericano. Sin deseo de hacer una lista de lo mejor del año ni
nada parecido, estas narrativas gráficas (cuatro libros-álbum y un cómic) me
sirven para despedirme de este espacio.
Les deseo lo mejor para 2024.
Autor e ilustrador: Manuel Marsol
Título: Astro
Editorial: Fulgencio Pimentel e hijos
Año: 2023
Idioma: castellano
Tamaño: 32,6⨉24,1 cm. 62 páginas.
Unidad narrativa predominante: página sencilla
Tipo de encuadernación:
Texto: asociado con la imagen
Rel. T/I: principalmente complementaria
Reseña:
Manuel Marsol es uno de nuestros grandes tesoros y su trabajo
ha sido galardonado en cada nueva entrega durante la última década desde la aparición con Ahab
y la ballena blanca (2014). En el blog se le han dedicado entradas a
sus diferentes libros-álbum como los creados con Carmen Chica como El
tiempo del gigante (forma parte de la lista dPictus Outstanding
Picturebooks), Yokäi
(Premio Graines de lecteurs), con Javier Sáez Castán y el thriller
artístico de Mvsevm
(Premio categoría cinematográfico en la Feria de Bolonia) y en solitario con La
leyenda de Don Fermín (sus ilustraciones fueron las ganadoras del
Premio SM en la Feria de Bolonia) y el fantástico Duelo
al sol (Premio Pépite). Su obra ha sido traducida a diferentes
idiomas y se ha convertido por muchas razones en uno de los nombres esenciales
dentro del libro-álbum posmoderno en la actualidad. Entre sus claves narrativas
la inteligente utilización de la relación de contrapunteo en muchas de sus
obras donde la focalización interna del texto del personaje principal se desarrolla
en primera persona y quien lee (focalización externa) se deleita de la ironía a
nivel visual (el personaje es incapaz de acceder a un acontecimiento que quien
lee descubre en la imagen). Esta ironía situacional también era analizada por
Muela-Bermejo (2022) en los álbumes de Gilles Bachelet con quien también Marsol
comparte (como Anthony Browne) el placer de trufar de referencias
intertextuales y culturales a quien lee (algunas tan maravillosas y mágicas como al cine de Apichatpong Weerasethakul o Hitchcok). La inteligencia en los libros-álbum de
Manuel Marsol está en la capacidad para captar la atención de una audiencia
dual: la infancia se reconoce en la recreación ficcional de los juegos, tramas,
situaciones y personajes representados, pero también atrapan a una audiencia
adulta por la complejidad de sus alusiones artísticas y culturales.
En otras ocasiones, como en Astro, es la relación
complementaria quien deja que quien lee deambule estéticamente para afianzar el
significado de dos códigos que serpentean para ampliar estéticamente la obra y
nos recuerda que la lectura y comprensión de un libro-álbum precisa de una
formación en las futuras personas mediadoras que les posibilite adentrarse en las
características discursivas de los textos multimodales (como el libro-álbum) dentro
de la educación literaria. En ese ámbito, el libro-álbum aglutina diferentes
ámbitos de estudio como revisan Serafini y Reid (2022): literario, artístico y
semiótico. En los álbumes de Manuel tenemos justamente eso: diseño total y concepción del discurso multimodal como una experiencia estética para su audiencia. Un respeto que no precisa del prefijo "para" como finalidad utilitarista de la lectura, sino para emocionar que es, sencillamente, la finalidad de la literatura: ampliar la experiencia y fomentar el placer lector.
Astro es uno de esos libros-álbum que brillan con luz propia por la capacidad de emocionar y de presentar una reflexión profunda con extrema sensibilidad sobre un tema frecuentemente tildado como tabú en la Literatura Infantil como es la muerte de un ser querido: un padre. Esta obra, como bien se explica en los peritextos de la obra (junto con otras referencias que se presentarán más adelante) fue su primera aproximación al libro-álbum y sus ilustraciones fueron seleccionadas en la muestra de la Feria de Bolonia. Casi una década más tarde este proyecto pudo ver la luz y a quienes conocen la obra de Marsol encontrarán un sinfín de elementos presentes sus posteriores entregas. En Astro hay un aroma a Maurice Sendak y Donde viven los monstruos (ahora, la voz narrativa la tienen esos monstruos quue se esconden dentro de cada uno), pero con el juego habitual de Marsol en reconfigurar estos elementos para la creación de una narrativa completamente diferente. En este caso, el viaje de Astro (como el de Max) es a un lugar donde los elementos fantásticos (no solo personajes, en Astro comunica el mismo espacio físico en una metáfora con la narración “espacial” de la obra: bienvenido al otro lado del espejo) lo reciben para jugar (un plano subconsciente) y compartir momentos con él en su viaje. En los gigantes reconocemos híbridos entre el gigante (El tiempo del gigante) y el espíritu del bosque (El viaje de Chihiro), encontramos el juego de alusiones intertextuales a obras clásicas (como en Ahab y la ballena blanca a Collodi o en La leyenda de Don Fermín a las pinturas rupestres de Altamira) que, en este caso, son a Peter Pan. Recuerdo leer en Canadá de Richard Ford una cita que empleaba su protagonista: "el verdadero viaje no es hacia fuera (para reírse de los turistas), sino hacia dentro". Ese es el viaje de Astro, la fascinación del viaje interior (aunque, como se verá en su desenlace, necesitamos salir fuera para reencontrarnos con la vida).
En este caso, el viaje hacia ese espacio inhóspito e inexplorado (el de la memoria) encontramos a un narrador en primera persona (“Ya no recuerdo cuándo vino Astro a visitarnos. Fue hace mucho tiempo. Tal vez miles de años”) que no descubrimos hasta la novena secuencia (principalmente a página sencilla) donde se revela la voz narrativa. Una situación inicial que se articula desde el misterio de un espacio donde Astro da sus primeros pasos ataviado en ese mono espacial rojo (alusiones a 2001: Odisea en el espacio completadas con HAL 9000) repleto de alusiones a discos emblemáticos: el primer disco de Big Star (la banda de Alex Chilton y Andy Bell, este último interpelado desde la bellísima I am the Cosmos), el logo de la banda Spacemen 3 de Jason Pierce y Sonic Boom y el disco generacional (para muchos de los que nacimos en los 80 y fuimos sucedáneos indies) de Los Planetas: Una semana en el motor de un autobús. Seguramente también está escondida por algún lado la alusión a Galaxie 500, pero no he sido capaz de encontrarla (supongo que también la banda: Man or Astro-Man?). Esta portada se convierte en una suerte de motivo recurrente en cada una de sus páginas, al igual que la hoja roja en El árbol rojo de Shaun Tan (un álbum con el que recuerdo especialmente ese momento de desolación del personaje embutido en un traje de buceo para representar la absoluta soledad). También tenemos montañas que nos recuerdan a Encuentros en la tercera fase y que también se vincula con uno de los cuadros de Mvsevm. Estos personajes extraños rodean a Astro en su viaje y pienso en la sensación de soledad durante el duelo para alguien que no comprende esa interrupción de la vida: la incomunicación pese a estar rodeado de gente que con buenas intenciones se aproxima para el acompañamiento. Un personaje silencioso, un proceso doloroso en la incomunicación de la cotidianeidad.
“Astro llegó con una misión”: desconocemos cuál, pero sí que emocionará a quien se adentre en esta obra. A los habituales espacios y ambientaciones de Marsol se añaden un mayor número de elementos como un collage donde también hay telas e hilos rodeados de escenarios con vida propia (un planeta en el que su voluntad es mostrarnos a nosotros mismos y la imposibilidad de encontrar una respuesta inalcanzable) e incluye en los peritextos la referencia a Solaris de Lem, aunque seguramente la película de Tarkvoski también se entremezcla en la sutileza de esta narrativa. Una cita célebre de la novela:
"El ser humano ha emprendido el viaje en busca de otros mundos, otras civilizaciones, sin haber conocido a fondo sus propios escondrijos, sus callejones sin salida, sus pozos, o sus oscuras puertas atrancadas".
Espacios representados como elementos que dotan de vida a la narrativa ante un personaje que nunca conocemos su cara ni sus expresiones. En esa misión, finalmente, conocemos a su compañero y guía por ese espacio desconocido y los espacios recobran una mayor paleta de colores. Astro también necesita la soledad (enfrentarse a la pérdida). De nuevo la ironía: ¿qué iba a saber yo, si solo había vivido unos cientos de años?”. Manuel Marsol sabe conjugar estos elementos siempre con delicadeza (además de encontrar en los juegos una alusión al fútbol y el lanzamiento de un penalti: la pena máxima). La sabiduría de la voz de la narración se centra en el momento, en el placer de disfrutar la vida a cada instante y de que todo siga en su lugar. Porque habrá momentos en los que no lo esté. Ese cambio, nos muestra el proceso de duelo de Astro, pero la voz omnisciente se mantiene desde el más allá (donde ya estamos) y de nuevo la alteración del espacio desde la lava humanizada incandescente o una conexión con Ana del Lago de Kitty Crowther (en ese descenso al fondo del mar para desaparecer completamente).
"Recorremos el camino sin volvernos hacia atrás
Por columnas de ceniza, por iglesias de cristal
Y estamos bajo el agua y estamos bajo el mar
Pues se hace más difícil respirar."
Toxicosmos, Los Planetas
El final del álbum se articula de manera emocionante y a través de preguntas existenciales donde, inevitablemente, no hay una respuesta. Ese es uno de los momentos álgidos de una obra que precisa de una coda final. Esta se desarrolla de manera cinematográfica para jugar con el enfoque para sacarnos de dicho espacio y una escena silente que se organiza con gran sensibilidad: se aproxima el plano a su personaje, vemos el reflejo en su casco de su guía mirándonos (nos alejamos del planeta y nos aproximamos a Astro). Posteriormente, somos sus ojos (como hizo en sus ilustraciones para Robinson Crusoe de Daniel Defoe en la traducción de Cortázar) y nuestra perspectiva está mediada e inferida creando una metonimia visual (el resto de la obra somos espectadores que contemplamos las situaciones y escenarios representados). Un nuevo aumento para mirar los guantes. Una última ampliación para dejarnos en medio de un cosmos personal y microscópico y unos peritextos que nos muestran esas intertextualidades y donde hay una alusión a Emily Dickinson (que también estará presente en otra de las selecciones de esta entrada) y el poema The going from a world we know.
Astro es un álbum desafiante y bello, donde la
complejidad de la pérdida se articula desde la ternura y la maravilla, repleto
de capas e interpretaciones, pero un lugar donde se respeta a quien lee o se
aproxima a una obra dentro de un proceso de duelo. Recuerdo en mi formación la
guía de atención al duelo de Mar Cortina (enlace)
donde analiza algunas de las preguntas frecuentas (y las peculiaridades en cada
nivel psicoevolutivo) donde se puede leer en su página 13: “Quizá no deberíamos
llenar esta guía de respuestas, sino de buenas preguntas”. Eso hace esta obra
maestra de Manuel Marsol: trascender (Ladies and gentlemen we are floating
in space). Un álbum donde el espacio nos habla: ¿puedes escucharlo?
"En vez de aceptar lo que viene de fuera
En lugar de contar lo que queda
Desde ahora hasta el día en que me muera
Por lo menos cabrá la sorpresa."
La copa de Europa, Los Planetas
Finalmente, las divertidas promos de acompañamiento y donde
Joy Division y su Disorder aparecen en versión 8 bits.
ASTRO picturebook teaser - videogame 2023 from manuel marsol on Vimeo.
Página web: https://www.fulgenciopimentel.com/libros/astro/
Instagram Manuel Marsol: https://www.instagram.com/manuelmarsol/
Web de Manuel Marsol: https://www.manuelmarsol.com/
Booktrailer: https://vimeo.com/863254406
Video: https://vimeo.com/863262580
Autora: Sandra Siemens
Ilustradora: Yael Frankel
Título: Familia de palabras
Editorial: Claraboya
Año: 2023
Idioma: castellano
Tamaño: 21 x 21 cm. 56 páginas.
Unidad narrativa predominante: página sencilla
Tipo de encuadernación:
Texto: disociado con la imagen
Rel. T/I: principalmente complementaria
En los últimos años he tenido la suerte de aproximarme a la literatura infantil de América Latina gracias a la profesora Mónica Ruiz Bañuls y donde hemos realizado diferentes aproximaciones a un corpus de lecturas con mirada transatlántica. En este punto quiero dedicarle a Mónica unas palabras de admiración, cariño y afecto: gracias profesora por tantas oportunidades, consejos y palabras para alumbrar momentos de incertidumbre. Gracias de corazón. Personalmente, ese viaje ha sido un auténtico descubrimiento (de alguna manera recuerdo a Rubén Blades y su Buscando América) que también ha traído presentaciones, charlas y jornadas organizadas por el CEMAB (Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti) donde comprobar la maravillosa oferta editorial en la actualidad en América Latina (Alboroto Ediciones, Limonero, Niño Editor, Amanuta, Ediciones Liebre, El Naranjo, Tragaluz, Calibroscopio, Ekaré,…) y nos detenemos en la chilena Claraboya para celebrar este maravilloso Familia de palabras de Sandra Siemens junto a Yael Frankel (que ya pasó por el blog con El ascensor). Este año también ha traído el maravilloso La conversación ilustrado por Mariana Alcántara (otra grandísima ilustradora) y quiero recordar unas palabras de la escritura argentina sobre la función de la literatura que me parecen muy sensatas:
“La función de la palabra poética es ella misma, no puede medirse con el criterio de utilidad” (enlace de la entrevista).
El texto de Familia de palabras nos pone en una primera persona que dialoga con las ilustraciones de Yael Frankel y se revela como un puzle en el proceso de construcción de significados. La voz protagonista busca combinar palabras: tren, gato, perro o escuela (palabras dentro del imaginario de la infancia) y que se acompañan ante esa misión de fragmentos ilustrados de Yael Frankel que ofrecen un espacio abierto a quien lee para recorrerlas, detenerse, fijarse e imaginar una respuesta que se despliega en “el drama de pasar la página” del que Bader (1976) hablaba en su definición de álbum como “diseño total”. La relación de interdependencia entre los modos lingüístico y visual son una experiencia que se amplía con una doble capa poética (la metafórica del texto y la de la relación intermodal): con tren combina ¿tal vez? Oruga o Noche cuya descripción se forma a partir del verso libre y amplifica el significado de la palabra inicial. Igualmente sucede con gato (repollo, moscas y arroz) para jugar a cada nueva propuesta con la acumulación de los elementos de los versos anteriores. Descripciones y conexiones que se suceden de manera misteriosa en las instantáneas de Yael Frankel (alternando una paleta limitada a blanco, tonos ocre, verde, marrón, rojo, gris y negro). Tanto las ilustraciones como los significados de cada una de las palabras establecen un inteligente juego de asociación y apertura a la reconstrucción subjetiva.
A cada combinación, una revelación: no, no tengo perro, gato, no viajé en tren, no conozco el mar, a mi padre, no voy a la escuela… Entre medias, palabras y motivos que se recuperan para mostrar la nostalgia, recuerdos, experiencias y recrear con esas palabras un universo desconocido para la voz narrativa, pero que no implica que no se acceda a ellas desde la imaginación. Una historia con un potente mensaje final, una exploración del yo y una reafirmación del poder transformador de la palabra poética y atesorarlo como acto de resiliencia. Este álbum fue seleccionado en el catálogo White Ravens 2023 y es un perfecto ejemplo de apertura de espacios interpretativos y sugerentes en su relación complementaria. La poética de la imagen y de la palabra y una cita maravillosa de Sáiz-Ripoll (2012): “Cuando el universo se convierte en niño, la poesía triunfa” (p. 219). Una auténtica joya.
Web de la editorial : https://claraboyaediciones.com/familia-de-palabras
Instagram de Yael Frankel: https://www.instagram.com/yaelfran
Instagram Sandra
Siemens : https://www.instagram.com/siemens_sandra
Autora e ilustradora: Issa Watanabe
Título: Kintsugi
Editorial: Libros del zorro rojo
Año: 2023
Idioma: castellano
Tamaño: 23 x 23 cm. 48 páginas.
Unidad narrativa predominante: doble página
Tipo de encuadernación:
Peritexto:
Texto: subyacente (a quien lee)
La vuelta de Issa Watanabe era muy esperada después de la
gran acogida de Migrantes
(2019) y donde su álbum sin palabras se convirtió en uno hito en el que tuvo dieciocho
ediciones y acumuló un gran número de premios a nivel internacional. Fue una de
las primeras reseñas que hice para el blog y aún tengo alguna cosa pendiente de
publicar analizando la narrativa visual de dicha obra, pero hay un artículo muy
interesante de Pereira et al. (2023) en el que analiza la narrativa visual de
Migrantes y pone en valor un aspecto esencial como es el valor de este tipo de
obras para el desarrollo de la pedagogía de las mulitilteracidades propuestas
hace casi tres décadas por el New London Group (1996). Para comprender un álbum
sin palabras se precisan capacidades de lectura que permitan interpretar el discurso
semiótico con función estética y para desarrollar esta faceta es innegociable
la formación del profesorado para acceder a la valoración de la imagen (de las
funciones interpersonales, el sistema de relaciones interactivas, entre otras
de la gramática visual) para seleccionar obras que, como los álbumes sin
palabras, están abiertos a preguntas y a un espacio democrático en la mediación
(Beauvais, 2015) en el proceso de construcción de significados. Precisamente,
este tipo de álbumes sirven para romper esa visión del texto lingüístico como
el elemento fundamental de la educación literaria como también han precisado
autoras como Duran (2009) o Costa y Ramos (2021) dado que la naturaleza literaria,
estética y narrativa no depende en exclusiva de la presencia de un texto, pero
mejor centrarnos en la nueva obra de la artista peruana.
De nuevo, hay un punto interesante en los peritextos en este tipo de obras, como analiza Bosch (2014), y en este caso nos encontramos con el aclaratorio de la contracubierta explicitando de qué se trata el arte japonés que da título a la obra, pero me resulta muy significativo la aparición en las guardas finales otro poema de Emily Dickinson: La esperanza es esa cosa con plumas. Al igual que en el álbum de Manuel Marsol, la presencia de Emily Dickinson no es un ejercicio en vano. También se enmarca en unos años en los que hemos vivido una pandemia, nos hemos enfrentado a la soledad y la incertidumbre, nos hemos alterado (aunque difícilmente “hemos salido mejores”) y nos hemos enfrentado a diferentes situaciones de pérdida (más o menos cercana, según el caso). De nuevo, tenemos una obra consciente de su lenguaje visual y que mantiene diferentes motivos visuales en la obra de Issa Watanabe. Esta vez con una alteración lógica: el centro de la narrativa no se centra en la voz colectiva del grupo, como en su álbum anterior, sino en la indvidual. De nuevo, la intimidad es el aspecto central de una obra repleta de un gran lirismo metafórico.
La ambientación repite con el negro y el empleo del color para revelar el estado emocional de su personaje: la ausencia de color como la evocación de la pérdida, el color brotando para devolver la vida (un juego ya revelado en la cubierta y contracubierta). La naturaleza antropomórfica de su personaje que, curiosamente, es un conejo que nos recuerda que en Migrantes quien fallece en las orillas después del naufragio es una coneja. El encuentro en el inicio del conflicto con un personaje imponente: en Migrantes el oso polar blanco, en Kintsugi un caballo blanco (que me recuerda a David Lynch y Twin Peaks). El pliegue central en la parte central del conflicto narrativo donde el personaje se zambulle para sobrepasarlo al saltar desde su barca. De nuevo, como en Ana del Lago y Astro, una alusión a la muerte con un fondo del mar que se queda desprovisto de color al igual que las fuerzas del personaje. Finalmente, la entrada a la narración a doble página como un plano secuencia desde la guarda con una silla donde descansa un nido y un huevo que, posteriormente, eclosionará en la final (sobre el poema de Emily Dickinson). No sé si es el final de la tesis, pero es curioso observar cómo entre mis tres álbumes seleccionados la resiliencia es uno de los elementos clave ante ideas de dejarlo todo atrás. No puedo dejar de conectar estas obras con el disco de Nick Cave, Skeleton Tree, surgido tras la pérdida de su hijo. Un disco expandido a una película (One more time with feeling) en el que el arte sirve como reparación de todos esos fragmentos que tenemos que volver a ensamblar tras el tornado. Dorothy, llévame de Kansas (ya saben). En esta imagen resuenan las palabras rasgadas de Marianne Faithful y su Deep Water.
"I'm walking trough deep water
It's all that I can do
I'm walking through deep water
Trying to get to you
Your face is hidden from me
But your love is not
I will not reach for other things
Till I know what I have got
I'm walking through deep water
Trying to get to you"
Marianne Faithfull, Deep water
Kintsugi es una reflexión en la que se mantienen las características visuales de la obra anterior, pero en este caso la poética aún está más abierta a la interpretación de quien lee. Un espacio para un diálogo poético en el que recontextualizar y jugar con el proceso de transducción entre el modo visual y el lingüístico de quien lee (Bezemer y Kress, 2008). También ver esa situación inicial de la mesa repleta de objetos me trae a la memoria La tristeza de las cosas de María José Ferrada (ilustrado por Pep Carrió) y la sucesión de las imágenes (la situación inicial se despliega en las guardas iniciales y la portada) es un plano secuenciado que juega con la pérdida como un terremoto que se lleva repentinamente todo lo que encuentra a su paso. La naturaleza verde y viva que sostenía la vida y los objetos desaparece y hace añicos todo lo construido hasta el presente. De nuevo, un elemento recurrente que sirve para acompañar a quien lee (una pequeña ramita) en un proceso de búsqueda de una respuesta donde se emplea un mismo plano y distancia social entre el personaje representado y quien lee y una frontalidad que solo se altera en la vectorización del personaje (hacia las profundidades, hacia la superficie) para guiarnos en su narrativa visual. Pequeños detalles que dejan espacios abiertos (ese zapato con el borde rojizo en el fondo del mar…) y una situación de pérdida que precisa de una minuciosa reconstrucción que, como en las obras anteriores, precisan de la imaginación para crear una nueva realidad. Esta vez sin palabras, sino con el espacio abierto para una lectura emocionante que se amplifica con los versos de Emily Dickinson que acompañan esa melodía de muda de un precioso álbum. De nuevo, una obra que estoy seguro de que tendrá un espacio de preferencia en futuras propuestas formativas en el aula dado que, la educación literaria, tiene entre sus objetivos enseñar y reflexionar sobre la comunicación (en este caso, narrativo-visual). En resumen, la obra de Issa Watanabe ha decidido la continuidad desde la intimidad y volviendo a reflejar con sus ilustraciones el poder de la imagen para evocar, narrar y emocionar.
Web de la editorial: https://librosdelzorrorojo.com/catalogo/kintsugi-2/
Instagram de Issa Watanabe: https://www.instagram.com/issawatanabe/
Autora e ilustradora: Ana G. Lartitegui
Título: La nave de los necios (o el viaje del tomate
nº 13)
Editorial: A Fin de Cuentos
Año: 2023
Idioma: castellano
Tamaño: 24,5 x 29,5 cm. Cartoné.
Unidad narrativa predominante: doble página
Tipo de encuadernación:
Texto: asociado con la imagen
Rel. T/I: de ampliación/complementaria
Reseña:
Si ya habíamos mostrado la importancia del estudio literario y semiótico en las obras anteriores, en el plano artístico sobresale este año La nave de los necios de Ana G. Lartitegui, otra de las grandes autoras en nuestro país de quien reseñamos el clásico La carta de la Sra. González. El libro-álbum como museo, como primera experiencia con el arte (en aquella cita memorable de Kveta Pacovská) y la peculiaridad de los procesos de intervisualidad (Nikolajeva, 2008) con el código semiótico, al igual que se definía en el intertexto cuya definición se amplía al texto como producto cultural (Sipe, 2008). En los últimos años también hemos conocido aportaciones sobre el proceso de alusión a referentes artísticos en los estudios de Beckett (2010), la interpictorialidad en el libro-álbum de Hoster-Cabo et al. (2018) o la intericonicidad en las aportaciones de Bosch (2022).
La propuesta de Ana G. Lartitegui es formidable
a nivel narrativo con la recuperación de un tipo de relato que nos conecta con la tradición oral y un protagonista ingenioso (pese a la paradoja que
sucederá en el desenlace que nos recuerda que: En el reino de los ciegos, el
tuerto es el rey), motivos como y personajes como Juan con suerte (el
continuado proceso de intercambio), el “supuesto” elemento mágico de Juan y
las habichuelas mágicas y los cuentos de ingenio. La propuesta artística
también me evoca a La leyenda de Don Fermín de Manuel Marsol o el recuerdo
de El Bosco: La extraña historia de Hieronymus, el gorro, la mochila y la
pelota de Thé Tjong-Khing, aunque la obra tiene su propia personalidad
definida. En las guardas finales se encuentran los diferentes referentes
empleados (además de un código QR) de las obras de El Bosco y Brueghel (con la
excepción de El paso de la laguna Estigia de Joachim Patinir) que se
presentan evocando las obras originales y con un alto grado de fidelidad. Como
buena narrativa inspirada en la tradición oral tenemos un tiempo indeterminado
(cuentan que…), un personaje sin nombre propio y una travesura que irá
desencadenando la acción de diferentes personajes (el vecino, un alma en pena,
una vieja, una curandera y los clientes deseosos de rejuvenecer) con
consecuencias cada vez más divertidas hasta llegar a otro ejemplo de aglutinador
de necedad por definición: un mago. Un desenlace resuelto con sentido del humor
y la creación de una expresión que muta como el juego del teléfono roto: “Tomates
llegando a trece, quien cuenta, desaparece”. Una lectura que se disfruta a
todos los niveles y que invita detenerse en cada uno de los detalles escondidos
en su narrativa visual. Una auténtica delicia (restregado en la tostada).
El inicio con la trompeta tocada por el ángel (hora de divertirse) me lleva a una canción de Echo & The Bunnymen:
"Hark the
herald angels singing
All the
holy bells are ringing
Hark the
herald angels singing
Singing,
singing, singing"
Ship of fools, Echo & The Bunnymen
¡Y vaya si nos divertimos!
Web de la editorial; https://afindecuentos.com/tienda/la-nave-de-los-necios-castellano/
Instagram de Ana G. Lartitegui: https://www.instagram.com/anaglartitegui/
Colofón
Por culpa de una flor de María Medem
Llega el momento de la
despedida y otra narrativa gráfica que expresa perfectamente muchos de los
motivos dentro de este repaso. En este caso, hay que celebrar esta obra maestra
y que se enmarca en un contexto donde se vislumbra un panorama con autoras que
se consagran en el circuito nacional e internacional como Roberta Vázquez,
Marta Cartu, María Ramos, Ana Penyas, Begoña García Alen, Ana Galvañ y María
Médem. Cada una de ellas con una propuesta reconocible, comparten la expansión
creativa de las fronteras de un medio artístico como es el cómic. Artistas como
Roberto Massó, propuestas editoriales como Fosfatina o APA APA Cómics muestran
el buen estado del cómic y donde reluce Por culpa de una flor. El cómic
de María Medem es una auténtica maravilla y nos muestra a una autora capaz de
expresarse a partir de la libre composición de la página y la viñeta,
consolidando y expandiendo la narratividad abstracta y surrealista del cómic
sin palabras Échos y el misterioso Cénit. La soledad en un mundo de
recuerdos y evocaciones de su protagonista hasta encontrarse con una flor (El
principito y tal) e iniciar un viaje transformador en el que la viñeta se
presenta como un espacio poético y experiencial, donde las voces se confunden
con los instantes, con gestos, con versos flamencos y una gama de colores progresando
siempre entre el amanecer y el crepúsculo donde la gama cromática se baña de
tibieza y melancolía. La viñeta como experiencia en el espacio, la elipsis suspendida
y atravesada, componiendo un tercer espacio en la armonía del movimiento, la representación
de la experiencia por encima de la acción, la fragmentación para representar la
construcción del pensamiento y la experiencia con el entorno, la recurrencia de
los espejos, los animales cantando como si fueran jaleos y una lectura
imprescindible que se sale de la cotidianeidad del libro-álbum, pero que nos
recuerda que el libro-álbum y el cómic son narrativas gráficas estáticas cuyo discurso
se articula multimodalmente. Arte narrativo-visual con un mensaje esperanzador en la importancia de formar parte de un todo colectivo.
"Mare llévame a los campos
Con la luz de la mañana
A ver abrirse las flores
Cuando se mecen las ramas
Abierta estaba la rosa con la luz
De la mañana tan roja
De sangre tierna que el rocio se alejaba
Y tan caliente sobre el tallo
Que la brisa se quemaba tan alta como reluce
Abierta estaba ay mil flores
Dicen mil cosas ay para mil enamoradas
Y la fuente esta contando
Lo que el ruiseñor se calla
Abierta
еstaba"
El lenguaje de las flores, Enrique Morente
Y nos despedimos de esta obra maestra con la voz de Enrique Morente:
Web de la editorial: https://apaapacomics.com/products/por-culpa-de-una-flor
Instagram de María Medem: https://www.instagram.com/mariamedem/?hl=es
Sin tiempo para más, un
repaso emocional a 2023 y una propuesta de lecturas favoritas y recomendadas.
Los mejores deseos,
Fran Martínez
https://www.instagram.com/caballo_de_carton_azul/
Referencias
Bader, B. (1976). American picturebooks from Noah’s Ark to The Beast Within. Macmillan Publishing Company.
Beauvais, C. (2015). The mighty
child: time and power in children’s literature. John Benjamins.
Beckett, S. L. (2010). Artistic
allusions in picturebooks. En T. Colomer, B., Kummerling-Meibauer, y
C. Silva-Diaz (Eds.), New directions in picturebook research (pp.
83-98). Routledge.
Bosch, E. (2014). Texts and peritexts in wordless and almost wordless
picturebooks. En B. Kümmerling-Meibauer (Ed.), Picturebooks: Representation and narration (pp. 71 – 90). Routledge.
Bosch, E. (2022). Si no lo
has visto antes, no puedes verlo: Intericonicidad en álbumes y cómics sin
palabras. Ocnos. Revista De Estudios Sobre Lectura, 21(1). https://doi.org/10.18239/ocnos_2022.21.2.275
Costa, I. y
Ramos, A. M. (2021). Literatura sin palabras: El caso de los libros-álbum sin
texto. Acta Poética, 42(1), 69-86. https://doi.org/10.19130/iifl.ap.2021.1.886
Duran, T. (2009). Álbumes
y otras lecturas: análisis de los libros infantiles. Octaedro.
Hoster-Cabo,
B., Lobato-Suero, M. J., y Ruiz-Campos, A. M. (2018). Interpictoriality in picturebooks. En B.
Kümmerling-Meibauer (Ed.), The Routledge companion to picturebooks (pp.
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