jueves, 31 de marzo de 2022

Entradas en azul. Vladimir Radunsky. Manneken Pis: a simple story of a boy who peed on a war

 

Título: Manneken Pis: a simple story of a boy who peed on a war

Autor e ilustrador: Vladimir Radunsky

Editorial: Simon & Schuster

Año: 2002

Tamaño: 22 x 28,5 cm. Tapa dura.

 




Reseña

Estos días se recuperan muchas lecturas para dialogar sobre el conflicto y la guerra. Hay títulos para todos los gustos: desde la moralidad vacía hasta el enfrentamiento con la realidad más crítica. No es mi propósito redundar en estas selecciones de lecturas recomendadas, sino mostrar un título con el que disfruto mucho en el aula. Hay varios elementos que me interesan a priori: las alusiones artísticas y la censura moralista sobre la desnudez. Recordamos que en títulos como La cocina de noche de Sendak ponían el grito en el cielo por mostrar los genitales en la ilustración. Recordamos otras: las estrellas amarillas, los bigotes fascistoides de los cocineros o el que metieran en un horno al bueno de Miguel.


La narrativa de este álbum plasma una de las versiones sobre el Manneken Pis (también incorporaron en Bruselas a la versión femenina: Jeanneke Pis), la fuente de bronce de un niño orinando en Bruselas. Las ilustraciones de Radunsky optan por la explosión de color, el collage y el primitivismo en sus personajes como signo distintivo. Por desgracia,  muchos de sus títulos no se han traducido al mercado español (lo último que se publicó fue en la editorial Takatuka para el texto de Jennifer Berne con Sobre un rayo de luz: una historia de Albert Einstein). Sus historias contienen un tono humorístico y con tendencia al sinsentido. Evidente con An Edward Lear alphabet (1999), pero su obra incluye también el interés por la exploración de la materialidad en primeros lectores, el juego con onomatopeyas para la construcción de la narrativa en Yucka Drucka Droni (1998) y especialmente con fragmentos de Woody Guthrie en una pequeña colección. Woody Guthire y Edward Lear. Con estos dos nombres podríamos sumar aquello que Kimberley Reynolds definía en 2007: politics of nonsense.



La narración de Radunsky busca la complicidad con el lector desde la primera página, con su voz omnisciente y las fórmulas de la narración oral para ubicar en un tiempo desconocido al lector, como buena leyenda que es este Manneken Pis. “Hace mucho, mucho tiempo, había una pequeña y bella ciudad detrás de un gran muro de piedra. Tenía esta apariencia”. Esta frase marca perfectamente el tono de un álbum que funciona a la perfección para ser narrado en voz alta (además de la rítmica aparición de onomatopeyas y las repeticiones para enfatizar). También el juego con el tamaño de la tipografía para resaltar los conceptos clave en ese universo. Todo cuenta en el soporte, ya lo saben.



En este caso, la historia que conoció Vladimir Radunsky en Bruselas acabó plasmada con la interrupción en el fulgor de la guerra de la meada de un crío (la ausencia de nombres propios es otro marcador habitual de la narrativa de tradición oral) desde lo alto de la azotea. De nuevo, acota en esa imagen para buscar el efecto humorístico: “Por favor, perdonadle. Era solo un niño pequeño”. Un bello rayo de orina que salpicando el suelo representa el amanecer y el efecto desternillante en los bandos enfrentados. Una historia divertida y que conecta con otro título posterior centrado en esta temática pacifista: What does peace feel like? (2004).



En ese título podrás conocer a qué huele la paz (a flores en una sala de estar familiar), cómo se ve (como un gato y un perro descansando en su canasta) o cómo suena (como el gruñido de un soldado oso cuando le atraviesa una flecha amorosa de Cupido)… Con Manneken Pis, encontramos un ejemplo de lo que Clementine Beauvais titulaba en 2015, The Mighty Child.  En definitiva, la naturalidad de la visión de la infancia para desmontar la estupidez del mundo adulto (ya sea escondido o no).

Y, de regalo, les dejo con otra meada desde la azotea ilustrada por Janosch.

 


¡Ay va, muchachada! ¡Qué chorrazo!



 


viernes, 18 de marzo de 2022

Entradas en azul. ¿Qué hace falta? Andrea Antinori, Noemi Vola, Daniela Berti, Beatrice Alemagna y Gianni Rodari

 


Autor e ilustrador: Andrea Antinori

Editorial: Corraini

Año: 2021

Idioma: italiano

Tamaño: 17 x 22,5 cm.

40 páginas





Hoy, una entrada con diferentes álbumes que me gustaría recomendaros y que llevaba un tiempo deseando escribir algunas palabras sobre ellos. El motivo de esta entrada es el hilo conductor que nos llevará de un álbum a otro, pero manteniendo una coherencia estética por los diferentes nombres de sus autores. Comenzamos con L’arancio [El naranjo] del gran Andrea Antinori que ya cuenta con otros títulos traducidos en editoriales españolas como La entrada de Cristo en Bruselas a partir del cuadro de James Ensor. Esta referencia nos sirve para recordar otros títulos que emplean como referente icónico una obra de arte para expandir una narrativa a través de esta. Ejemplos: Greta la loca (texto de Geert de Kockere) que el ilustrador Carll Cneut hace de Dulle Griet de Peter Brueghel, El pintor ciego (texto de Xabier Docampo) ilustrado por Xosé Cobas a partir de La isla de los muertos de Arnold Böcklin, entre otros títulos (curiosamente, Geert de Kockere también puso texto a partir del cuadro de Edgar Tytgat, Voorspel van een gebroken liefde, para las ilustraciones de Isabelle Vandenabeele como documentaba Sandra Beckette en su libro de 2012).

Volviendo a Andrea Antinori y al mercado español, sus ilustraciones han acompañado a la poética narración Blanco como la nieve de Mar Benegas (A Buen Paso) o Contar de Pep Bruno o el álbum a textos de Cristina Bellemo titulado La ciudad de las listas (Liana editorial). A partir de este último título también se puede señalar su fijación con E.T. y con L’arancio (L’oranger en francés editado por hélium) comparte esa presencia ubicada en una escalera junto a una mirada crítica y socarrona en su narrativa. Con L’arancio la unidad narrativa es la página sencilla y en el texto predominan las onomatopeyas para construir su discurso con las implicaciones para el ritmo, juego y sonoridad que conlleva. Especialmente si tu púbico es de educación infantil, como es el caso. Ese tono irónico (con su divertida mala uva) nos recuerda a El árbol generoso de Shel Silverstein que lo acaba dando todo de manera incondicional (no me meteré en el concepto de hospitalidad incondicional de Jacques Derrida que ya sería mucha brasa). Sin embargo, el juego paródico de L’arancio está en observar el crecimiento silencioso del brote germinado hasta que se convierte en un naranjo y cómo se llena de sonidos a su alrededor por los pájaros que se comen sus frutos, el jardinero que lo tala a su gusto, la oruga que se come sus hojas y el perro que lo utiliza como lugar donde levantar la pata. Hasta que se le hinchan las raíces, claro.


Aquí comienza la segunda vuelta con la venganza de todos y cada uno de los que han perturbado su calma silenciosa, una intensa persecución y una huida rocambolesca que simplemente pide la carcajada y por su desenlace plantearnos a través de esos personajes sobre la importancia de nuestras acciones. No hace falta ver el alegato ecologista en la narrativa de una manera evidente, son lecturas que se pueden inferir sin que la diversión esté garantizada ni dulcificada gracias a la ironía. Con una paleta de colores mínima (naranja, verde, blanco y negro) y una secuencia guiada por onomatopeyas se encadena un álbum que piden una y otra vez en el aula. Un álbum incluido en el catálogo de White Ravens en 2021 con todo merecimiento.

Andrea Antinori (Instagram): https://www.instagram.com/andrea_antinori_

Web editorial Corraini: https://corraini.com/en/l-arancio.html 

Y una muestra de que Andrea Antinori sabe dibujar un árbol: Bruno Munari y drawing a tree





Autor: Gianni Rodari

Ilustrador: Andrea Antinori

Traducción: Laura Wittner

Editorial: Niño Editor

Año: 2021

Idioma: castellano

Tamaño: 18 x 23 cm. Cartoné.

24 páginas




El surrealismo y el juego de Andrea Antinori sirve como perfecto acompañamiento en esta nueva colección en cartoné a partir de poemas de Gianni Rodari (publicados el año pasado en Emme edizioni) y que se han traducido al castellano por Niño Editor, una editorial argentina a la que debemos agradecerle la vuelta de los títulos de la colección Opera Munari 1945. El primero que ha llegado al mercado español ha sido el gato Arturo (próximamente vendrán La luna con correa o caballito), perfecta secuenciación de los breves versos de un gato soñador con el empleo del fondo blanco, el uso del negro y el rojo y el amarillo en su paleta restringida de colores para acercarlo a las manos de primeros lectores con su formato de cartoné. Un álbum recomendado para biblioteca de aula en educación infantil y donde de nuevo veremos aparecer a E.T. como fijación del autor.


En este fragmento, siguiendo en el panorama italiano, no podemos olvidar el nombre de Noemi Vola o Beatrice Alemagna que también han ilustrado textos de Gianni Rodari. Curiosamente, Noemi Vola tiene trabajos junto a Andrea Antinori y ha ilustrado Grande como el mundo: la escuela de Gianni Rodari [Grande come il mondo: la scuola di Gianni Rodari]. Con motivo del centenario de su nacimiento en 2020 se publicaron diferentes títulos, pero la conexión entre Andrea Antinori y Noemi Vola y sumando una editorial argentina me llevan a un álbum que tengo pendiente y dejaré para el final de la entrada: Calamitoso en la editorial Limonero. El surrealismo de sus ilustraciones, sus personajes y el sentido del humor de esta dupla son un aliciente para seguir cada nueva publicación en el mercado. Desmontar la realidad a través de una lógica reconocible en lo fantástico de la literatura.

Más joyas de Andrea Antinori



 la colección de Niño Editor

Web Niño Editor (Arturo): https://tienda.ninioeditor.com/productos/arturo/



Estos autores nos llevarán hasta Daniela Berti, pero antes seguimos con Rodari y Beatrice Alemagna con el anuncio y creación reciente de un álbum que parte de otro poema de Rodari, La luna de Kiev, y que Beatrice Alemagna (finalista al Premio Andersen este año) ha ilustrado (no es la primera vez, como en el bello Uno y siete).

La luna di Kiev será editado por Einuadi Ragazzi al módico precio de 8 euros y cuya recaudación será para Cruz Roja Italia en su labor de ayuda en Ucrania. En el poema dedicado a la luna de Rodari y que se ha convertido en viral estos días nos habla que da igual dónde estés, la luna da luz a todas las personas por igual. Independientemente de su procedencia o destino: sus haces de luz viajan sin pasaporte. El poema formaba parte de Filastroche in cielo e in terra (en 1960 acompañado por las ilustraciones de Bruno Munari).



Recordamos la cita con la que finaliza la introducción de su Gramática de la fantasía:

“«Todos los usos de las palabras para todos» me parece un buen lema, tiene un bello sonido democrático. No para que todos seamos artistas, sino para que ninguno sea esclavo.” (Rodari, Gramática de la fantasía, 1973)

Beatrice Alemagna (Instagram): https://www.instagram.com/beatricealemagna/






Autora e ilustradora: Daniela Berti

Editorial: Raum Italic

Idioma: inglés/italiano

Año: 2020

Tamaño: 17 x 21,5 cm.

32 páginas.




Desconozco si en los agradecimientos de Daniela Berti están dedicados a Andrea Antinori y Noemi Vola (no aparecen los apellidos) en este divertidísimo Pit que cuenta con un formato bilingüe. Empleando principalmente la página sencilla como unidad narrativa, la historia de este pollo gigantesco que irrumpe en la vida del narrador está construida en clave humorística y disparatada con las comparaciones sobre el tamaño de Pit (jirafas, palmeras o la estatua de la libertad) en la que el empleo de una gama cromática reducida a colores primarios (azul, amarillo y rojo) sobre fondo blanco y con el negro (todo muy de fiesta Bauhaus y recordando aquella máxima de De Stijl: “El fin de la naturaleza es el hombre; el fin del hombre es el estilo”).

Conectado con la próxima reseña de la entrada, todo sucede el día en el que un pollo crece por encima del resto. Crece en proporciones colosales y no hay manera de saber qué hacer con semejante pollo. El juego entre la irrealidad del gigantismo del pollo y verlo transportado en coche, ubicándolo en el coliseo romano, en un barco (un guiño a Calamitoso) o en otros lugares con el divertimento surrealista de la situación. Con un texto telegráfico se amplía el espacio para generar significados en cada página. La investigación de los científicos sobre semejante anomalía de la naturaleza, la medición de sus pisadas, el guiño intertextual a King Kong (fuera del universo Anthony Browne) para una resolución que propone un juego de descentramiento y con el que deja abierta un pensamiento filosófico sobre la perspectiva sobre las que abordamos los problemas o circunstancia sobrevenidas.



Un álbum aparentemente sencillo, pero que es una auténtica delicia por lo efectiva y estilizada propuesta narrativa. El juego con el soporte del álbum para darle espacio al lector para divertirse y también al adulto que acompaña. En los peritextos finales conoceremos más proezas, pero mi preferida es que le gusta el ruibarbo (en inglés “rhubarb”). Y, a cualquier melómano con un poco de culturilla musical le llevará inevitablemente aquí.

 Daniela Berti (Instagram): https://www.instagram.com/danida.o

Web editorial: http://www.raumitalic.com/de/pit-2/ 




Autora e ilustradora: Noemi Vola

Traducción: Manuel Rud

Editorial: Limonero

Año: 2021

Idioma: español

Tamaño: 15 x 21 cm.

48 páginas


Finalizamos la entrada con un álbum sensacional de Noemi Vola y con el que cerramos la cuadratura de los nombres que han aparecido en esta entrada. He dejado este álbum para el final por la mayor complejidad temática y narrativa que presenta, ademásde un colofón temático que nos habla de un hecho cotidiano que hemos vivido en los últimos años entre el asalto de actos inesperados e inexplicables en nuestras vidas (una pandemia, el auge de los negacionistas o el conflicto armado). Este álbum fue originalmente publicado en Corraini (en 2017) y su traducción al castellano también fue por otra editorial argentina, en este caso Limonero.

Noemi Vola ilustrando a Rodari

Empleando el blanco y negro (pese a que es una autora cuya obra es particularmente colorista) y una narración en primera persona nos adentra en aquello que sucede cuando algo inesperado irrumpe en tu vida: en este caso un oso imponente se cuela en su casa. Es tremendamente divertida esta forma de representación en la que observamos en la primera ilustración la casa repleta de señales y protecciones para que no entre ningún oso en la casa (carteles, ventanas y puertas tapiadas). Casi como una suerte de protección contra los malos presagios o una fortaleza que creamos para que los problemas no irrumpan en nuestra vida desmontándolo todo. Cosa que ocurre en la siguiente ilustración: cuando los problemas llegan, no hay nada que los detengan. Llegan y basta.

No llega un oso cualquiera, todos los calificativos despectivos hacia ese oso que llega resultan encadenados de una manera que facilita el refuerzo de la problemática hacia una situación desastrosa (desastr-oso, claro). Máxime cuando la protagonista es alérgica a su pelo (el punto humorístico). Así, se suceden estampas costumbristas dentro de la surrealista imagen de un oso gigantesco instalado en el sofá de la casa y que no atiende a razones: ni a pedírselo adecuadamente y ninguna solución existe para atajar ese problema (ni las matemáticas, ni el chocolate, ni los tiranosaurios rex y ni mucho menos la guerra que, como dice la autora, nunca sirvió para nada). En su narrativa el texto principal se complementa con pequeños diálogos de la protagonista (nos revelará la gran incógnita de si existen osos en otros planetas). El oso siempre sabe dónde vas, aunque no lo sepas ni tú.


A partir de este punto de presentación de las situaciones problemáticas, el diálogo habla de la posibilidad de rendirse (una despedida de este mundo que pese a la carga trágica que tiene se encuadra con un majestuoso sentido del humor). Las maneras en las que ese oso silencioso se instala como una sombra y se juega con su forma a doble página es realmente divertido, así como la carcajada cuando aparece junto a él llevándolo en bicicleta o en una barca (que nos recuerda a ese momento de Pit en un barco). Cualquier situación cotidiana se convierte en un problema cuando el oso está contigo (ni la compra, ni las vacaciones…siempre es un fastidio, no te deja ni a sol ni sombra). A veces nos da pequeños respiros o finge que no está ahí (más rocambolesca la estampa). ¿Porqué está ahí? ¿porqué sigue si tanto lo odiamos?

La manera en la que plasma esta problemática, con la iconicidad apabullante del oso, es todo un reflejo de la inteligencia del álbum para representar una temática sobre una situación que a todos nos aborda y nos lleva al desgaste cuando un oso se instala en nuestras vidas. De manera irremediable, inexplicable, pero una forma de refleja como vivimos con nuestros monstruos. Un álbum excepcional para poner fin a esta entrada encadenada de referencias.

Noemi Vola (Instagram): https://www.instagram.com/volanoemi/

Web editorial: http://limonero.com.ar/libros/calamitoso-2/

 


miércoles, 16 de marzo de 2022

Entradas en azul. Imagiarios y arte. Grégoire Solotareff: Pequeño museo, Picasso imagier y Renoir imagier. L'école des loisirs

 


Esta entrada breve está dedicada a tres imagiarios de arte en los que encontramos a otro nombre clásico de la LIJ: Grégoire Solotareff. Muchos de sus álbumes fueron publicados por Corimbo (Edu, el pequeño lobo; Tú grande y yo pequeño o El rey cocodrilo) y en el año 2000 vio la luz en la traducción al castellano la colaboración con Alain Le Saux el imagiario a partir de obras de arte titulado Pequeño museo. A partir de una selección de obras de arte de grandes pintores (Jan Bruegel, Paul Cézanne, Giorgio de Chirico, Eugène Delacroix, van Gogh, Goya, Hopper, Magritte, Monet, Picasso, Renoir, Henri Rousseau o Velázquez) se construye a modo de abecedario en el que se extrae un elemento del cuadro (referenciado en cada página a la izquierda) para significarlo con su componente visual o significado (si recordamos aquello de Saussure y el signo lingüístico).

Mar mar, mar mar (aka Delacroix)


149 palabras, 149 obras de arte que suponen un pequeño museo en el que entrar y disfrutar del juego de referencias visuales entre sus manos, de un vocabulario y temática cercana a la primera infancia: partes del cuerpo, elementos domésticos, flora y fauna, medios de transporte,… Fijémonos, como ejemplo, en la letra P: pájaro, paloma, pan, paseante, pasteles, patas, patatas (obviamente, Van Gogh), pavos, peces, pecho, peine, pelea, pelota, pendiente, pera, perro, pescadera, pezón, pícnic, pie, piernas, pintor, pipa (no es la de Magritte), plátanos, platos, playa, plumas, puente y puerco espín, Os podéis hacer una idea del universo al que nos conducen estos 149 términos y obras.

Los imagiarios o los libros de primeros conceptos son un recurso habitual para pre-lectores y que ampliados al concepto artístico de pequeño museo de imágenes como en estos libros suponen una opción más que interesante. También en este recorrido por el arte de Mi pequeño museo podríamos echarle en falta una mayor inclusión de pintoras. Editado originalmente en L’école des loisiris en 1992 es uno de los ejemplos clásicos en las intermisiones entre alusiones visuales en el álbum (en diferentes entradas se ha hecho alusión a las interesantes publicaciones de Sandra L. Beckett al respecto). Hay diferentes títulos que no voy a listar en esta entrada con juegos con obras pictóricas o el álbum como un museo (personalmente, la cumbre de trasgresión de este género es Mvsevm de Sáez Castán y Marsol) y Solotareff ha seleccionado en los últimos años otra selección a partir de las obras de Pablo Picasso (1881-1973, el pintor de los amantes modernos) y Pierre-Auguste Renoir (1841-1919).



En 2020 apareció el imagiario de Picasso (Picasso Imagier) y el juego no está pensado como un abecedario en el que las 36 imágenes de diferentes obras del autor se ordenan bajo un criterio alfabético. Simplemente, es una colección de elementos (desde un/a hasta dos o cuatro), pero que siguen con la lógica temática del universo próximo al pre-lector: una paloma, un ramo de flores, una casa, un gato, un barco, un perro (no es andaluz), dos palmeras,… Al final del libro aparece el listado ordenado de las obras de las que se extraen los elementos.


El juego se repite este año con Renoir imagier (2022) y con la misma premisa (un sombrero de paja, una manzana, una casa, una puesta de sol, ciruelas, melocotones, una granada, un niño, una mano, dos pies, …). En resumen, estos libros de primeros conceptos, imagiarios con referencias pictóricas de grandes pintores, son una gran puerta de entrada para que manipulen (entre sus manos y con el lenguaje) con palabras y arte. En la web de la editorial indican que la edad es para 6 a 8 años, aunque mi experiencia con estos títulos comienza en el aula de 2-3 años.






Fran Martínez

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Web l’école des loisirs: Renoir imagier

https://www.ecoledesloisirs.fr/livre/renoir-imagier

Web l’école des loisirs: Picasso imagier                 

https://www.ecoledesloisirs.fr/livre/picasso-imagier

Web l’école des loisirs: Petit Musée

https://www.ecoledesloisirs.fr/livre/petit-musee

 

martes, 15 de marzo de 2022

Entradas en azul. Christian Morgenstern y Rathna Ramanathan. En el reino de la puntuación



Autor: Christian Morgenstern

Ilustradora: Rathna Ramanathan

Traducción: Moka Seco Reeg y Alvar Zaid

Año: 2011

Editorial: Thule (Original: Tara Books)

Tamaño: 16,5 x 23,5 cm. Tapa dura.

32 páginas

 



Reseña

Estamos viviendo tiempos convulsos y nos rodean mensajes alarmantes allá donde miramos. Es un mantra que adquiere diferentes tonalidades dependiendo del día y el medio. Desgraciadamente, en los últimos días leemos titulares sobre el peligro de una Tercera Guerra Mundial. Para esta breve entrada he recuperado un libro en el que la ilustración se compone por signos de puntuación y nos sirve para reflexionar sobre las capacidades semióticas de la tipografía y las propuestas dadaísta de la poesía visual que nos puede retrotraer a los caligramas de Guillaume Apollinaire (Calligrammes; poèmes de la paix et da la guerre, 1913-1916 [Caligramas: poemas de la paz y de la guerra] llevaba por título su obra publicada en 1918). La decisión de adoptar estos referentes por parte de Rathna Ramanathan para ilustrar el poema de 1905 de Christian Morgenstern no es arbitraria (como el signo lingüístico).



Como Rasula (2016) apuntaba en su obra, existía un precedente visual por parte de los cubistas (Picabia o Braque), los poemas de Kandinsky en Sonidos (1912), aunque en este último es más un poemario ilustrado. También la paleta de colores limitada al blanco, rojo y negro marca el estilizado juego en el que se descomponen los versos del poema de Morgenstern para crear un álbum poético. En la monografía de Rasula (2016) hay un capítulo para el Modernismo como inspiración poética y en el apartado para los “mensajes sin palabras” algunos ejemplos de Henri Michaux (aunque sus exploraciones artísticas estaban más centradas en el signo) y también podemos hacer alusión al gran Joan Brossa. Pero en la obra de 1905 de Morgenstern también tenemos este poema La canción nocturna del pez (Fisches nagtgesang).



Volviendo a En el reino de la puntuación, observamos el juego de la poesía visual en el que los signos de la puntuación con su color, posición y tamaño nos recuerda muchas de las lecciones de Bang (2000). En el juego del sinsentido (“politics of nonsense”) como ejemplo subversivo y radical que diría Reynolds (2007) los signos de puntuación inician una guerra entre comas y puntos (conoceremos las posiciones de las interrogantes, las llaves, los paréntesis, el signo menos o la admiración). En sus versos el inicio del conflicto entre signos, la posición del resto como espectadores, la matanza, el exilio, el ascenso de los triunfadores, la sepultura de los vencidos y la instauración de un nuevo régimen.


Conseguir esa visión alegórica desde el juego con los signos de puntuación como la plasmación de las fases del conflicto y que, por desgracia, revivimos en la actualidad. La precisión visual por parte de Rathna Ramanathan termina de redondear esta propuesta que fue seleccionada en el catálogo White Ravens en 2010. En definitiva, una sabia reflexión de qué pasa cuando nos quedamos sin palabras, cuando no las usamos sin mayor fin que la de enfrentarnos. Y porque la educación literaria es el colmillo del alma.

 


Para terminar la entrada quiero recordar el curioso El libro sin dibujos (2014) de B. J. Novak (el actor de The office) y la consideración sobre este álbum que alude en el título que no tiene dibujos (¿entonces cómo puede ser un álbum?). Más allá del juego que propone el texto, en diferentes artículos de Frank Serafini (Serafini y Moses, 2015; Serafini y Reid, 2019) ponen énfasis en la importancia de la tipografía en la comunicación visual (y obviamente se citan las aportaciones de Kress y van Leeuwen) y lo suelen categorizar como álbum (picturebook). Curioso, pero una manera perfecta para reflexionar sobre la cantidad de elementos que entran en juego en la composición de un soporte tan libre como el del álbum.

 


Para finalizar, una canción por Ucrania de A Hawk and a Hacksaw (Jeremy Barnes, batería de Neutral Milk Hotel para los indies, y Heather Trost).


Fran Martínez

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Web editorial

https://thuleediciones.com/catalogo/en-el-reino-de-la-puntuacion/

 

Referencias

Bang, M. (2000). Picture this: how pictures work. SeaStar Books.

Rasula, J. (2009). Modernism and poetic inspiration: the shadow mouth. Palgrave Macmillan.

Rasula, J. (2016). Dadá: el cambio radical del siglo XX. Anagrama.

Reynolds, K. (2010). Radical children’s literature: future visions and aesthetic transformations in juvenile fiction. Palgrave Macmillan.

Serafini, F., y Moses, L. (2015). Considering Design Features. The Reading Teacher, 69(3), 307–309. https://doi.org/10.1002/trtr.1416

Serafini, F., y Reid, S. F. (2019). Crossing Boundaries: Exploring Metaleptic Transgressions in Contemporary Picturebooks. Children’s Literature in Education, 51(2), 261–284. https://doi.org/10.1007/s10583-019-09382-9



martes, 8 de marzo de 2022

Entradas en azul. Marion Kadi. Les reflets d'Hariett

 


Título: Les reflets d’Hariett

Autora e ilustradora: Marion Kadi

Año: 2021

Editorial: L’agrume

Tamaño: 24,5 x 29. Tapa dura.

Extensión: 48 páginas

Idioma: francés

 

 

Reseña:

El periplo del debut de la autora francesa Marion Kadi con su álbum titulado Les reflets d’Hariett (L’agrume, 2021) está plagado de reconocimientos en las ferias más destacadas de la literatura infantil. Primero, su álbum se coló entre la selección final del Salón du livre et de la presse jeunesse (Les pepites) junto a los álbumes Adieu Blanche-Neige (reseñado en el blog), el lisérgico Changer d’air de Jeanne Macaigne, el divertimento con mala uva de Adrien Parlange con Les Désastreuses Conséquences de la chute d'une goutte de pluie y el libro-objeto de un habitual de estos experimentos con la materialidad como Dominique Erhardt que fue alzado como ganador con Esprit, es-tu là? Pero donde alcanzó su álbum el reconocimiento internacional definitivo fue como reciente ganador del Premio Opera Prima en la Feria de Bolonia y donde también se alzó con una mención el álbum de Johanna Schaible que figuraba en aquel repaso a 2021 como el álbum que más me gustó el año pasado (también podéis leer la reseña aquí) con C’era una volta e ancora ci sarà (además de su reconocimiento en la selección de dPictus).


Durante el curso pasado pasaron por el blog otros dos álbumes que fueron premiados y que comparten con Les reflets d’Hariett un tipo de narración intimista con la intromisión de un hecho fantástico en un contexto cotidiano como sucedía en No sin mis cosas preferidas de Sepideh Sarihi e ilustrado por Julie Völk (Lóguez, 2020) y Vecinos de Kasya Denisevich (Editorial Juventud, 2021). Ambos comparten protagonistas femeninas, pero en Les reflets d’Hariett la narración psicológica pasa a ser omnisciente para acompañarnos por el espectacular despliegue de la autora. En algún espacio de las aventuras de Kitty Crowther y el trazo de Georg Barber (ATAK) o el extrañamiento de Sarah Mazzetti, las ilustraciones de Marion Kadi juegan con la expresividad y el contraste de su paleta cromática para una narrativa visual repleta de detalles en cada ilustración. De manera más concisa el veredicto del jurado en su página web en la que hablaban del impacto visual, paleta de colores explosiva y cálida, dinamismo y elección del formato narrativo para cautivar al lector. Podéis leer el veredicto en la Web de la Feria de Bolonia en este enlace.

Tal vez estos días de lluvia en el Levante y el reflejo en los charcos están dominando esta vuelta con la reseña de L’orage de Anne Brouillard y este álbum. Aunque no tengan nada que ver en la construcción del discurso narrativo. La situación inicial comienza sin palabras con la visión del lago a doble página en la que vemos a los peces nadar y el paso a la doble página en la que conocemos al león acostado bajo la luna llena en su orilla. Un león con una vida plena (cazando, comiendo y durmiendo) que descansa en sus últimas horas de vida. El contraste entre el azul y el amarillo nos presenta su último suspiro sereno, en el que su reflejo no quiere seguir este desenlace en soledad. Resulta divertido este contrapunto entre lo corpóreo (la muerte del león) y lo espiritual e invisible con su diferencia en la permanencia. En la siguiente doble página, la vuelta al día y la naturaleza recorriendo con diferentes animales el entorno que no veíamos en la oscuridad de la noche son un plano envidiado para el reflejo del león que se aburre de su permanencia solitaria en el lago.


Esta exploración de un nuevo espacio de permanencia le lleva a valorar nuevas opciones que descarta rápidamente (ni de la flor, ni del pato) y decide emprender la aventura de su nuevo portador de su reflejo. Este elemento de aventura y fantasía se plasma con esa paleta de colores que impregna su cuerpo (anaranjado y azulado con su melena ondulante), en los colores llenos de vida de los pájaros, las flores y las sombras que acompañan a sus movimientos. En ese momento, encuentra una casa en su camino por baldosas rojas y a una candidata perfecta: la tímida Hariett. Esta sería una primera parte introductoria con su pequeño esquema ternario para el león.

Ahora, conocemos a Hariett y sus pocas ganas de ir al colegio. La unidad narrativa se secuencia con libertad entre la doble página y la página sencilla, de la misma forma que la manera de secuenciar la temporalidad con las distintas acciones de Hariett en la misma página. La vista del cuarto y pequeños detalles (el cuadro del bodegón), el espejo en el que se ve la entrada del gato por la puerta de su habitación y el león en la ventana esperando el momento en el que convertirse en su reflejo. En ese momento a doble página tenemos la visión de la lluvia, la divertida estampa del rebaño de ovejas (con un pequeño intruso) y un gato escapando de los ratones en ese mundo peculiar en el que el reflejo se abalanza sobre la sombra de Hariett en el charco (mientras su expresión distraída leyendo no es consciente de dicha circunstancia).

Una vez unidos, Hariett se siente llena de confianza en el camino al colegio en el que nos lo reafirma visualmente interpelándonos directamente con su mirada sonriente en la ilustración. A partir de aquí, su confianza reforzada hace que desaparezca esa desgana para ir cada día a la escuela y con las consecuencias provocadas porque su reflejo se apodera de ella: ahora, las cualidades del león dominan a Hariett. Mientras, disfrutamos de cada detalle en las cenefas del aula (la cadena alimenticia entre la gallina, el caracol y la lechuga) con los detalles marinos en los baldosines del suelo. Cada ilustración nos invita al recorrer sus detalles y seguir su paseo por las baldosas rojas con las curiosas formas de animales en las nubes, el castillo de naipes en su habitación. En último lugar, la confianza plena de la protagonista con su ajuste entre lo que es y parece. El conflicto en la narración de Hariett viene cuando la parte del león domina sus reacciones y debe buscar la resolución a ese conflicto que es narrada de nuevo con pequeños detalles (como la mutación en los motivos de la alfombra en cada ocasión que aparece).


La manera de vertebrar el desenlace con la búsqueda de su reflejo (la búsqueda de su alma, de su voz) y alcanzar la madurez del personaje para buscar el acomodo a esos dos universos dentro de ella: ser ella misma sin renunciar al reflejo indomable del león. El bodegón también ha cambiado. El camino rojo sigue ahí y lo observamos desde la ventana. La tarde se viste de frío y la lluvia nos vuelve a sorprender con sus charcos y el reflejo de los árboles y las aves volando. No vemos a un árbol convertirse en pájaros amarillos, pero asistimos a un precioso viaje al que Marion Kadi nos invita desde dos personajes que se instalan en una pequeña fantasía cotidiana elevada por sus ilustraciones plenas de belleza.



 

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Fran Martínez

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lunes, 7 de marzo de 2022

Entradas en azul. Anne Brouillard. L'orage



Anne Brouillard


L’orage



Grandir, 1998

 




Reseña.

Días de tormenta. Estruendo y petricor. Llevaba tiempo con ganas de reseñar este libro de la artista belga Anne Brouillard que ya tuvo una entrada en el blog con el magnífico Trois chats. En aquella reseña ya se citaban algunos trabajos teóricos que señalaban la grandeza de un álbum como L’orage. Desde la comparación de Van der Linden (2015, pp. 72-73) de las cualidades cinematográficas con las que se articulan, especialmente, los álbumes sin palabras. En este tipo de álbumes se requiere de un lector activo, pero en el caso de L’orage la complejidad de la composición del espacio y de la secuenciación temporal es todo un desafío. Beckett (2018) también citaba a esta narrativa sin palabras como un perfecto ejemplo de álbumes que desafían fronteras artísticas bajo el término “crossover picturebooks”.

“Wordless crossover picturebooks are multilayered texts that present a complex and enigmatic form of narration with an endless possibility of meanings. Each reader brings his or her own personal knowledge and experience to the interpretation of the visual images and the construction of the narrative.” (p. 213)

Este desafío tridimensional queda perfectamente analizado por Nières-Chevrel (2010) con un capítulo entero en el que desmenuzar cada acontecimiento que nos asalta en la doble página. La organización de la secuencia tomada con libertad y empleando para cada punto narrativo una diferente estrategia de ordenación interna desde la doble página, página sencilla, múltiples viñetas relacionadas en diferentes direcciones de lectura, con páginas previas o con diferentes ampliaciones focales. Inclusive, Meunier (2019) le dedica en un artículo dedicado a la autora un estudio de los movimientos del gato negro durante la narrativa.

Donde todos estos trabajos coinciden es en la ruptura de las dos dimensiones para movernos como observadores entre puertas, habitaciones y espacios. Del mismo modo, el título del álbum nos indica que estamos ante una tormenta (observamos los nubarrones entre la belleza de una tarde en un entorno rural). Cubierta y contracubierta en continuidad dibujan un precioso lienzo que nos remite a un tiempo futuro en la narración. La belleza pictórica de este álbum es otro de los reclamos para una narrativa espectacular como la calificaba Nières-Chevrel (2010, p.130). Ante un acontecimiento que nos resulta familiar, el anuncio de una tormenta, somos capaces de recordar percepciones y memorias de esos acontecimientos. Una tormenta no te puede pillar desprevenido y cuando te sobreviene sin prepararte la confusión e improvisación se adueña de ti. Improvisación suena a música jazz: a Ornette Coleman o Albert Ayler. Una tormenta bien podría ser tan impredecible como el free jazz. Sin duda, L’orage no es una narrativa visual sencilla. 


En Trois chats el aura cinematográfica se construía entre el enfoque y el plano con el suspense al cruzarse las miradas de los peces y los gatos. En Le sourire du loup (1992), con el que obtuvo una mención honorífica en la Feria de Bolonia en 1993, el juego se basaba en el zoom. De un plano panorámico que se amplía hasta llegar a la sonrisa del lobo y hacer una especie de metalepsis visual que nos remite al inicio de la panorámica. Adicionalmente, en el contenido simbólico del lobo como depredador con el color rojo.

L'orage es un álbum inteligente que fragmenta con su mirada el tiempo y el espacio, la secuencialidad y la capacidad de inferir lo que ha pasado en las páginas anteriores en relación con las imágenes presentes. Un álbum de enorme belleza que nos permite sentir la confusión de la tormenta, del sentimiento tanto en el exterior en búsqueda de cobijo, como en el espacio interior del hogar en el que el sobresalto del viento irrumpe entrando por las ventanas. El ensombrecimiento en el que aparece el rayo dividiendo la penumbra del brillo en los cristales. La cualidad tridimensional de la mirada de Brouillard para el espectador funciona para cuestionarle sobre la ubicación espacial en la que se encuentra inmerso. ¿Qué parte está viendo en las panorámicas para ubicar la casa de referencia en la que están los gatos (el negro entrando para esconderse y el anaranjado sorprendiéndose ante el aviso mientras dormía en la banqueta del piano)?. Un juego que se inicia desde el espejo con el que vemos el exterior de la casa y con el que comenzaremos nuestro viaje por los ángulos de su mirada (parece que estemos reconstruyendo la escena como en Blow up de Antonioni). Estos nos revelan los espacios en los que transitan de los felinos, la pareja de jóvenes que se ven sorprendidos en medio del campo o las vacas.


Cada acontecimiento de la tormenta es palpable en sus luces, en la dinámica que anuncia su llegada, el viento, el ensombrecimiento, el rayo, el sonido de las gotas repicando en las ventanas, el goteo incesante en los charcos, ondas expansivas en el cubo, el reflejo del cielo en los grandes charcos en la tierra. Juegos de espejos en un tiempo que fluye hasta unificarse en las últimas páginas y en el que buscar la dirección en el que las dobles páginas nos están revelando nuestra posición como observadores en el espacio. Ese movimiento queda perfectamente descrito por Nières-Chevrel (2010, p.131)

“Anne Brouillard combines this fundamental power of pictures—that is, to tell present time eternally—with the invention of a camera eye. She pictures our presence in the book in the disguise of a camera moving around in a three-dimensional space. The viewer enters a house through a half-open door and goes out of it through the window; he/she circulates at his/her free will.”


Esta reseña también surge como un ejemplo de la complejidad que implica la lectura de un álbum y sobre su análisis exhaustivo siempre se puede acudir a la tesis de Bosch (2015) entre otros trabajos académicos. El curso pasado me interesé por revisar los artículos publicados en lengua inglesa en las bases de datos Scopus y Web of Science y que acabó comprendiendo mi búsqueda al periodo 1975-2020. Esta revisión de artículos (Martínez-Carratalá, 2022) ha sido publicada en el último número de Ocnos. Revista de estudios sobre lectura por si os resulta de interés.

En conclusión, una narrativa visual como L’orage sirve como perfecto ejemplo del nivel de complejidad que implica la alfabetización visual, la comprensión multimodal de las estrategias de la gramática visual desplegadas para compartir un momento reconocible, la tormenta como un crescendo o una partitura. Desde acordes lánguidos y espaciados hasta la tensión narrativa que se desvanece ante una nueva calma en la que acabamos transformados. La lectura precisamente tiene ese poder y en las narrativas visuales no precisa de palabras para crear una obra tan sugerente y expansiva como esta.

Una grandísima joya de Anne Brouillard y que me acompañaba una tarde de tormenta en el campo mientras escuchaba con nostalgia de domingo un disco de Hope Sandoval junto a Colm Ó Cíosóig (piezas de Mazzy Star y My Bloody Valentine unidas) en Bavarian Fruit Bread (2001). Un disco con dos décadas cumplidas y con un sonido fuera del tiempo. Hay otras canciones con las que me gustaría cerrar esta entrada, pero creo que si hablamos de alfabetización visual esta sirve de perfecto colofón:




Referencias

Beckett, S. L. (2018). Crossover picturebooks. En B. Kümmerling-Meibauer (Ed.), The Routledge companion to picturebooks (pp. 209-219). Routledge.

Bosch, E. (2015). Estudio del álbum sin palabras [Tesis de doctorado, Universitat de Barcelona]. http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/66127

Martínez-Carratalá, F. A. (2022). Álbumes sin palabras: revisión teórica de los artículos publicados entre 1975-2020. Ocnos. Revista De Estudios Sobre Lectura21(1). https://doi.org/10.18239/ocnos_2022.21.1.2746

Meunier, C. (2019). Anne Brouillard et le génie des lieux. Textyles. Revue des lettres belges de langue française, (57), 27-42. https://doi.org/10.4000/textyles.3715

Nières-Chevrel, I. (2010). The Narrative Power of Pictures: L’Orage (The Thunderstorm) by Anne Brouillard. En T. Colomer, B. Kümmerling-Meibauer, y C.  Silva-Díaz (Eds), New Directions in Picturebook Research, (pp. 129-138). Routledge. 

Van der Linden, S. (2015). Álbum[es]. Ekaré.