miércoles, 10 de marzo de 2021

Entradas en azul. Javier Sáez Castán y Pablo Auladell (il.). Dorothy. Déjale entrar. A buen paso

 

Título: Dorothy. Déjale entrar

Autor: Javier Sáez Castán

Ilustrador: Pablo Auladell

Editorial: A buen paso

Año: 2017.

Páginas: 40

Encuadernación y formato: 21 x 29,7 cm. Tapa dura

Idioma: castellano

Reseña:

La fabulosa extrañeza de la obra del autor e ilustrador, residente en Alicante, Javier Sáez Castán (Huesca,1964) sorprende a cada obra que publica. No resulta sorprendente la recepción entre la crítica especializada y el reconocimiento con premios como el Premio Nacional de Ilustración en 2016 por una obra con tantas posibilidades desde el formato encuadernado del Animalario Universal del Profesor Reviollod. Este galardón conmemora la trayectoria de un autor esencial por obras tan magníficas en las que combina su papel de autor e ilustrador, como La merienda del señor verde (Ekaré, 2007), Libro caracol (FCE, 2007) o la extrañeza de Limoncito, un cuento de navidad (Editorial Océano,2010) y, como ilustrador, también cuenta con reinterpretaciones de cuentos tradicionales  como El valiente soldadito de plomo o La pequeña cerillera y otros cuentos (Anaya, 2004) o el trabajo junto a Manuel Marsol de su recientemente premiado, en la categoría cinematográfica, Mvsevm (Fulgencio Pimentel, 2019) en la prestigiosa Feria del Libro de Bolonia.

En este álbum, su relato está acompañado por las ilustraciones de Pablo Auladell (Alicante, 1972) que también, en 2016, fue galardonado con el Premio Nacional de Cómic por la reinterpretación del poema de John Milton en 1667, Paraíso perdido (Sexto Piso Ilustrado). Previamente, ambos coincidieron en las ilustraciones de cuentos de la editorial Anaya y, para esta nueva obra conjugan sus cualidades en un sensacional álbum que consigue el impacto de la fuerza desbocada que anuncia su portada. Desmesura que también fue premiada con el Premio Internacional Biblioteca Insular de Gran Canaria, en 2016, e incluida en los prestigiosos premios White Ravens, en 2017.

La fuerza de este álbum reside en la conjunción polifónica del formato con un diálogo entre la habitual extrañeza de los relatos de Sáez Castán y el trazo a carboncillo de Auladell, jugando con un lenguaje que dominan a la perfección. A partir de la cuidada edición, con el atractivo paratextual de su portada y la significación de sus guardas (con el degradado que nos comunica la turbulencia del fenómeno que presenciaremos), se combinan páginas donde la ilustración ocupa la doble página y otras donde solo hay texto, aunque predomina el diálogo de ambos elementos.

A partir del texto, se encuentra otra de las características recurrentes de Javier Sáez Castán como la puerta de entrada a una historia alejada de las habituales convenciones edulcoradas que se proyectan de la infancia desde otros ámbitos editoriales. De esta manera, el texto tiene un formato de relato que nos conduce hasta Kansas y una granja en las afueras, donde residen Jonah y Martha. Desde el título a la ubicación del relato, se encuentran las referencias intertextuales a la obra El maravilloso Mago de Oz (Lyman Frank Baum) con el huracán Dorothy.

Estas referencias nos empujan hacia un lugar sureño, aislado y con reminiscencias a los años 50 acompañadas por apagados colores en pastel y predominancia del carboncillo. De manera lejana, hay una conjunción de referencias literarias que nos conducen a la ironía implacable de Sam Shepard, como los sensacionales relatos de Cruzando el paraíso (1996), o la imagen de la América sureña de Hopper. La historia muestra la curiosa relación de pareja, que debe abandonar su cotidianeidad, al enfrentarse a la inesperada visita de Dorothy.

Desde el punto de vista del lector modelo, esta obra está destinada para un lector autónomo capaz de enfrentarse a un texto que no siempre tiene un respaldo secuencial con la ilustración, sirviendo estas como punto de fuga y puerta de entrada a la imaginación. En esa línea, el relato contiene los elementos universales para que sea disfrutada por cualquier lector adulto o la formación de un lector competente (y si ha leído anteriormente la obra de Baum, podrá adentrarse en la reconfiguración de sus elementos).

La narración se realiza en primera persona, desde la perspectiva atónita de los insólitos acontecimientos que vive Jonah, desbaratando por completo sus costumbres. En el diálogo con Martha, se acrecienta su incredulidad al acoger a ese pequeño huracán que irá creciendo junto a ellos, mostrando la admiración y amor incondicional de Jonah por su mujer. Las conversaciones con ella revelan la dualidad entre el sentido más primario masculino con decisiones que muestran una carga emocional más rudimentaria que, posteriormente, Martha desmontará desde su imaginación.

Esta interacción entre los personajes que asisten al crecimiento descontrolado de una fuerza de la naturaleza eleva en el lector la sensación de extrañeza y el tono paródico. Por otra parte, refleja una situación de acogimiento de Dorothy como si de un hijo/a se tratase, confiriéndole cualidades humanas. Aunque, su naturaleza no muestra clemencia ni se humaniza para contentar al lector que espere un texto más complaciente. Y, en ese sentido, es lo que agranda su belleza. Además, juega con referentes que aleja la narrativa en el texto de la estética de los años 50, como la referencia televisiva a Los vigilantes de la playa, envueltos en una constante alusión a otras obras tradicionales como Los tres cerditos o la presencia del capitán Morgan (pirata de La isla del tesoro de R. L. Stevenson) e incluso científicas con Darwin (Martha leyendo El origen de las especies) o el Laboratorio Nacional Fermi encargado del estudio y aceleración de partículas 

El texto prosigue regalando referentes a otra época como la camioneta Pontiac o el revolver Remington, pero el gran acierto del texto es narrarnos las desventuras y la manera por la que afronta el matrimonio todas las consecuencias del huracán. Sus decisiones se escapan de la lógica y abrazan el sentido más onírico para que el lector pueda adentrarse a través de todas estas vicisitudes en la fantasía.

De esta manera, la invitación al lector es soltar sus anclajes para penetrar en la imposibilidad. Es decir, la aceptación del hecho inusual y mágico del hecho literario. Esta sensación se respalda en el desenlace: una doble página donde tan solo aparece la prosa poética de Sáez Castán para eclosionar la crisálida del lector y, finalmente, Auladell nos regala la majestuosidad de los colores en una planicie desértica que insufla una bocanada de aire. El final de un viaje en el que, como en el drama y la comedia, deja al lector aplaudiendo entre sonrisas y lágrimas.

En conclusión, Dorothy se convierte en una fantástica alegoría para prestigiar el poder universal del lenguaje literario Por extensión, se ofrece al lector el placer de una visión única en la universalidad del relato alejada de encorsetamientos editoriales y presunciones sobre sus capacidades lectoras. La clave de este álbum se muestra con claridad en la portada: “déjale entrar”. ¿Qué abre esa puerta? La entrada al mundo de la imaginación, al igual que en La merienda del señor verde, en que nos remite a liberarnos de lo establecido e instalarnos en una nueva cotidianeidad: la de lo imposible.

En definitiva, las cuestiones que nos gustaría plantear sobre esta lectura abundan sobre la importancia de la selección de lecturas literarias que potencien y alimenten, como Frederick, la capacidad de enfrentarse a la vida desde una mirada divergente y que no esté anclada a los convencionalismos impuestos por nuestra sociedad.

Fran Martínez

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Web de la editorial:

https://www.abuenpaso.com/libro/dorothy-dejale-entrar/ 

Web de Pablo Auladell

http://pabloauladell.com/

  


 

 

 

 

 

 

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