Encabezamiento de Tomi Ungerer para finalizar 2021, deseando lo mejor
Llega el último día del año y es el momento para un repaso a
los álbumes destacados de este 2021. No tiene esta lista ninguna vocación de
repaso exhaustivo de la actualidad, sino de recopilar cuáles han sido los
álbumes editados este año que se han destacado en las reseñas del blog. Así,
entiendan que no es una lista de lo mejor al año al uso, pero significativa de
los gustos y preferencias de quien les ha escrito durante este 2021. Esta
práctica era más frecuente cuando me dedicaba a la crítica musical cuando
empecé en esto del blogging (blog: poleonmars).
Tienen los enlaces a sus respectivas reseñas y tan solo me
queda desearles un feliz 2022. Si leen el álbum de Johanna Schaible que encabeza
la lista, entenderán que espero que se cumplan sus deseos.
1. Johanna
Schaible. C'era una volta e ancora ci sarà. Orecchio Acerbo
Hoy, vuelvo a la entrega de una nueva entrada pese a mi
despedida de este espacio en el formato diario. 229 reseñas en un año requieren
un tiempo que, ahora, me resulta más complicado para dedicárselo al blog y, para
redondear la cifra de reseñas publicadas en 2021, que mejor que la que ponga el
broche sea la nueva entrega de Beatrice Alemagna. Durante este año solo he
podido dedicarle una entrada a Gisela
de cristal y no será por la cantidad de títulos que merecen el
detenimiento y análisis de sus álbumes merecedores de halagos por la belleza de
sus ilustraciones: una belleza única e inconfundible que, en definitiva, es lo
que diferencia artísticamente a la autora y le otorga una personalidad propia a
sus proyectos. Con Adieu Blanche Neige ha conseguido un libro especial, en
un espacio entre el libro de artista y el álbum dada su extensión.
Antes de
centrarnos en el título, un breve repaso por la historia de Blancanieves, un
cuento de la tradición oral recogido y prosificado por los Hermanos Grimm en 1810
y que ha sufrido la “disneyficación” (un término empleado por Jack Zipes, con
quien volveremos más tarde) en su representación en la memoria colectiva. Frente
a este proceso de adaptación y reinterpretación hipertextual y la presencia como
un icono de una industria cinematográfica desde su estreno en 1937, en la
literatura infantil también encontramos obras de calidad que se acercan a esta
narración. Desde ejemplos como el libro-objeto de Yusuke Oono en Snowhite 360, formando parte de un texto subyacente al código iconográfico de los imagiarios de Warja Honegger-Lavater, la Blancanieves en Nueva York de Fiona French (donde, quizás, se encontraría con la caperucita de Carmen Martín Gaite que vivía en Manhattan), inspiradora de otro de los títulos de Yvan Pommaux del detective John Chatterton en Lilia o la interpretación ilustrada de Iban Barrenetxea. Transgresiones y nuevas ilustraciones donde los títulos que transportan la magia de las narraciones originales (el caso del álbum que reseñamos en el blog de Maguma con Happy/Lucky Hans) y que este gesto de recuperación parece subversivo cuando, realmente, se basa en la preservación. Es curiosa la manera en la que modelamos la memoria colectiva y, de nuevo, no será el espacio para hablar de Jacques Derrida.
Por el blog ya tuvimos la presencia de Snowhite
de Ana Juan con una actualización dickensiana que profundizaba en los aspectos
más violentos y sexuales de los cuentos de la tradición oral y, adicionalmente,
nos recuerda que en la época de los Grimm la naturaleza subversiva de estas
narraciones (Lurie, 1998) tenían un público que difiere de la idea de infancia
como un “islote” (Immel, 2009) y con unas condiciones socioculturales (y
esperanza de vida) diferentes a nuestros tiempos. La idea de infancia en
nuestras sociedades puede extenderse hasta el fin de la etapa primaria (12
años), piensen por un instante cómo sería la vida de niños y niñas de 12 años
en aquella época y, seguramente, estarán imaginando una estampa distante de nuestros
días.
Aun así, la narrativa es un elemento que atraviesa el tiempo y las
culturas, historias y narraciones fantásticas que viajan hasta nuestros días
(fijadas por Disney) enfrentándose a censuras bajo el manto de lo políticamente
correcto, olvidándonos del diálogo con estas narraciones como preservación del
legado intergeneracional. En esa dulcificación (transgresiones que, en la
mayoría de ocasiones, no persiguen el diálogo, sino el blanqueamiento) del
cuento de los Grimm también existen elementos que se han perdido en detrimento
del empaquetamiento transmedia: las tres visitas de la madrastra disfrazada de
buhonera en el que la manzana es el último engaño para acabar con Blancanieves
y donde los anteriores intentos con el lazo o el peine han sido suprimidos. El
desenlace con la boda de Blancanieves con el hijo del rey que quedó fascinado
de la protagonista muerta en el ataúd (hola, necrofilia), su despertar porque
expulsó el hueso de la manzana al caerse el féretro al suelo y en la
celebración del matrimonio el reflejo de la muerte de la madrastra bailando con
zapatos de hierro sobre ascuas incandescentes hasta su último aliento. La
circulación de estos cuentos también cuenta con reinterpretaciones y su encanto
reside en el capital simbólico de dichas narraciones y, como definían Stephens
y McCallum (1998, p.6) como metanarrativas: “In other words, they are always
already shaped in some kind of metanarrative, and their status makes them a good
site on which to impose metanarratives expressing social values and attitudes
prevailing in the time and place of the retelling. As we sai above, a metanarrative
is a global or totalizing cultural narrative schema which orders and explains
knowledge and experience”.
En este proceso es curiosa la cantidad de mediadores
que se han apoderado de estos cuentos para moralizarlos o cuestionarlos: desde
el expurgo en defensa de valores de ideologías progresistas, Calvo-García-de-Leonardo
y Alcantud-Díaz (2019, p.25) reflejan la relevancia entre culturas con la
intromisión de la ideología nacional (y en la Alemania nazi) y el fomento de
estos cuentos tradicionales para extender sus ideas fascistas y sus planteamientos eugenésicos con
representaciones en las que estas interpretaciones (como citan el ejemplo de La
bella durmiente del bosque o Cenicienta) eran convertidas en pastiches
ideológicos y con violencia racial. Tras la II Guerra Mundial, los autores
documentan cómo la Fuerza Aliada consideró que los cuentos tradicionales, como
los de los Grimm, habían reforzado la violencia y el salvajismo nazi y,
finalmente, intentaron prohibir los cuentos de los Grimm. Si están interesados,
recomiendo el análisis de estos autores sobre la violencia (implícita y explícita)
y sexualidad de esta narración en su libro (pp. 179-187). Ese aspecto, también
conecta con aportaciones como las de que Zipes (2011) comentaba cómo este
proceso iniciado por los Grimm en 1810 (y los cambios que introdujeron durante
47 años) estaba menos relacionado con las preocupaciones y aventuras de su
virginal protagonista frente el reflejo de la madrastra y sus pulsiones frente
al espejo encantado.
Así, la pregunta con la que comienza el prefacio Beatrice
Alemagna este sensacional Adieu Blanche Neige era sobre dónde se situaba la verdad
del cuento: si en la protagonista y víctima o en la figura del verdugo
encarnada en la madrastra. De esta manera, su visión se centra en los aspectos soterrados
tradicionalmente como el sufrimiento, los celos o la venganza. Una oscuridad
que también Shaun Tan (con aportaciones de Neil Gaiman y Jack Zipes) señalaba
en su The singing bones y que atraían al autor por su imaginario oscuro
y que, en este caso Alemagna, convierte en el reflejo narrativo de la locura de
la madrastra, de sus pulsiones, los miedos y las pesadillas (Disney tan solo
capturó esa atmósfera en el bosque de su largometraje en la huida de
Blancanieves y, un bosque, que en Bambi inspiró a Boersen y Lukács en la
creación de una instalación audiovisual en el que lo aislaban de los personajes
y se centraban en las atmósferas del espacio como protagonista).
Así, la obra de Beatrice Alemagna se centra en lo inquietante,
en la belleza mágica de los cuentos folklóricos, en su capital simbólico y, en
lo que acertadamente la autora define, como un “lienzo folclórico” basado en el
poder del imaginario de estas narraciones. La fascinación a partir de una frase
de Rilke con la belleza como preludio de lo terrible. Una fascinación que no
conoce edad y con la que nos regala una obra especial. De este modo, el juego parece
remitirnos a la revisión de Lorenzo Mattotti de Hansel y Gretel en la clave de
la autora, con la peculiaridad de sus ilustraciones que ocupan la doble página
en este libro de gran formato y dejando el texto en las páginas en blanco para
la sucesión de imágenes que inspira el texto. Contrastes en sus panorámicas,
sus curiosas articulaciones de la perspectiva para el deleite de una
interpretación en la que maravillarnos en cada lienzo narrativo: la muerte de
la primera mujer, el reflejo de la locura frente al espejo, el grotesco y amenazante
aspecto del cazador, la atmósfera del encuentro y la excelente plasmación de la
madrastra comiéndose el corazón del jabalí que sustituía a Blancanieves en una
secuencia de ocho viñetas.
Esa recreación con el lenguaje artístico de Alemagna
sobre el acto grotesco de comerse un órgano a través de los gestos malvados y
maquiavélicos es realmente admirable. A medida que la narrativa visual avanza con
los encuentros con la madrastra disfrazada de buhonera, las pinturas nos
atrapan desde la fascinación grotesca y expresiva de la autora (su muerte,
duelo, aparición del hijo del rey, el escenario sobre el que portan el ataúd y,
de nuevo viñeteado, la caída de la madrastra en cenizas). El texto sería prescindible y funcionaría como un álbum sin palabras de maravilla, pero el acto de recuperar los aspectos olvidados de la narración lo hace completamente necesario. Las atmósferas características de la autora, el paisaje con la alteracíon de los paisajes que lo dota de irrealidad (precisamente, lo que queremos es transportarnos a un espacio fantástico), el soporte de la imagen como puerta a la belleza pictórica y un sinfín de elogios a un álbum que precisa de una gran extensión para detenerse en cada momento, en el que admirar cada detalle, contraste, expresión y la deambular entre sus texturas aguadas. Una nebulosa en la que Beatrice Alemagna nos sumerje y alcanza los objetivos que planteaba en su prólogo. Un título que recrea
el imaginario original, lo dota de su expresividad y es reinterpretado en una
personal representación artística de las técnicas de una autora con la que
celebramos este cierre de año.
Por mi parte, nada más, sean felices en estas fiestas y que
se cumplan sus deseos. Un abrazo de quien les escribe.
Calvo-García de Leonardo, J.J., y
Alcantud-Díaz, M. (2019). Escandalizar al inocente: violencia y sexualidad en
cuentos infantiles y de hadas. Publicacions Unversitat de València.
Immel, A. (2009). Children’s
books and constructions of childhood. En M. O. Grenby y A. Immel (Eds.), The
Cambridge companion to children’s literature (pp. 19-34). Cambridge
University Press.
Lurie,
A. (1998). No se lo cuentes a los mayores: literatura infantil, espacio
subversivo. Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
Stephens, J., y McCallum, R. (1998).
Retelling stories, framing culture: traditional story and metanarratives in
children’s literature. Garland
Zipes, J. (2011). The enchanted screen: the unknown history of fairy-tale
films. Routledge.
Encuadernación
y formato:
22 x 31,5 cm. Tapa dura.
Idioma: italiano
Reseña:
Hace un año comenzaba la andadura por el blog con la reseña
de Migrar
de José Manuel Mateo y Javier Martínez Pedro y que, un año después, ha dejado
más de 220 entradas. Otra cuestión ha sido el propósito detrás de esta tarea
prácticamente diaria de actualización con una reseña. Además del propósito de
compartir lecturas como reza el subtítulo de este blog creado por el profesor
Ramón Llorens hace diez años, la intención ha sido obligarme a profundizar
sobre cuestiones e investigaciones en torno al álbum. En ese sentido, no sabría
valorar si este espacio le ha resultado de interés a alguien (ni un comentario),
pero decidí mantenerlo porque a nivel formativo me aportaba un espacio para
reflexionar sobre cuestiones que investigaba en esos momentos y compartir
algunas fijaciones personales. Ahora, es el momento para centrarme en otros
proyectos e investigaciones (de hecho, esta última reseña la escribo a finales
de octubre) que ocuparán mi tiempo. Tal vez en algún momento de relajación
comparta algún contenido, pero eso se lo dejaremos al azar.
Entre las fijaciones de este espacio por autores creo que
uno de los nombres que más he repetido ha sido el del suizo Armin Greder. En diferentes
reseñas durante este año se ha señalado el relativo paralelismo temático con la
crítica a las sociedades capitalistas de otro gran autor suizo como Jörg Müller.
Estilos artísticos completamente diferentes, pero con mensajes que abordan
aspectos a la sombra de estos modelos de crecimiento de las sociedades de
consumo. Un autor con prestigio en el ámbito de la crítica, pero que después de
los premiados The Great Bear (ilustrando textos de Libby Gleeson) y el
icónico debut con La isla su obra posterior no ha gozado de una
traducción a otros idiomas (las traducciones al inglés desde la editorial
australiana Allen & Unwin). Así, la labor de la editorial italiana Orecchio
Acerbo por la publicación de todos sus títulos, además de una editorial ligada
a esta como Else Edizioni. Por el blog ha pasado su visión sobre el conflicto palestino
con Gli
stranieri, uno de sus abecedarios reflejando los aspectos a la sombra del
trabajo con Work
o el reflejo de la sobreprotección materna La
ciudad. Armin Greder se ha dedicado a la producción de títulos que
recogen sus temáticas de interés, su visión sobre un mundo complejo y su
posición crítica sobre este. No se trata de traumatizar a la infancia, sino de aportar
visiones ficcionales de narrativas que tensionan lo políticamente correcto para
la infancia. Principalmente, ponerse en lugar de otros.
L’eredità llega para conformar lo que sería una
trilogía junto a Meditarraneo
y Diamanticentrada en relatos que describen el ciclo a las sombras de los modelos
económicos neoliberales y finalistas. Con Mediterraneo, el ciclo de muerte de
los migrantes con un álbum sin palabras en el que seguimos la secuencia de
actos que derivan en esta situación de opresión para que las personas abandonen
su lugar de origen. Diamanti, proponía un ejercicio híbrido: la
descripción de una situación inicial en el texto y, el conflicto desarrollado
como una narrativa visual sin palabras secuenciada como un flashback sobre el
origen de los diamantes de sangre hasta convertirse en un objeto de lujo y un
símbolo de distinción de clase.
El mismo formato se repite con L’eredità: la situación
inicial y el inicio del conflicto descritos con el apoyo del texto y, el
desarrollo del conflicto y el final (muchas veces se habla de “final negativo”,
pero creo que se ajusta mejor realista) con una prospectiva en el tiempo y sin
palabras. La opción de liberar (o desanclar) a la ilustración del texto es un
factor que favorece la interpretación del lector y, principalmente, evita la
excesiva dramatización para no convertirlo tampoco en un panfleto. En los dos
anteriores títulos, la realidad cruda. En este caso, una visión distópica y que
no se aleja de los problemas que enfrenta este obsoleto modelo económico. Es
decir, la insostenibilidad del desarrollo de las sociedades finalistas neoliberales
frente a la urgencia de los ODS. Y, como se apuntó en la reseña de Diamanti,
la tendencia cada vez más imperante por la edición de álbumes que abordan la
sensibilidad ecológica muchas veces caen en el panfleto o la excesiva
simplificación con soluciones naifs. En este punto, sería lícito cuestionarse si
realmente esa producción obedece más a un “greenwashing” de la misma manera que
todos los acuerdos de las grandes potencias mundiales en su compromiso por el
cambio hacia un modelo económico sostenible. En esa encrucijada empujamos al
lector: títulos que celebran las acciones individuales sobre el reciclaje,
reducción, recuperación y reutilización mientras que cuatro años en los que la
anterior administración de Estados Unidos decide romper con los compromisos de
emisiones suponen un daño irreparable. Esa, entre otras tropelías del sistema.
Si buscan, tienen para aburrirse. Fridays for future, Saturdays for denial.
L’eredità comienza con otra muerte, en este caso de
un acaudalado empresario (2153 milmillonarios acumulan tanta riqueza como el
60% de la humanidad), con funeral de Estado por medio y plañideras mediante. La
visión del empresario de Armin Greder con sus trajes y corbatas negras, con esa
tez blanquecina y vileza en su expresión, nos lleva hasta la habitación en la
que se reúnen sus herederos: tres varones y una mujer. Tres varones que solo
conocen el camino de llenarse los bolsillos como había hecho su padre. Una hija
que ha viajado por el mundo y muestra otra visión: la del error de la opción
conservadora y los peligros que amenazan a las futuras generaciones. Y, como privilegiados,
ejercer una función de responsabilidad solidaria que acabe con la explotación masiva
de los recursos naturales y sus consecuencias. Obviamente, Armin Greder nos
muestra la respuesta ante esta propuesta de los tres hermanos. ¿Se imaginan
cuál será? Una idea que se encontrará con un techo de cristal y, ahora sin
palabras, nos presenta once ilustraciones a doble página sin palabras sobre las
consecuencias. Es un mensaje claro el de Armin Greder y, cada vez, más cercano.
Y con este tono tan alegre les mando un saludo a las personas que hayan pasado
por este espacio durante estos meses. Ahora, canten con Leonard Cohen.
Encuadernación
y formato:
24,4 x 24,4 cm. Tapa dura.
Idioma: inglés
Reseña:
Pese a que Alphabet es el libro que corona este
encabezamiento, la entrada está dedicada a un paseo por los imagiarios de Kveta
Pacovská (1928), que fue editado originalmente en el mercado alemán en 1992 y,
ese mismo año, fue premiada con el Premio Andersen de ilustración. Como maestro
de educación infantil siento una conexión especial con estos libros de primeros
conceptos convertidos en obras de arte que en mi mente se ubican en la batidora
de la ilustración rusa de principios del siglo XX, el arte abstracto con Paul
Klee y la Bauhaus tamizados por el túrmix punk, el máximo contraste para una
fiesta cromática carnavalesca, el collage y el surrealismo de Sedmikrásky [Las
margaritas] de Věra Chytilová y la nueva ola checoslovaca. Libros sensoriales
para tocar y descubrir, troquelados, fragmentos de láminas en espejo y
personajes con expresiones con perfiles reconocibles en sus narices, ojos y
pestañas. Una experiencia tridimensional para el lector infantil desde la
explosión artística de una autora querida y reconocida a lo largo del tiempo.
Han pasado por el blog otros ejemplos narrativos o la
mención a sus adaptaciones de narrativa de tradición oral, pero títulos como este
alfabeto (ya pasó por el blog el de Sonia Delaunay y, como no, mencionamos el
de Marion Bataille que también sería otro ejemplo dentro de ese grupo de
alfabetos maravillosos), Uno, cinco, muchos o Colores colores serían otras de
las joyas en las que se centra esta entrada. Y, como colofón absoluto de todo
ese poder evocador y expresivo de su arte el ejercicio de estilo en el acordeón
que editó en 2010 en Éditions des Grandes Personnes con Couleurs du jour
(Los colores de los días) de 168 páginas. En su prólogo nos habla de cómo
imaginaba los colores con 10 años: lunes, verde; martes, azul; miércoles,
naranja; jueves, rosa; viernes, canela; sábado, marrón y domingo con las orejas
amarillas. Este mismo fragmento lo leímos en el monográfico de la Revista
Peonza en su especial de los números 75-76 en el que leemos esa eterna frase
que siempre se asocia a su nombre:
“El libro puede ser una primera visita a una
galería de arte para un niño; podría ser un pequeño Museo de Palabras e
Ilustraciones para hacer que el lector se sienta a gusto, libre y feliz. Es un
“espacio abierto” para dar y recibir ideas. Es un museo para ti y para mí”
(Revista Peonza, El color del ágora, p. 143)
Sobre el espacio que busca en sus creaciones y la
complicidad en la cuarta dimensión con el lector se puede leer en las
respuestas de la entrevista. Comentar sus obras una a una en esta entrada es
irrelevante, una tarea inútil que depende del espectador en contacto con el
libro vive fuera del pensamiento del adulto que puede comentar este libro y
vive dentro del lector infantil que recibe esta explosión artística y
sensorial. No seré yo el que hable del canon en literatura infantil (también es
bastante infantil en sí el concepto), pero los álbumes de Kveta Pacovská ofrecen una experiencia única a la que seguiré disfrutando en el aula.
Encuadernación
y formato:
15,4 x 28 cm. Tapa dura. Acordeón reversible
Idioma: castellano
Reseña:
Esta semana finalizo con esta labor de actualización diaria
del blog. No sé si en algún momento puntual retomaré la creación de alguna
entrada, pero la intención es apearme cumpliendo un año el día 15 de diciembre.
Entre las participaciones a congresos y seminarios hubo un capítulo de libro en
el que se unieron diferentes aspectos personales de mi formación. Pese a que me
he dedicado desde 2008 a la educación infantil de primer ciclo (primero como
educador y posteriormente como maestro), mi primera titulación universitaria fue
como licenciado en administración y dirección de empresas (el que vale, vale y,
el que no, hace ADE).
De mi formación recuerdo especialmente el rechazo a la
visión finalista y utilitarista de los objetivos de maximización de beneficios
de las empresas, sujetos exclusivamente a restricciones basadas en el coste
económico y laboral obviando las restricciones derivadas del impacto en el
entorno. Esa época formativa, además, estaba presidida en este país por un
señor con mostacho y con el neoliberalismo campando a sus anchas. La segunda pata
de aquella comunicación estaba conectada con una cuestión elemental: la
simplificación y blanqueamiento de las capacidades de la infancia. Ya sea como
lector o como consumidor. La lógica es la misma: no menospreciarles. Hay una
gran cantidad de paraliteratura en la que se aborda la economía explicada a los
niños como una mera extensión de conceptos tan primitivos como los que
describía Jevons en 1875 con el dinero como medio de pago, unidad de cuenta y
depósito de valor. Básicamente, cuestiones prácticas del sistema capitalista.
Marcos Guardiola, Maguma, con este proyecto realizado para
Tara Books (traducido y editado por Libros del zorro rojo) abordó en el formato
álbum un texto de Karl Marx a partir de extractos de Manuscritos económicos
y filosóficos de 1844. Siempre que hablamos de temas soterrados en el
tratamiento literario la economía no parece uno de los que estén presentes en
esa colección. De nuevo, una simplificación. Estos títulos aportan una
narrativa opuesta al discurso dominante sobre el consumidor infantil. Eso sí,
asegúrense el grito en el cielo de quiénes se encargan de censurar qué es apropiado
o no para un lector infantil. Es decir, solo cabe el pensamiento conservador en
el aula. El Dios Dinero fue su puerta de entrada en Tara Books y, como verán
después, seguiremos con su último título en el que ambos emplean el mismo
formato: un álbum en acordeón reversible con detalles en la impresión como el
brillo de los dorados (la fiebre del oro), patrones concéntricos, simbología
mitológica y religiosa (el génesis 3). Sobre su proceso, así como la conexión
con El jardín de las delicias de El Bosco, en la editorial
Tara Books se describe el proceso de su elaboración.
En El Dios Dinero, esos fragmentos de Karl Marx se
representan con iconografía como la del fruto prohibido de la manzana (en este
caso, de oro) y la creación de una deidad representada a partir de la figura
del cerdo (con ranura como el de la hucha). Una narrativa que en la primera
parte describe la aparición de esa deidad monstruosa y, en la parte reversible,
las consecuencias de canalizar el poder a partir del sistema capitalista (las
personas con ranuras en las espaldas para que se muevan a modo de atracciones
de feria o máquinas recreativas). Las representaciones invitan a detenernos en
todos los detalles (el ascenso de la factoría y el desafío a la naturaleza con
las nubes atadas con cuerdas para producir más). Una resolución ilustrada que
nos invita a cuestionarnos el sistema de consumo a partir de unos textos que,
como apuntan en el epílogo, siguen planteando cuestiones filosóficas y éticas.
Un álbum sin edad y que sigue vigente.
Título: Lucky/Happy Hans
Autores
del texto:
Hermanos Grimm
Adaptado
por:
Gita Wolf y Divya Vijayakumar
Ilustrador: Maguma [Marcos Guardiola]
Editorial: Tara Books
Año: 2021
Páginas: 36
Encuadernación
y formato:
16,5 x 26 cm. Tapa dura. Acordeón reversible
Idioma: inglés
Con su nuevo título el texto original se basa en la
tradición oral con Hans im Glük de los Hermanos Grimm y con el que
aborda otro aspecto de la tradición oral como el reflejo de las preocupaciones
y valores de su época que, de manera simbólica, son enseñanzas que siguen
vigentes. De nuevo el intercambio y la riqueza como modo de subida en la escala
social. Esta era una característica del reflejo de la codicia frente a la perseverancia
del protagonista ante dos finales: el positivo con el reflejo de la obstinación
y el trabajo con su posterior recompensa en el relato para acabar siendo
recompensado con la riqueza y el ascenso en la escala social (muchas veces con
el casamiento con la princesa) y, por el contrario, la codicia como caída del
protagonista (en leyendas con el diablo o una figura mitológica engañando al
protagonista cegado por la riqueza). Piensen en el cuento de la lechera, en Cuánta
tierra necesita un hombre de Tolstoi (también en formato álbum editado por
Ekaré) o, también de los Grimm: La mesa, el burro y el bastón.
Realmente, ya sean en cuentos de tradición oral o leyendas, la riqueza y el ascenso
en la escala social son una constante en el reflejo de esos valores morales y
la narrativa como un modo de entretenimiento.
La elección de Maguma de Hans im Glück (Lucky/Happy
Hans) vuelve al empleo del acordeón reversible para contar la versión original sintetizada
en el texto con las acciones que lleva a cabo Hans y sus desventuras en el intercambio
constante que se representa con un camino dorado en el que cada decisión le
lleva a una nueva disyuntiva (a la que Maguma rodea de iconografía y destellos
cegadores del oro). Una idea de progreso continuo y el mal de las economías
occidentales con las ideas del crecimiento perpetuo insostenible. Una espiral y
un mantra en el que también se explica el proceso de creación en la página de
la editorial
Tara Books. No entraremos en el desenlace, sino que iremos a la segunda parte
del acordeón: la adaptación del texto a una narrativa contemporánea con la
iconografía de una aventura gráfica y con los árboles de decisión que remite a
las lecturas de Elige tu propia aventura. Del entorno rural, a una sociedad
distópica que me recuerda al Brazil de Terry Gilliam, aunque piensen en
otras películas distópicas y seguramente encontrarán su espacio visual propio.
En el post de Maguma sus referencias se inspiraban en John
Hejduk, Vladimir Tatlin y M. C. Escher, a las que unía el componente mitológico
egipcio. Los elementos que se intercambian tienen su correspondencia con el de
la narración tradicional (una moto por un caballo, además de por la postura, la
cilindrada la medimos por caballos). La iconografía con un entorno nocturno,
alusiones al consumo desmesurado y un trato por el que aparecen unas gafas de
realidad virtual. Me encanta esta referencia justo en el momento en el que
Zuckerberg da el pistoletazo de salida a lo del metaverso (una tecnología que
se estaba desarrollando durante la pasada década con la realidad aumentada). Y
que nos sirve de reflexión sobre cuestiones paradójicas: ¿qué hacemos si
agotamos los recursos naturales? Crear una realidad virtual en la que el
consumo (la crisis de escasez de componentes) se entrelaza con la realidad. Abandonar
la dependencia de lo tangible por una realidad alternativa para seguir con el
mismo sistema de creación de monopolios. Eso sí, con un lavado de cara y barniz
de modernidad. Obviamente, no cargo contra el progreso de la tecnología, sino
con el interés por el modelo de explotación que es el mismo perro con distinto
collar (y aquí podrían pensar en todo aquello de la datificación).
Curiosamente, la madurez de esta tecnología puede toparse con una realidad
virtual sujeta a una realidad natural exhausta por el calentamiento global y
emergencia climática. La resolución de ambas narrativas es la misma y el
planteamiento sobre qué valores deberíamos perseguir, cómo fijar nuestras
preferencias y plantear cuestiones filosóficas sobre la deriva constante de un
modelo consumista que ha ido perfeccionándose a lo largo de décadas y siglos en
el que la desigualdad es la constante. En definitiva, álbumes que abren las
puertas de lecturas que cuestionan nuestro sistema de valores.
Encuadernación
y formato:
21,5 x 28,5 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
Reseña:
En estas últimas entradas no podía faltar Isol Misenta,
aunque en esta ocasión sea en su faceta de ilustradora de los textos de Jorge
Luján. El dúo publicó cuatro títulos altamente recomendables: el juego
intertextual con Numeralia, Pantuflas de perrito o el premiado Tic-Tac. En realidad,
esta entrada tiene este encabezado, pero se centra en tres títulos: Ser y parecer,
Mi cuerpo y yo y Tener un patito/nene es útil. Con estos tres
títulos tenemos el abordaje de cuestiones existenciales y filosóficos, pero
también la descentralización con el punto de vista del otro. Incluso, con los
poemas de Jorge Luján esa otredad es intrapersonal: cómo afrontar de manera
sencilla una cuestión entre cuerpo y alma, lo material y lo incorpóreo.
Ser y parecer
Ser y parecer, cómo nos vemos (o nos pueden ver) y qué somos
realmente. Cuestiones que se canalizan perfectamente en una autora que maneja
ese código dual en diferentes títulos reseñados en el blog: El
globo, Piñatas,
Intercambio
cultural, pero otro que destacaría con mayúsculas sería Petit, el
monstruo.
Mi cuerpo y yo
El abordaje de estas dudas existenciales con los poemas de
Jorge Luján se refleja de una manera sencilla y, como comprenderán, no hay nada
más inteligente. ¿Quiénes somos? ¿Quién es el yo? ¿Cómo me ven los demás? ¿Cómo
somos por dentro? Cuestiones tan abstractas tan perfectamente representadas en
las ilustraciones de Isol, empleando los diferentes códigos de color en sus
ilustraciones para reflejar esa dualidad que terminaría desbordando con el
formato de Tener un patito/nene es útil con la descentralización del yo
(¿se acuerdan del problema de las tres montañas de Piaget?).
Dos códigos de color (azul y amarillo) y un álbum en
acordeón reversible para cada punto de vista. Sencillez y minimalismo para la máxima
expresión de la inteligencia y, como no, un regalo para los lectores que disfrutan
de unas lecturas tan sesudas. Con los álbumes de Jorge Luján también esa
diferenciación entre ese binomio tan difícil de explicar por su sentido
abstracto siempre acaba resolviéndose con algo esencial: la autoestima y el
autoconcepto en alto como resolución narrativa. Por extensión, no solo habla de
nosotros. También habla de los otros. Nosotros podemos ser y parecer cosas
diferentes, mi cuerpo y yo también divergen. Como el resto. Por este motivo
señalaba al inicio de la entrada aquello de inter e intrapersonal. En
definitiva, esta entrada sirve para recordar la maravillosa obra de Isol y
recomendar también la de Jorge Luján (del que también recomendaría sin duda ¡Oh,
los colores! con ilustraciones de Piet Grobler).