Título: Les reflets d’Hariett
Autora e ilustradora: Marion Kadi
Año: 2021
Editorial: L’agrume
Tamaño: 24,5 x 29. Tapa dura.
Extensión: 48 páginas
Idioma: francés
Reseña:
El periplo del debut de la autora francesa Marion Kadi con
su álbum titulado Les reflets d’Hariett (L’agrume, 2021) está plagado de
reconocimientos en las ferias más destacadas de la literatura infantil.
Primero, su álbum se coló entre la selección final del Salón du livre et de la presse jeunesse (Les pepites) junto a los álbumes Adieu
Blanche-Neige (reseñado en el blog), el lisérgico Changer d’air
de Jeanne Macaigne, el divertimento con mala uva de Adrien Parlange con Les
Désastreuses Conséquences de la chute d'une goutte de pluie y el
libro-objeto de un habitual de estos experimentos con la materialidad como
Dominique Erhardt que fue alzado como ganador con Esprit, es-tu là? Pero
donde alcanzó su álbum el reconocimiento internacional definitivo fue como
reciente ganador del Premio Opera Prima en la Feria de Bolonia y donde también se
alzó con una mención el álbum de Johanna Schaible que figuraba en aquel repaso
a 2021 como el álbum que más me gustó el año pasado (también
podéis leer la reseña aquí) con C’era una volta e ancora ci sarà
(además de su reconocimiento en la selección de dPictus).
Durante el curso pasado pasaron por el blog otros dos álbumes
que fueron premiados y que comparten con Les reflets d’Hariett un tipo
de narración intimista con la intromisión de un hecho fantástico en un contexto
cotidiano como sucedía en No
sin mis cosas preferidas de Sepideh Sarihi e ilustrado por Julie Völk
(Lóguez, 2020) y Vecinos
de Kasya Denisevich (Editorial Juventud, 2021). Ambos comparten protagonistas
femeninas, pero en Les reflets d’Hariett la narración psicológica pasa a
ser omnisciente para acompañarnos por el espectacular despliegue de la autora.
En algún espacio de las aventuras de Kitty Crowther y el trazo de Georg Barber
(ATAK) o el extrañamiento de Sarah Mazzetti, las ilustraciones de Marion Kadi
juegan con la expresividad y el contraste de su paleta cromática para una
narrativa visual repleta de detalles en cada ilustración. De manera más concisa
el veredicto del jurado en su página web en la que hablaban del impacto visual,
paleta de colores explosiva y cálida, dinamismo y elección del formato
narrativo para cautivar al lector. Podéis leer el veredicto en la Web de la
Feria de Bolonia en este enlace.
Tal vez estos días de lluvia en el Levante y el reflejo en
los charcos están dominando esta vuelta con la reseña de L’orage
de Anne Brouillard y este álbum. Aunque no tengan nada que ver en la
construcción del discurso narrativo. La situación inicial comienza sin palabras
con la visión del lago a doble página en la que vemos a los peces nadar y el
paso a la doble página en la que conocemos al león acostado bajo la luna llena
en su orilla. Un león con una vida plena (cazando, comiendo y durmiendo) que
descansa en sus últimas horas de vida. El contraste entre el azul y el amarillo
nos presenta su último suspiro sereno, en el que su reflejo no quiere seguir
este desenlace en soledad. Resulta divertido este contrapunto entre lo corpóreo
(la muerte del león) y lo espiritual e invisible con su diferencia en la
permanencia. En la siguiente doble página, la vuelta al día y la naturaleza
recorriendo con diferentes animales el entorno que no veíamos en la oscuridad
de la noche son un plano envidiado para el reflejo del león que se aburre de su
permanencia solitaria en el lago.
Esta exploración de un nuevo espacio de permanencia le lleva a valorar nuevas opciones que descarta rápidamente (ni de la flor, ni del pato) y decide emprender la aventura de su nuevo portador de su reflejo. Este elemento de aventura y fantasía se plasma con esa paleta de colores que impregna su cuerpo (anaranjado y azulado con su melena ondulante), en los colores llenos de vida de los pájaros, las flores y las sombras que acompañan a sus movimientos. En ese momento, encuentra una casa en su camino por baldosas rojas y a una candidata perfecta: la tímida Hariett. Esta sería una primera parte introductoria con su pequeño esquema ternario para el león.
Ahora, conocemos a Hariett y sus pocas ganas de ir al
colegio. La unidad narrativa se secuencia con libertad entre la doble página y
la página sencilla, de la misma forma que la manera de secuenciar la
temporalidad con las distintas acciones de Hariett en la misma página. La vista
del cuarto y pequeños detalles (el cuadro del bodegón), el espejo en el que se
ve la entrada del gato por la puerta de su habitación y el león en la ventana esperando
el momento en el que convertirse en su reflejo. En ese momento a doble página
tenemos la visión de la lluvia, la divertida estampa del rebaño de ovejas (con
un pequeño intruso) y un gato escapando de los ratones en ese mundo peculiar en
el que el reflejo se abalanza sobre la sombra de Hariett en el charco (mientras
su expresión distraída leyendo no es consciente de dicha circunstancia).
Una vez unidos, Hariett se siente llena de confianza en el
camino al colegio en el que nos lo reafirma visualmente interpelándonos directamente
con su mirada sonriente en la ilustración. A partir de aquí, su confianza
reforzada hace que desaparezca esa desgana para ir cada día a la escuela y con
las consecuencias provocadas porque su reflejo se apodera de ella: ahora, las
cualidades del león dominan a Hariett. Mientras, disfrutamos de cada detalle en
las cenefas del aula (la cadena alimenticia entre la gallina, el caracol y la
lechuga) con los detalles marinos en los baldosines del suelo. Cada ilustración
nos invita al recorrer sus detalles y seguir su paseo por las baldosas rojas con
las curiosas formas de animales en las nubes, el castillo de naipes en su habitación.
En último lugar, la confianza plena de la protagonista con su ajuste entre lo
que es y parece. El conflicto en la narración de Hariett viene cuando la parte
del león domina sus reacciones y debe buscar la resolución a ese conflicto que
es narrada de nuevo con pequeños detalles (como la mutación en los motivos de
la alfombra en cada ocasión que aparece).
La manera de vertebrar el desenlace con la búsqueda de su reflejo (la búsqueda de su alma, de su voz) y alcanzar la madurez del personaje para buscar el acomodo a esos dos universos dentro de ella: ser ella misma sin renunciar al reflejo indomable del león. El bodegón también ha cambiado. El camino rojo sigue ahí y lo observamos desde la ventana. La tarde se viste de frío y la lluvia nos vuelve a sorprender con sus charcos y el reflejo de los árboles y las aves volando. No vemos a un árbol convertirse en pájaros amarillos, pero asistimos a un precioso viaje al que Marion Kadi nos invita desde dos personajes que se instalan en una pequeña fantasía cotidiana elevada por sus ilustraciones plenas de belleza.
Instagram
Marion Kadi
https://www.instagram.com/marionkadi/?hl=en
Editorial
https://www.editionslagrume.fr/collections/jeunesse/les-reflets-dhariett/
Fran Martínez
Twitter: https://twitter.com/fa_martnez
Instagram: https://www.instagram.com/caballo_de_carton_azul/?hl=en
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