Título: Intercambio cultural
Autora
e ilustradora:
Isol
Editorial: Fondo de Cultura Económica
Colección: A la orilla del viento/ Los
primerísimos
Año: 1998. 2ª ed.: 2010
Páginas: 32
Encuadernación
y formato:
22 x 17 cm. Tapa blanda.
Idioma: castellano
Reseña:
Otra de las constantes en el blog son las reseñas dedicadas
a la obra de Marisol Misenta y que nunca nos cansaremos de recomendar. Esta semana,
con la temática de embarcaciones en el libro álbum, tomamos de entre todos sus
álbumes este Intercambio cultural por su conexión con una obra clásica de la
LIJ que les resultará familiar en el argumento. Como es habitual en su obra, la
ruptura de convenciones desde unos personajes que tienen una mirada del mundo
alejada de una infancia adormecida por la moral impuesta por el adulto. En este
caso, Julito (en la mayoría de obras de Isol se les da nombre a sus personajes)
es el que enfrenta un mundo de convenciones de una generación que creció con la
pantalla como referente educacional y de entretenimiento (esa denuncia que
también querían hacer series como Los Simpson de una cultura americana
frente a la lobotomía de la pantalla) y que, desmontará por su capacidad para
aventurarse en el polo opuesto: la selva y la naturaleza.
Sobre Intercambio cultural, hay análisis como los de
Rabasa y Ramírez (2012) que señalan esa constante en los personajes de Isol
como elementos que tensionan e ironizan sobre preceptos adultos (ocupados por
sus quehaceres cotidianos y desmemoriados de su infancia). Un aspecto que
también analizaba Gagliardi (2014) en la comparación de Isol con Silvina Ocampo
a nivel semántico “el uso del lenguaje en sus sentidos literales o
figurados; la hipérbole; la presencia de la crueldad y el humor negro; las
fluctuaciones en la enunciación” y la capacidad para representar la visión
empática con el sentimiento de la infancia desmontando las convenciones adultas
sobre esta.
Los rasgos de la obra de Isol en Intercambio cultural
aún se encontraban en el estado de refinamiento, inicialmente en blanco y negro
y en su segunda edición a color, y se une a la tripleta inicial con Vida de
perros (1997), Cosas que pasan (1998) y Regalo sorpresa
(1998) que serían los inicios de una autora que recibiría el Premio Memorial Astrid
Lindgren en 2013. La historia de Julito es la de un niño que está durante horas
sentado frente al televisor. A su alrededor no aparece ningún adulto, ningún
rastro de la familia: solo la pantalla. Seguramente esto les recordará
situaciones de infancia o no tan lejanas como cuando se le endiña el móvil a la
criatura porque está aburrido y quejoso en una terraza mientras la familia y
amistades están repantingadas con sus consumiciones y conversando sobre
cualquier tema intrascendente. Ojo, no estoy criticando la tecnología, sino que
la única herramienta afectiva sea el chute de vídeo de YouTube como anclaje a
la silla.
Súbitamente un anuncio en la pantalla y la invitación a
experimentar un intercambio cultural durante una semana. En el anuncio leemos
entre exclamaciones: “¡Y viva otra vida!”. Volvemos a otro espacio común en la
obra de Isol: la alteridad. El destino de Julito es un viaje a África y, con quien
intercambiará su lugar en el mundo, será con Bombo: un elefante. Este hilarante
encuentro nos sirve para que el elefante se quede en soledad frente al
televisor durante una semana (y sus efectos en la mirada con espirales al final
de este tiempo). Julito, se dirige a África en una embarcación y cuando conoce
a la familia elefante de Bombo les dice entre exclamaciones: ¡y no soy ningún
ratón! A partir de ese momento, pasará una semana en el lado salvaje entre
elefantes, monos, jirafas y cocodrilos sobre los que saltará, mirará el
atardecer y domará elefantes. ¿Le recuerda esta situación a un clásico de la
LIJ? ¿Podrían pensar en ese viaje de diversión sin límite de Julito y el de Max
hacia el lugar donde viven los monstruos?
Finalmente, Julito vuelve a la tranquilidad de su hogar, de
su sillón y, ahora la televisión le aguarda con una película de la selva (“pero
ya la había visto”). Momento para cerrar los ojos y, de nuevo, ver cómo se
transforma su sillón en un espacio soñado como niño. Para finalizar, una bella
extensión de las consecuencias de esa semana en Bombo que cierra con un
finísimo sentido del humor. Otro juego que propone Isol es la manera en la que emplea
el encuadre para jugar con los personajes: frente a la libertad que ocupa toda
la página (o doble página) de la selva, las viñetas cuadradas que simulan la
televisión para representar lo limitado del espacio frente a la pantalla como
una pequeña prisión. Inteligente en la sátira adulta y una lectura jugosa para
el lector infantil. En futuras entradas seguiremos navegando por las joyas de
Isol.
Y, para finalizar, un poema de Shel Silverstein de Hay una luz en el desván: Canales
Fran
Martínez
Web de la editorial
https://www.fondodeculturaeconomica.com/Ficha/9789681662615/F
Instagram Isol
https://www.instagram.com/isolmisenta/?hl=es
Referencias
Gagliardi, L. (2014). El borde y los desbordes :
Algunos vínculos entre las narrativas de Isol y Silvina Ocampo. VI Jornadas
de Poéticas de la Literatura Argentina para Niñ@s, 19 y 20 de septiembre de
2014, La Plata, Argentina. EN: Actas. La Plata: Universidad Nacional de La
Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de
Letras. Cátedra de Didáctica de la Lengua y la Literatura II. Disponible
en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.3732/ev.3732.pdf
Rabasa, M. y Ramírez, M. M. (2012). Universol o Isol y la
ruptura de convenciones. En V. Sardi y C.E. Blake (Eds.), Un territorio en
construcción: la literatura argentina para niños (pp.215-219). Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación UNLP.
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