jueves, 16 de septiembre de 2021

Entradas en azul. Alice y Martin Provensen. Town and Country. Jonathan Cape

 

Título: Town and country

Autores e ilustradores: Alice y Martin Provensen

Editorial: Jonathan Cape

Año: 1984

Páginas: 32

Encuadernación y formato: 24,1 x 32,4 cm. Tapa dura.

Idioma: inglés


Reseña:

Dada la recurrencia de la temática inicial en la vuelta del blog, entre el campo y la ciudad, es un momento ideal para recuperar un álbum de una pareja de autores/ilustradores que desde los años cincuenta encontraron en la literatura infantil un espacio para expresar su visión artística. A finales de este año también se publicará una monografía que repasa las claves de su obra en The Art of Alice and Martin Provensen en Chronicle Books, que nos ayudará a comprender más detalles sobre dos vidas que se cruzaron en estudios de animación y con poco material publicado en castellano (excepto algunos títulos a inicios de los ochenta en la editorial Plaza & Janes en la colección Clipper).

En este Town and Country disfrutamos de su arte estilizado y viajamos desde una voz pausada en el que se analizan los pequeños detalles de la ciudad y el campo. El texto es delicioso e imaginativo: “Existen muchos lugares para vivir en el mundo. Puedes vivir en una tienda de campaña en el desierto o en una cabaña de bambú en una isla de los mares del sur. Incluso podrías vivir en un iglú sobre un iceberg. Pero la mayoría de la gente que vive en el mundo occidental vive en una ciudad o en una casa en el campo.” Me encanta este inicio por la capacidad de síntesis tan entrañable. En este inicio, a modo de libro informativo, nos señala pequeñas diferencias y detalles en los que fijarnos en una ciudad y, para iniciarnos en este viaje, comenzamos sobre los raíles de un tren que se dirige a una gran ciudad. Repleto de detalles, las ilustraciones dejan un gran espacio a través de la mirada infantil desde sus ventanas, el trasiego incesante de la vida en la urbe, los espectáculos, los carteles de publicidad, las señales, las obras, rascacielos, cúpulas…una delicia. 

También el recuerdo de otros tiempos, con los juegos en la calle (la comba, la rayuela o el corro) como espacios peatonales, los planes de fines de semana, los espacios que visitar (museos, acuario, planetario o la biblioteca), la salida para las compras (“en una gran ciudad algunas tiendas están abiertas veinticuatro horas al día, 365 al año”), los tipos de tiendas y miles de detalles que enriquecen cada espacio y te obliga a visitar cada recoveco de las páginas. La nostalgia también aparece cuando leemos: “en un viejo vecindario la gente se conoce, se saluda en la calle y conversan sobre el mundo y los resultados del fútbol. Incluso algunas personas conocen tu nombre”. La vida incesante, la ciudad que no descansa de noche y la conexión con la siguiente parte del viaje: toma el tren subterráneo y dirígete a un lugar más tranquilo y lleno de espacio.

En ese pequeño ciclo de la ciudad que finaliza con la noche, llegamos al amanecer en el entorno rural, la granja y de nuevo el repaso por esos espacios con algunas certezas: Todos conocerán tu nombre. Y, si no hay nada interesante para charlar, siempre habrá algo que merezca la pena mirar. En esa calma inicial, el paso de página nos coloca en el mismo espacio con las tareas que se realizan en la granja y los sonidos que nos rodean en ese espacio. Después, es interesante la fragmentación horizontal de la doble página en cuatro espacios para representar las estaciones y cuya atmósfera en los paisajes es de una gran belleza pictórica. El foco también sale del entorno rural y mira la vida de la comunidad de la pequeña población: la escuela, los comercios y descripciones que se construyen en un espacio en blanco en horizontal frente a la disposición vertical para la ciudad. Con un gesto mínimo, como la decisión en la disposición del espacio en blanco en el que colocar el texto nos señalan el tipo de vida en un entorno y otro: la ciudad en la que las alturas dominan el impacto visual frente a la capacidad de divisar el horizonte en el campo.

Un final bello después de las descripciones de las largas jornadas en el campo y momento para ir a dormir cuando el cielo oscurece. Un cielo estrellado y dos ritmos en tensión en nuestras sociedades que Alice y Martin Provensen también siguieron retratando en el posterior Shaker Lane en 1986 (en el 87 Martin murió por un infarto) en el que se observa la preocupación por la alteración del entorno rural en la búsqueda de oportunidades para el desarrollo. ¿Os resulta familiar?

 

Fran Martínez

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Referencia sobre aspectos biográficos de su obra

Norby, S., & Ryan, G. (1992). Famous Illustrators of Children's Literature. Instructional Fair/TS Denison, 2400 Turner Avenue, NW, Grand Rapids, MI 49544.




 

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