¡OH!
por Sandra Martínez Sánchez
Goffin, Josse. (2007). ¡OH! Kalandraka.
¡OH! de Josse Goffin es un
libro sin palabras que ofrece múltiples posibilidades de lectura. A lo largo de
la obra se muestran imágenes que dan lugar a otras totalmente inimaginables. De
este modo, a través de la sorpresa y el juego se pone al lector a pensar. Se
trata de hacer reflexionar, de imaginar, de plantearse las cosas de forma
distinta a la que estamos acostumbrados y darnos cuenta que no todo es lo que
parece. Así, podemos pasar de ver una pinza a un pez o de una luna a una
serpiente, lo que bien seguro causará sorpresa entre los lectores. Y no solo
eso, ya que mediante este juego de acertijos con ilustraciones se establece una
relación de complicidad entre los lectores y el libro, pues los niños, y por qué
no, también los adultos, juegan a descubrir qué misterio esconde el dibujo que
observan.
Pero además de esto, el
libro puede contarse como una historia, la que cada lector, o mediador en el
caso de los lectores más pequeños, quiera contar. Pueden ser historias
fantásticas, inverosímiles, humorísticas… Pues al no tener texto, el lector tiene
el poder de cambiar la historia tantas veces como desee y causar sorpresa cada
vez que realiza una animación lectora con este libro. Incluso puede terminar
como empezó la historia, pues si somos observadores nos damos cuenta de que
termina tal y como empezó, con nuestro pequeño amigo el cocodrilo, que ya desde
la portada nos ofrece un guiño de su importancia en el álbum ilustrado. Si profundizamos
más en las aportaciones que ofrecen estas ilustraciones podemos establecer una
conexión con el hiperrealismo de Magritte y su pipa, que nos enseñan que nada
es lo que parece, lo que en cierta manera se transmite también en esta obra que
nos sorprende con cada página.
En este caso, las
ilustraciones lo son todo. No hay código escrito, pero lo cierto es que tampoco
lo necesita. Pues las imágenes, proyectadas sobre un fondo blanco y definidas
con claridad, son más que suficientes para atraer al lector.
Por tanto, considero que
esta obra de Goffin resulta idónea para contar a los niños. Para que ejerciten
su capacidad creativa, imaginativa y sus habilidades lectoras, pues no solo se
leen las palabras sino también las imágenes. Es un libro perfecto para enseñar
a los lectores en formación la importancia de no juzgar por las apariencias y
que se puede disfrutar, sonreír y pasarlo bien a través de la lectura.