lunes, 27 de septiembre de 2021

Entradas en azul. Chris van Allsburg. El naufragio del Zéfiro. Editorial Juventud

 

Título: El naufragio del Zéfiro

Autor e ilustrador: Chris Van Allsburg

Traducción: Teresa Farrán i Vert

Editorial: Juventud

Año: 2006. Original: 1983

Páginas: 32

Encuadernación y formato: 29 x 23 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

No abandonamos el entorno marítimo y seguimos con la temática con la que se cerraron las reseñas de la semana pasada a partir de un maravilloso álbum de Chris Van Allsburg, uno de los grandes autores de la LIJ. Estos viajes nos dejarán aún cierto aire veraniego en el remanso de la nueva estación otoñal y, como es habitual en el autor, nos conducirán a situaciones repletas de extrañeza y fantasía ensoñadora. Las maravillosas ilustraciones al pastel sirven de marco perfecto para una historia que comienza con el asombro en un pequeño pueblo de pescadores de los restos de una embarcación. Es la situación inicial que nos da contexto y desde la voz del narrador, en primera persona, cuenta su encuentro con un hombre mayor que le explica que su aparición se debe a un temporal. Esa sería una explicación posible, pero el ambiente de suspense se genera a partir de la ruptura de la lógica en palabras del señor mayor que fuma en pipa ante la incredulidad del suceso por parte del narrador: “Bueno, hay otra historia”. Y, de la misma manera que el narrador, nosotros también nos sentamos para escuchar la historia de ese misterio que nos narrará en las páginas siguientes y deliciosamente ilustradas.

Lohfink (2012) utilizaba como ejemplo para promocionar en el aula para el cuestionamiento personal a través de álbumes y sus interpretaciones del significado de las ilustraciones con referencia al texto. En definitiva, en el espacio creado entre el poder narrativo de la imagen para que complete la información textual el receptor (en el que además implicará otros conocimientos literarios, enciclopédicos o culturales). Stanton (1996) analizaba la naturaleza ensoñadora en la obra de Chris Van Allsburg y cómo este álbum fue la primera incursión en el uso del color por parte del autor después de la publicación de El jardín de Abdul Gasazi (1979), el ganador de la medalla Caldecott Jumanji (1981) y el viaje dentro de un sueño por monumentos escultóricos de Ben’s Dream (1982). También se convirtió en un libro que hacía aún más evidente esa conexión entre el surrealismo literario y el artístico con la conexión a René Magritte (entre otros artistas que se señala en el artículo). En otro artículo, curiosamente ubicado en una sección especial dedicada a la alfabetización visual (“visual literacy”) Neumeyer (1990) habla de la capacidad para generar el ambiente de misterio y de perplejidad ante la circunstancia de encontrarnos dos narradores en el álbum (el narrador inicial y el señor mayor con la pipa) y el espacio para que el lector interprete quién es el protagonista de esa enigmática historia.

Es la historia de un joven navegante que pretende ser el mejor del mundo (en este punto me trae recuerdo a muchos personajes de las películas de Miyazaki en Studio Ghibli) y que se empeña en navegar pese a la gran tormenta que se avecina en el puerto (olvidando las advertencias en el puerto de un pescador). En este punto, no hemos observado ninguna de las caras de los personajes y las ilustraciones enmarcadas ensalzan el sentido pictórico de la narración. El oleaje con el mar verde, las grandes nubes en el fondo ante la deriva del protagonista en el barco hasta una playa irreconocible (vemos en el fondo las nubes y, además de Magritte pensamos en otros autores con la conexión con el mismo pintor como Quint Buchholz o Anthony Browne) en el que comienzan las cosas extraordinarias: dos veleros que flotaban en el aire remolcan al Zéfiro hasta el pueblo. Un pueblo en el que aprenderá cómo navegar de tal manera (de nuevo, un enigmático marinero es el que se propone en esta tarea).

El segundo dato relevante es que aquel pueblo está apartado del resto por el peligroso arrecife que hay a su alrededor: en definitiva, ha llegado al otro lado. El desenlace bajo la luna llena, el viento soplando y la vuelta a casa en el horizonte nos muestran la resolución desde ilustraciones que parecen un retorno del País de nunca jamás (la luna reflejada en el agua, surcar el cielo y la vista del campanario en una secuencia hipnótica y que también nos lleva hasta David Wiesner). Una vez que conocemos la historia de un velero que apareció misteriosamente en la costa, conocemos los datos del primer narrador sobre la manera de caminar de aquel viejo que fumaba en pipa y que conocía una historia más allá de la realidad. Otra realidad en la que maravillarnos gracias a Chris Van Allsburg.

Para finalizar, en otro de los artículos que encontré que empleaban la lectura del álbum de Van Allsburg, una práctica habitual en el verano escolar: la lectura vacacional y aquellos cuadernillos de actividades para no perder el hábito de “la letra con sangre entra”. En este caso, El naufragio del Zéfiro fue parte de una experiencia didáctica de lectura voluntaria durante el verano descrita por White y Kim (2008) en el que también implicaron a las familias en el desarrollo de la tarea.

 

 

Fran Martínez

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Web de la editorial

https://www.editorialjuventud.es/el-naufragio-del-zefiro-9788426135599/

Referencias

Lohfink, G. (2012). Promoting self-questioning through picture book illustrations. Reading Teacher, 66(4), 295–299. https://doi.org/10.1002/TRTR.01124

Neumeyer, P. F. (1990). How Picture Books Mean: The Case of Chris Van Allsburg. Children’s Literature Association Quarterly, 15(1), 2–8. https://doi.org/10.1353/chq.0.0727

Stanton, J. (1996). The Dreaming Picture Books of Chris Van Allsburg. Children’s Literature, 24(1), 161–179. https://doi.org/10.1353/chl.0.0435

White, T. G., & Kim, J. S. (2008). Teacher and Parent Scaffolding of Voluntary Summer Reading. The Reading Teacher, 62(2), 116–125. https://doi.org/10.1598/rt.62.2.3

 

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