Título: Town and country
Autores
e ilustradores:
Alice y Martin Provensen
Editorial: Jonathan Cape
Año: 1984
Páginas: 32
Encuadernación
y formato:
24,1 x 32,4 cm. Tapa dura.
Idioma: inglés
Reseña:
Dada la recurrencia de la temática inicial en la vuelta del
blog, entre el campo y la ciudad, es un momento ideal para recuperar un álbum
de una pareja de autores/ilustradores que desde los años cincuenta encontraron
en la literatura infantil un espacio para expresar su visión artística. A
finales de este año también se publicará una monografía que repasa las claves
de su obra en The Art of Alice and Martin Provensen en Chronicle Books,
que nos ayudará a comprender más detalles sobre dos vidas que se cruzaron en
estudios de animación y con poco material publicado en castellano (excepto
algunos títulos a inicios de los ochenta en la editorial Plaza & Janes en
la colección Clipper).
En este Town and Country disfrutamos de su arte estilizado y viajamos desde una voz pausada en el que se analizan los pequeños detalles de la ciudad y el campo. El texto es delicioso e imaginativo: “Existen muchos lugares para vivir en el mundo. Puedes vivir en una tienda de campaña en el desierto o en una cabaña de bambú en una isla de los mares del sur. Incluso podrías vivir en un iglú sobre un iceberg. Pero la mayoría de la gente que vive en el mundo occidental vive en una ciudad o en una casa en el campo.” Me encanta este inicio por la capacidad de síntesis tan entrañable. En este inicio, a modo de libro informativo, nos señala pequeñas diferencias y detalles en los que fijarnos en una ciudad y, para iniciarnos en este viaje, comenzamos sobre los raíles de un tren que se dirige a una gran ciudad. Repleto de detalles, las ilustraciones dejan un gran espacio a través de la mirada infantil desde sus ventanas, el trasiego incesante de la vida en la urbe, los espectáculos, los carteles de publicidad, las señales, las obras, rascacielos, cúpulas…una delicia.
También el recuerdo de otros tiempos, con los juegos en la calle (la
comba, la rayuela o el corro) como espacios peatonales, los planes de fines de
semana, los espacios que visitar (museos, acuario, planetario o la biblioteca),
la salida para las compras (“en una gran ciudad algunas tiendas están abiertas
veinticuatro horas al día, 365 al año”), los tipos de tiendas y miles de
detalles que enriquecen cada espacio y te obliga a visitar cada recoveco de las
páginas. La nostalgia también aparece cuando leemos: “en un viejo vecindario
la gente se conoce, se saluda en la calle y conversan sobre el mundo y los
resultados del fútbol. Incluso algunas personas conocen tu nombre”. La vida
incesante, la ciudad que no descansa de noche y la conexión con la siguiente
parte del viaje: toma el tren subterráneo y dirígete a un lugar más
tranquilo y lleno de espacio.
En ese pequeño ciclo de la ciudad que finaliza con la noche,
llegamos al amanecer en el entorno rural, la granja y de nuevo el repaso por
esos espacios con algunas certezas: Todos conocerán tu nombre. Y, si no hay
nada interesante para charlar, siempre habrá algo que merezca la pena mirar. En
esa calma inicial, el paso de página nos coloca en el mismo espacio con las
tareas que se realizan en la granja y los sonidos que nos rodean en ese
espacio. Después, es interesante la fragmentación horizontal de la doble página
en cuatro espacios para representar las estaciones y cuya atmósfera en los
paisajes es de una gran belleza pictórica. El foco también sale del entorno
rural y mira la vida de la comunidad de la pequeña población: la escuela, los
comercios y descripciones que se construyen en un espacio en blanco en
horizontal frente a la disposición vertical para la ciudad. Con un gesto
mínimo, como la decisión en la disposición del espacio en blanco en el que
colocar el texto nos señalan el tipo de vida en un entorno y otro: la ciudad en
la que las alturas dominan el impacto visual frente a la capacidad de divisar
el horizonte en el campo.
Un final bello después de las descripciones de las largas
jornadas en el campo y momento para ir a dormir cuando el cielo oscurece. Un
cielo estrellado y dos ritmos en tensión en nuestras sociedades que Alice y
Martin Provensen también siguieron retratando en el posterior Shaker Lane
en 1986 (en el 87 Martin murió por un infarto) en el que se observa la
preocupación por la alteración del entorno rural en la búsqueda de
oportunidades para el desarrollo. ¿Os resulta familiar?
Fran
Martínez
Referencia sobre aspectos biográficos de su obra
Norby, S., & Ryan, G. (1992). Famous
Illustrators of Children's Literature. Instructional Fair/TS Denison, 2400
Turner Avenue, NW, Grand Rapids, MI 49544.
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