Título: El libro de los guarripios
Autor
e ilustrador:
Arnold Lobel
Traductor: Miguel Azaola
Editorial: Kalandraka
Año: 2017. Original: 1983
Páginas: 48
Encuadernación
y formato:
20,5 x 25,5 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano.
Reseña:
La semana se inicia con Arnold Lobel, justo donde se quedó la semana pasada con El pájaro cucurucho y otras aves extraordinarias. No será la última dedicada en este periodo al autor e ilustrador norteamericano. En esta ocasión, se rescata en la temática dedicada a divertimentos poéticos y absurdos con una clara referencia al universo de Edward Lear y sus libros sin sentido, especialmente su Book of nonsense (de 1946 y traducido al castellano como Fabuleario) es uno de los libros de referencia dentro de sus obras (también centradas en alfabetos, botánica y canciones entre otras). También en la Alicia de Lewis Carroll se encontraban este tipo de composiciones en diferentes capítulos y, personalmente, el juego de significados y surrealismo es una debilidad (confesable).
Otra de las características en su forma poética es el empleo del Limerick, de cinco versos y estructura AABBA en los que los dos primeros se utilizan para la presentación del personaje (definición y atributos), los dos siguientes se emplean para la descripción de la acción y, finalmente, el remate del último verso que busca la extravagancia y subversión (incluso empleando palabras rocambolescas para potenciar el tono humorístico). Así, tenemos una quintilla con una estructura narrativa ternaria basada en el sinsentido. Un ejemplo con el primer verso del maravilloso Libro de los gaurripios:
“Un cerdo algo viejo
escribía
historias de noche y de día
y con sus colores
disfrutaba horrores
pintando los cuentos que
hacía.”
(p. 9)
En el apartado textual la referencia está clara, pero son
las ilustraciones las que nos conectan con la genialidad del artista para retratar
(y personificarse en este primer limerick con su estudio, gafas y bigote) personajes
entrañables con el uso de la viñeta para estructurar el sentido narrativo de los
versos (una, dos o tres viñetas). Otro elemento esencial es la traducción de
estos poemas satíricos y la dificultad del traductor para tomarse la licencia
poética para ubicar a sus personajes en lugares diferentes para mantener el
sentido de la rima original. Así este mapa que propone el traductor nos lleva
por Arlés, Sorrento, Valencia, El Toboso, Jerez, Tudela o Gijón como parte de
esa primera pareja de versos que ubican al personaje.
En este caso, los limericks de Lobel mantienen el aspecto humorístico y rebaja la vertiente satírica más irreverente con ternura: tanto en texto como en la suavidad de las ilustraciones. El uso de la viñeta también permite el aumento de la comprensión del juego y la expresión de las emociones de sus personajes, como por ejemplo el cerdito en Motril (p. 13) que se hizo al mar en un barril (sonriente y confiado), cuando se encontró con un bonito gigante que se lo quería comer (y su cara muestra la sorpresa del encuentro, como la malvada mirada del bonito) y, su escapada veloz “a más de mil” (cara apresurada y bonito con cara de circunstancias por no disfrutar del jugoso bocado). Y, así, hasta treinta y seis personajes para reírnos a mares. Realmente, hay treinta y ocho limericks en total, pero el primero y el último son para la bienvenida y despedida del autor que, una vez finalizada la tarea, duerme tranquilamente con su mascota en el regazo. Ya sabemos lo que le gusta a Lobel quedarse en casa.
El libro de los guarripios es una lectura tierna, cómica
y deliciosamente ilustrada que se disfruta por la sonoridad de sus versos que
encierran pequeñas historias ideales para robar una sonrisa sin edad.
Fran
Martínez
Web Arnold Lobel:
https://arnoldlobel.wordpress.com/
Web de la editorial:
https://www.kalandraka.com/el_libro_de_los_guarripios-978-84-8464-280-0-castellano-2157.html
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