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miércoles, 20 de octubre de 2021

Entradas en azul. Javier Sáez Castán. Los tres erizos. Ekaré

 

Título: Los tres erizos

Autor e ilustrador: Javier Sáez Castán

Editorial: Ekaré

Colección: Ponte Poronte

Año: 2003

Páginas: 32

Encuadernación y formato: 23,5 x 19 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

La obra de Javier Sáez Castán es una de esas grandes joyas de la literatura infantil española y que, en mi humilde opinión, representa uno de los grandes autores de nuestro país. En el blog nos hemos detenido en diferentes obras y, en el fondo, cualquiera de sus álbumes merecería una entrada en este espacio además de La merienda del señor Verde, El armario chino y con autoría compartida con Pablo Auladell en Dorothy y en Mvsevm junto a Manuel Marsol. Al igual que en La merienda del señor Verde, el álbum Los tres erizos también fue incluido en la lista de The White Ravens en 2004 y es un libro atemporal que no deja de cautivar a los lectores en sus diferentes ediciones. Un libro en el que el formato y los paratextos iluminan el texto principal incluyendo detalles para el lector avezado al que le incorpora un glosario de términos que amplía el acto teatral que presenta en los dos actos diferenciados de esta pantomima (pieza cómica breve) con colofón.

El esquema narrativo presenta en el primer acto a los personajes: tres erizos en busca de alimento y un narrador omnisciente que emplea la rima en los pareados de cada ilustración. Esa musicalidad y brevedad del texto, con la sorpresa por sus actos (divertidísima la forma de aprovechar sus espinas para transportar las manzanas a su madriguera) y se desata el conflicto: los propietarios del huerto buscan a los ladrones de las manzanas (¿serán tres bandidos?). En estas ilustraciones se suceden detalles habituales en la obra de Sáez Castán y aparecen elementos de los naipes de la baraja española (con esos bastos empuñados por tres señores horondos que buscan ajusticiar a los ladrones). La irrupción de la nevada del invierno, deja en suspense la captura de los ladrones y el ajusticiamiento de los erizos. El espacio imaginado por Sáez Castán es el de un jardín laberíntico, que posteriormente también mostraría este espacio como juego en el libro Caracol, y las ilustraciones lejos de mostrar una panorámica de la acción concreta dejan el espacio para que el lector complete esas acciones descritas e imagine la vista de ese espacio.

En el segundo acto, El Juicio (como el disco de Lavoe y Colón), la primavera trae el deshielo y a la torva en la búsqueda de los ladrones de manzanas: estandartes, cornetas, fusiles, vastos, espadas, horquilla, sabuesos y cerdos a la caza. Los erizos en su madriguera y el peligro del asedio que se resuelve con la simpatía y ternura al mostrarse el papel de los erizos en el ciclo natural y su preservación. Los elementos artísticos y referencias que añade Javier Sáez Castán en esta segunda parte, con referencias en diferentes idiomas, eclosiona en el colofón visual de esta narrativa que siempre nos muestra parcialmente los bandos y, finalmente, el momento en el que ambos se integran en la doble página final en la que reconocemos los diferentes espacios y celebramos la algarabía por el encumbramiento de esos tres erizos como héroes. A cada uno lo suyo, Cuique suum, y a Javier Sáez Castán en el reparto le queda nuestra admiración y alabanza. Un autor genial y fuera del tiempo. Se cierran las cortinas del teatro (que veíamos en su cubierta) y el saludo final en la contracubierta con los tres erizos quitándose el sombrero. Como nosotros antes sus álbumes.



Finalizamos la entrada de esta maravilla con una narración peculiar que se produjo en plena pandemia: el actor Jude Law y Los tres erizos




Fran Martínez

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Web de la editorial

https://www.ekare.com/ekare/los-tres-erizos/

martes, 4 de mayo de 2021

Entradas en azul. Javier Sáez Castán. La merienda del señor Verde. Ediciones Ekaré

 

Título: La merienda del señor Verde

Autor e ilustrador: Javier Sáez Castán

Editorial: Ekaré

Año: 2007

Páginas: 36

Encuadernación y formato: 21,4 x 31,5 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano


Reseña:

Hay muchas razones para analizar al detalle cada ilustración de un álbum tan maravilloso como La merienda del señor Verde de Javier Sáez Castán (también seleccionado en los White Ravens de 2008 como uno de los álbumes más destacados) y su conexión con diferentes cuadros de René Magritte. Si quieren profundizar en ese análisis interpictorial les recomiendo esta entrada de Julio César Vidal en 2016 (enlace) en la que se destacan el conjunto de obras de Magritte que tienen una conexión con este álbum o incluso el color plano de las guardas en su significación final (Durán y Bosch, 2011). En ese sentido, el color del papel también es fundamental en la construcción del discurso narrativo de este libro: desde el inicio narrativo el papel es de color verde claro (en una tonalidad cercana al blanco) y, en el desenlace al conflicto narrativo pasa al color blanco como cruce al otro lado del mundo del señor Verde que es, efectivamente, verde.

Otro aspecto que comparte con su anterior clásico, Los tres erizos o los Animalarios, es la exploración de los peritextos a modo de glosario y epílogo: Lo sé todo: el imaginario de los lectores que siempre quieren saber más y una Nota de color sobre los elementos en otros idiomas o las técnicas empleadas en el álbum. Todos los elementos que envuelven al álbum funcionan como un espacio en el que jugar con la ruptura del pacto de realidad, algo que también se disfruta con los álbumes de Chris Van Allsburg, y la incorporación de datos con una explicación aparentemente lógica y que potencian el relato surrealista conectando, como no, con la ironía burguesa de Lewis Carroll. Un álbum que también conecta con un título emblemático de Buñuel: El discreto encanto de la burguesía. La traición de las imágenes convertida en la traición del texto como juego.


El impacto y la riqueza de las imágenes, el uso de perspectivas, encuadres y contrastes, se ponen en funcionamiento desde la primera página: un señor (el señor amarillo, casi recuerda a Reservoir Dogs y los motes de los personajes) llega tarde y espera que no hayan llegado el resto todavía. ¿Quiénes? ¿Dónde?, se preguntará el lector. Cinco señores vestidos con esmoquin y bombín que tan solo varían en el color esperan al señor Verde. Una invitación a la casa del señor Verde ante el descubrimiento de algo muy intrigante. En esa doble página con el señor Verde invitándonos con la mirada a pasar por la cortina (cortinas teatrales, cortinas Lynchianas, cortinas del tercer disco de Tindersticks, una banda tan elegante como el álbum de Sáez Castán) se aprecia una referencia por partida doble a La reproduction interdite (1937) en las sombras. Y, el misterioso cartel que plantea una pregunta a los diferentes señores que descubrirán el secreto de aquella puerta (curiosa la fracción de tiempo en la que permanecen en silencio profundo, 33 segundos, como el “pico” de la partitura de John Cage). 

¿Saldrá un tren por la chimenea?

En el descubrimiento, se puede conectar con otra pintura de Magritte como El principio del placer (Retratode Edward James) también de 1937. Curiosamente, las miradas en este álbum son un punto de interés. En la portada, nos revelan el espacio de una casa entre los árboles (que podrían recordar a Mvsevm o a La ventana indiscreta). Como espectadores, se nos presenta el escenario que después no volveremos a ver de frente en las páginas del álbum, y un juego con la percepción en el que la fachada cubierta por los árboles pierde la sensación de profundidad y un fondo verde plano que no presenta ningún elemento más en su horizonte.

Curiosamente, esa manera de representar el suceso deslumbrante y el título de la pintura nos dice dónde nos conduce esa puerta: al placer de las mariposas de colores (una por cada señor) que habitan en un espacio idílico y en el que la última imagen sirve como perfecto cierre focalizado en la glotonería del señor Verde, que disfruta de esa luminosa libertad. Lecturas que, independientemente del juego pictórico y de referentes, gustan al público infantil por lo atractivo de su lenguaje visual y el candor de una historia que fascina al lector inicial como al lector literario. Un clásico, esencial en cualquier estantería. Escuchas que un nuevo mundo te está llamando (como cantaría Joe Meek).

 

Fran Martínez

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Web de la editorial:

https://www.loguezediciones.es/libro/ver_libro_coleccion?id=31

Instagram Javier Sáez Castán

https://www.instagram.com/jsaezcastan

Referencia

Duran, T., & Bosch, E. (2011). Before and After the Picturebook Frame: A Typology of Endpapers. New Review of Children’s Literature and Librarianship, 17(2), 122–143. doi:10.1080/13614541.2011.624927

viernes, 16 de abril de 2021

Entradas en azul. Javier Sáez Castán y Manuel Marsol. Museum. Fulgencio Pimentel

 

Título: Museum

Autor: Javier Sáez Castán

Ilustrador: Manuel Marsol

Editorial: Fulgencio Pimentel e hijos

Año: 2019

Páginas: 52

Encuadernación y formato: 20 x 20 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

Termina la semana y completamos este viaje artístico y metaficcional con un libro galardonado en 2020 en la Feria de Bolonia como mejor libro en la categoría cinematográfica (también recibió una mención el libro Cinematográfico de Ana Pez y Gema Sirvent editado por Libre Albedrío). A partir de la conversación que ofreció Manuel Marsol en la Lliberia Sendak, conocimos algunos de los detalles del proceso de creación con Javier Sáez Castán que llevaba con este proyecto desde hacía unos años y que le propuso a Manuel Marsol ilustrarlo para darle vida definitivamente. Una unión entre dos nombres que han aparecido en este blog en diferentes entradas en los que se recomendaron libros de Manuel Marsol y, como no, uno de nuestros autores con mayúsculas como Javier Sáez Castán. Quizás esta semana otra opción evidente era La merienda del señor verde por su conexión con René Magritte, pero recogiendo la última reseña de Müller este libro decantó la balanza.

En este Tweet de Manuel Marsol, descubrimos todos los referentes al cine que estaban escondidas en este álbum casi sin palabras en el que las imágenes y el formato nos introducen en un lugar misterioso, repleto de suspense y referencias pictóricas. De hecho, el propio libro tiene el formato de un cuadro y su contraportada refleja el reverso del marco.



 El foco de la imagen te interpela desde la portada, con la mirada fija desde el retrovisor en el que vemos los ojos azules del protagonista directamente hacia nosotros y nos hace partícipes desde el asiento trasero. Libro que nos interpela desde cada una de sus páginas y sus guardas ya son el foco narrativo con el que se abre el álbum. Vemos el cielo, el cielo sobre una carretera perdida en la que una camioneta roja se estropea y cuyo motor humea. 

Al igual que en Yokai, todo empieza con un evento imprevisto en el trayecto

Como espectadores, el foco se aproxima y se aleja para ubicarnos narrativamente en la historia, en la que al igual que Yokai, comienza con un coche averiado. Vemos la casa cúbica al fondo, que es donde se parará finalmente la camioneta. Una casa cúbica, un libro completamente cuadrado, el formato del cuadro y un camino que se intuye a través de la hierba en la que el caminante percibe por la ventana el interior con la foto de un cuadro de una mujer (Cathy) apoyada sobre la jaula de un loro. Bienvenidos a Mvsevm, es el momento de abrir la puerta en la que las mirillas y los adornos de la fachada son ojos que nos miran con atención, dos ilustraciones que nos ubican en primera persona ante el libro.

Aproximación del plano

El funcionamiento de ese espacio en el que tan solo habitan los cuadros tiene conexiones con un lugar que sufre variaciones con la interacción y las emociones del visitante (como la Pink room en Twin Peaks, como la caja azul de Mulholland Drive en el que nosotros somos la llave que altera la percepción de la realidad). Y, dado que estamos ante una forma cúbica, el libro y sus cuadros funcionan como las caras de un cubo de Rubik (y jugando con las palabras y lo cinematográfico: un cuadro de Kubrick). Aprovecho esta interpretación personal con un proyecto de uno de mis mejores amigos, Javier Lloret, en su estancia en la Universidad de Lintz con un proyecto premiado en el que transformaba la fachada del museo del Ars Electronica Center.


Percepción dentro del museo que se altera con la vista de una realidad reconocible para el visitante, cuadros cuyo pie es el texto que nos ofrece las pistas del papel de cada personaje (el tigre guardián y tal vez sería uno de los motivos para clasificarlo como álbum casi sin palabras). El museo comienza a cobrar vida, sus cuadros aumentan la tensión en el visitante y a nosotros como espectadores. La realidad altera también las leyendas de los cuadros y el uso de la mirada frontal hacia el lector nos interpela a conectar con el visitante, confuso y aturdido. Miradas que lo encajonan (los cuadros con grandes ojos con referencias a Magritte) y los nuestros han establecido el perímetro en el que está atrapado en el museo viviente: el juego metaficcional.


La traición de las imágenes: realidad externa e interna

Finalmente, hay una solución para resolver el puzle y comprender que la naturaleza del arte nace desde la interacción y comprensión de las obras del visitante. Y, de nuevo, el zoom nos ubica como espectadores de la resolución de una historia que funciona como un mecanismo perfectamente engrasado en todos los niveles de significación del álbum. Una auténtica joya surrealista. Así, cerramos la semana con un visitante que ha escapado de lo que Magritte tituló La traición de las imágenes.

Y como no, cerramos con la playlist de este sensacional álbum que se encuentra en la web de Manuel Marsol. Una debilidad personal, defecto de mi anterior andadura como crítico de música, en la que encontramos esa referencia al mundo Lynch y Twin Peaks con la canción dedicada a Audrey Horne de Angelo Badalamenti en “Audrey’s dance” y una de mis canciones de adolescencia de la banda de Chicago: Tortoise y “Glass musseum”. Mi recomendación, dado lo norteamericano del paisaje, Tom Waits y Picture in a frame. O el Rock del tigre

PLAYLIST


Fran Martínez

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Web de la editorial:

https://www.fulgenciopimentel.com/libros/mvsevm

Web

https://www.manuelmarsol.com/MVSEVM-2019


miércoles, 10 de marzo de 2021

Entradas en azul. Javier Sáez Castán y Pablo Auladell (il.). Dorothy. Déjale entrar. A buen paso

 

Título: Dorothy. Déjale entrar

Autor: Javier Sáez Castán

Ilustrador: Pablo Auladell

Editorial: A buen paso

Año: 2017.

Páginas: 40

Encuadernación y formato: 21 x 29,7 cm. Tapa dura

Idioma: castellano

Reseña:

La fabulosa extrañeza de la obra del autor e ilustrador, residente en Alicante, Javier Sáez Castán (Huesca,1964) sorprende a cada obra que publica. No resulta sorprendente la recepción entre la crítica especializada y el reconocimiento con premios como el Premio Nacional de Ilustración en 2016 por una obra con tantas posibilidades desde el formato encuadernado del Animalario Universal del Profesor Reviollod. Este galardón conmemora la trayectoria de un autor esencial por obras tan magníficas en las que combina su papel de autor e ilustrador, como La merienda del señor verde (Ekaré, 2007), Libro caracol (FCE, 2007) o la extrañeza de Limoncito, un cuento de navidad (Editorial Océano,2010) y, como ilustrador, también cuenta con reinterpretaciones de cuentos tradicionales  como El valiente soldadito de plomo o La pequeña cerillera y otros cuentos (Anaya, 2004) o el trabajo junto a Manuel Marsol de su recientemente premiado, en la categoría cinematográfica, Mvsevm (Fulgencio Pimentel, 2019) en la prestigiosa Feria del Libro de Bolonia.

En este álbum, su relato está acompañado por las ilustraciones de Pablo Auladell (Alicante, 1972) que también, en 2016, fue galardonado con el Premio Nacional de Cómic por la reinterpretación del poema de John Milton en 1667, Paraíso perdido (Sexto Piso Ilustrado). Previamente, ambos coincidieron en las ilustraciones de cuentos de la editorial Anaya y, para esta nueva obra conjugan sus cualidades en un sensacional álbum que consigue el impacto de la fuerza desbocada que anuncia su portada. Desmesura que también fue premiada con el Premio Internacional Biblioteca Insular de Gran Canaria, en 2016, e incluida en los prestigiosos premios White Ravens, en 2017.

La fuerza de este álbum reside en la conjunción polifónica del formato con un diálogo entre la habitual extrañeza de los relatos de Sáez Castán y el trazo a carboncillo de Auladell, jugando con un lenguaje que dominan a la perfección. A partir de la cuidada edición, con el atractivo paratextual de su portada y la significación de sus guardas (con el degradado que nos comunica la turbulencia del fenómeno que presenciaremos), se combinan páginas donde la ilustración ocupa la doble página y otras donde solo hay texto, aunque predomina el diálogo de ambos elementos.

A partir del texto, se encuentra otra de las características recurrentes de Javier Sáez Castán como la puerta de entrada a una historia alejada de las habituales convenciones edulcoradas que se proyectan de la infancia desde otros ámbitos editoriales. De esta manera, el texto tiene un formato de relato que nos conduce hasta Kansas y una granja en las afueras, donde residen Jonah y Martha. Desde el título a la ubicación del relato, se encuentran las referencias intertextuales a la obra El maravilloso Mago de Oz (Lyman Frank Baum) con el huracán Dorothy.

Estas referencias nos empujan hacia un lugar sureño, aislado y con reminiscencias a los años 50 acompañadas por apagados colores en pastel y predominancia del carboncillo. De manera lejana, hay una conjunción de referencias literarias que nos conducen a la ironía implacable de Sam Shepard, como los sensacionales relatos de Cruzando el paraíso (1996), o la imagen de la América sureña de Hopper. La historia muestra la curiosa relación de pareja, que debe abandonar su cotidianeidad, al enfrentarse a la inesperada visita de Dorothy.

Desde el punto de vista del lector modelo, esta obra está destinada para un lector autónomo capaz de enfrentarse a un texto que no siempre tiene un respaldo secuencial con la ilustración, sirviendo estas como punto de fuga y puerta de entrada a la imaginación. En esa línea, el relato contiene los elementos universales para que sea disfrutada por cualquier lector adulto o la formación de un lector competente (y si ha leído anteriormente la obra de Baum, podrá adentrarse en la reconfiguración de sus elementos).

La narración se realiza en primera persona, desde la perspectiva atónita de los insólitos acontecimientos que vive Jonah, desbaratando por completo sus costumbres. En el diálogo con Martha, se acrecienta su incredulidad al acoger a ese pequeño huracán que irá creciendo junto a ellos, mostrando la admiración y amor incondicional de Jonah por su mujer. Las conversaciones con ella revelan la dualidad entre el sentido más primario masculino con decisiones que muestran una carga emocional más rudimentaria que, posteriormente, Martha desmontará desde su imaginación.

Esta interacción entre los personajes que asisten al crecimiento descontrolado de una fuerza de la naturaleza eleva en el lector la sensación de extrañeza y el tono paródico. Por otra parte, refleja una situación de acogimiento de Dorothy como si de un hijo/a se tratase, confiriéndole cualidades humanas. Aunque, su naturaleza no muestra clemencia ni se humaniza para contentar al lector que espere un texto más complaciente. Y, en ese sentido, es lo que agranda su belleza. Además, juega con referentes que aleja la narrativa en el texto de la estética de los años 50, como la referencia televisiva a Los vigilantes de la playa, envueltos en una constante alusión a otras obras tradicionales como Los tres cerditos o la presencia del capitán Morgan (pirata de La isla del tesoro de R. L. Stevenson) e incluso científicas con Darwin (Martha leyendo El origen de las especies) o el Laboratorio Nacional Fermi encargado del estudio y aceleración de partículas 

El texto prosigue regalando referentes a otra época como la camioneta Pontiac o el revolver Remington, pero el gran acierto del texto es narrarnos las desventuras y la manera por la que afronta el matrimonio todas las consecuencias del huracán. Sus decisiones se escapan de la lógica y abrazan el sentido más onírico para que el lector pueda adentrarse a través de todas estas vicisitudes en la fantasía.

De esta manera, la invitación al lector es soltar sus anclajes para penetrar en la imposibilidad. Es decir, la aceptación del hecho inusual y mágico del hecho literario. Esta sensación se respalda en el desenlace: una doble página donde tan solo aparece la prosa poética de Sáez Castán para eclosionar la crisálida del lector y, finalmente, Auladell nos regala la majestuosidad de los colores en una planicie desértica que insufla una bocanada de aire. El final de un viaje en el que, como en el drama y la comedia, deja al lector aplaudiendo entre sonrisas y lágrimas.

En conclusión, Dorothy se convierte en una fantástica alegoría para prestigiar el poder universal del lenguaje literario Por extensión, se ofrece al lector el placer de una visión única en la universalidad del relato alejada de encorsetamientos editoriales y presunciones sobre sus capacidades lectoras. La clave de este álbum se muestra con claridad en la portada: “déjale entrar”. ¿Qué abre esa puerta? La entrada al mundo de la imaginación, al igual que en La merienda del señor verde, en que nos remite a liberarnos de lo establecido e instalarnos en una nueva cotidianeidad: la de lo imposible.

En definitiva, las cuestiones que nos gustaría plantear sobre esta lectura abundan sobre la importancia de la selección de lecturas literarias que potencien y alimenten, como Frederick, la capacidad de enfrentarse a la vida desde una mirada divergente y que no esté anclada a los convencionalismos impuestos por nuestra sociedad.

Fran Martínez

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Web de la editorial:

https://www.abuenpaso.com/libro/dorothy-dejale-entrar/ 

Web de Pablo Auladell

http://pabloauladell.com/

  


 

 

 

 

 

 

miércoles, 17 de febrero de 2021

Entradas en azul. Javier Sáez Castán. El Armario Chino. Ekaré

Título: El Armario Chino

Autor e ilustrador: Javier Sáez Castán

Dirección de arte: Irene Savino

Colaboración: Aitana Carrasco y Maite Murugarren

Editorial: Ekaré

Año: 2016

Páginas: 40

Encuadernación y formato: 17,7 x 33 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano.


Reseña:

El libro-álbum como objeto literario. Una sentencia breve y lacónica con la que iniciar una nueva reseña sobre un autor como Javier Sáez Castán y su fabuloso El Armario Chino (Ekaré, 2016). Sobre su trayectoria solo se pueden citar logros como el Premio Nacional de Ilustración y un conjunto de obras con un sello inconfundible en la triada de elementos que componen un álbum: texto, imagen y objeto.

Todos ellos cuidados al detalle y crean un imaginario (que explota además desde el cuidado de los paratextos) han configurado una personalidad literaria única en la Literatura Infantil y Juvenil: surrealista, divertido y siempre prestigiando al lector para completar el significado del artefacto que tiene en sus manos. Ejemplos de álbumes reverenciados como Los tres erizos (2003), La merienda del señor verde (2007), sus Animalarios universales del Profesor Revillod (en horizontal y vertical), el cinematográfico cuento de navidad de Limoncito y otras excelencias como los libros conjuntos con dos ilustradores como Pablo Auladell (con Dorothy. Déjale entrar) y Mvsevm con Manuel Marsol, ambos galardonados en diferentes certámenes y que recuperaremos como entradas futuras.


Un breve repaso sobre lecturas que son un placer visual y que siempre remiten a un lugar de fantasía cercano a Lewis Carroll, el surrealismo cinematográfico, trasgresor, con un sentido del humor propio de los Hermanos Coen, la inclusión de referencias pictóricas e intertextuales y con puntos en común con Chris Van Allsburg o Quint Buchholz. Es en el formato y las ideas de cada proyecto donde excede retos que le llevan desde libros-ilustrados que reflejan la libertad para disponer de los elementos del álbum. Si el álbum es uno de los formatos más libres y creativos, Javier Sáez Castán es el ejemplo en un autor de todas esas facetas. Relatos atemporales, fantásticos y, en definitiva, mágicos.

Partiendo de la idea de la última entrada sobre dimensiones paralelas, incluimos el libro como lectura reversible (obras siempre interesantes para jugar con la sorpresa con autores como Menena Cottin, Ana Lartitegui, Iwona Chmielewska o Istvan Banyai, por citar algunos ejemplos) y en su libro El Armario Chino excede con su habitual humor, reflejado en los múltiples detalles. Todo ejerce un valor simbólico en la lectura, en la que recrearse en las imágenes estéticamente impecables, además del empleo de las viñetas como delimitación de las estancias en las que se suceden las acciones. Desde la forma del objeto (replicando el armario) y su juego desde la funda del libro con las puertas del armario abiertas y mostrando la escalera hacia esa dimensión paralela en la que se cambian los colores y se replica cíclicamente la travesía del niño entre las dos dimensiones. El libro-álbum y la banda de Moebius.

Una vez desplegadas las páginas y con la diversión en los agradecimientos jugando con la orientación y color de las palabras para continuar con el juego de exploración llega el texto de su alter ego Mons Snow (me recuerda al inicio de Los misterios del Señor Burdick de Van Allsburg) y nos habla del misterio que esconde ese armario que aparece (con un mensaje secreto escondido completando las letras coloreadas) con una historia que nos lleva a un lugar remoto y perdido en el que un vendedor muestra una antigüedad misteriosa (un paraíso literario y cinematográfico en su premisa).

Pese a la advertencia, que tal vez no supimos ver, nos encontramos con la conversación animada en la parte inferior de una pareja sobre su hijo y el armario, sobre un mundo dividido entre la oposición del rojo y el azul (lugares monocromáticos) y el tránsito en el tiempo hasta completar la travesía hasta llegar al final del libro y darle la vuelta para reproducirla otra vez desde el lado contrario. Y, así, una y otra vez. El juego no solo está en la observación de las secuencias en el orden natural y vuelta a empezar, también la relación de pequeños elementos que traspasan esa dimensión y que se reflejan invertidas en la parte superior. Textos que se reproducen en diferentes estancias: el salón con el diálogo entre la pareja y la aclaración del personaje que no habla (el niño) que se encargará de explorar la dimensión desconocida y paralela.

Disfruten de este libro. Una entrada en azul.

Y recuerden que sobre puertas y Javier Sáez Castán, un fragmento en Revista Peonza en la Cervantes Virtual (número 101):

No lo sé. Si es verdad que hay puertas, no podemos saber lo que hay al otro lado hasta que no las abramos. Si ya sabemos lo que hay al otro lado, entonces no es necesario emprender el viaje, pues ya estaremos ahí, del otro lado de la puerta. Lo que sí sabemos es que abrir una puerta, cruzarla, nos cambiará en alguna medida. Nos encontraremos frente a nuevas puertas, también. Quizás es lo que somos, puertas que no saben adónde se abren. (p.101)


 

Fran Martínez

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Web de la editorial:

http://www.ekare.com/ekare/el-armario-chino/

 

 

 

 

 


sábado, 14 de julio de 2018

Entradas en azul. Limoncito

Limoncito: un cuento de Navidad
por Ángela Pérez

Sáez, Javier. (2010). Limoncito: un cuento de Navidad. 

Limoncito es un álbum que muestra el lado comercial y crudo de la Navidad. Cuando la gran mayoría de familias se reúnen para celebrarla, Elmer Campos era olvidado y no expresaba actitudes a favor de la misma. 

Se muestra al lector una visión diferente a la que se propaga en Navidad donde se idealiza una celebración basada en la paz y la unión de los familiares. No obstante, no ocurre así siempre, enseñando al lector la cara más difícil de la misma para aquellas personas que tienen unas condiciones diferentes al resto (no tienen familia, amigos, están tristes…). 
Con la aparición de limoncito (un oso de peluche que tuvo Elmer Campos en su infancia), se refleja lo importante que es sentirte apoyado, animado y/o arropado por alguien. Consigue revivir en él momentos de su infancia, recordando a su familia y el trabajo que hacían con tanta ilusión: crear ositos de peluche y regalar felicidad a los niños en Navidad. 

Así, se presenta al lector una situación conflictiva y negativa (no sentirse valioso, perder el tiempo…) con un desenlace positivo en base a emociones y pensamientos (Elmer Campos quería ser como su padre, él antes era feliz, recordaba a su familia y el bonito trabajo que hacían…). De esta manera, las cosas comienzan a verse de otra manera: cada persona tiene poder sobre su felicidad, es el/la responsable de la misma y no todos la encuentran de la misma forma (ejemplo: reunión familiar) si no que otros son felices haciendo feliz a los demás (ejemplo: repartiendo osos por Navidad). Además este último significado simboliza la generosidad, puesto que lo mismo que le ocurre a Elmer con limoncito (ayuda, apoyo…) puede pasarle al resto. 

La historia muestra todos estos significados de la mano del texto, pero sobre todo de las ilustraciones, las cuales son muy significativas en un estilo expresionista y de realismo que nos recuerda al cine de los años 50. En ellas aparecen muchos significados a través de expresiones faciales (limoncito sonríe, Elmer está serio, enfadado…), expresiones corporales (ilustración de Elmer apretando los puños simbolizando su inquietud), y de acciones ilustrando a limoncito tirando la cerveza de su dueño que simboliza la dejada de hábitos nocivos para la vida (pasividad, poco ánimo…). 

Además, las ilustraciones están a doble página y a todo color, por lo que pueden resultar muy llamativas para el lector infantil. El lenguaje utilizado es sencillo y comprensible para todo tipo de público (infantil y adulto) y la estructura narrativa es simple. 

Me ha parecido un álbum repleto de diferentes significados extraídos del texto y sobre todo de la ilustración (en la que hay muchos detalles, apelan a la empatía del lector…) mostrando una visión diferente de la Navidad, mostrando que haciendo felices a los demás también se es feliz y que quizás ese sea el verdadero sentido de esta fiesta. 

martes, 23 de mayo de 2017

Presentación de Dorothy.


Este jueves 25 de mayo tendrá lugar, en la Biblioteca Pública Azorín de Alicante, la presentación del libro Dorothy, que ha sido galardonado con el premio de la Biblioteca Insular de Gran Canaria 2016.

Para este acto se contará con la presencia de Javier Sáez Castán y Pablo Auladell, autores de este libro y la presentación correrá a cargo de Ramón Llorens y Pedro Fernández.
Tendrá lugar a las 19.00 h y se contará con la participación del alumnado del colegio Inmaculada Jesuitas.

domingo, 22 de mayo de 2011

Entradas en Azul. El pequeño Rey, general de infantería

El pequeño Rey, general de infantería
por Antonio Higueruelo Bueno

Javier Sáez Castán: El pequeño Rey, general de infantería, Ediciones Ekaré.

En este cuento, escrito e ilustrado por Javier Sáez Castán, se cuenta la aventura que vive un pequeño rey cuando decide formar un ejército muy peculiar, a partir de gorgojos, cochinillas y cucarachos que recluta en las cercanías de su jardín.

Una lectura ideal y, en mi opinión, obligada que ironiza en clave de humor sobre la guerra, teniendo una clave de concienciación más allá de lo que se observa implícitamente.
Una vez forman el ejército, pretende enfrentarse a un sapo, un topo y una vaca, pero todos son enemigos demasiado poderosos. Finalmente, se ven obligados a retirarse del combate contra la vaca, hasta que encuentran una boñiga seca de ésta, y la conquistan, lo que pone fin a la guerra asegurándose el éxito de la campaña belicosa.
Al final del día, el Pequeño Rey decide disolver el ejército, y junto a sus reclutas, formarán una banda de música.
Las ilustraciones están compuestas a partir de trazados, a color, exceptuando la cara del rey, que siempre es blanca. En todas las imágenes aparecen elementos naturales y el cielo, lo que genera un contacto visual constante con la naturaleza.