En el bosque
por Sandra Martínez
Browne, A. (2004). En el bosque. Fondo de Cultura Económica:México.
Este álbum ilustrado, con
una trama central y numerosos detalles en cada una de las ilustraciones, tanto evidentes
como sutiles, llevan al lector a leer código escrito y visual con atención y
detenimiento para poder disfrutar al máximo de una obra que tiene la firma
inconfundible de Anthony Browne.
Una historia,
aparentemente sencilla, con ciertos tintes que recuerdan de forma inevitable a
Caperucita Roja, se convierte en una obra plagada de referencias intertextuales
que nos hacen estar atentos a cada página y que en función del bagaje literario
del lector, permitirá un mayor disfrute de la obra al ir descubriendo cada uno
de los juegos que Browne realiza en los distintos pasajes de la narración.
En cuanto al intertexto
evidente, Caperucita Roja, ya encontramos indicios claros de esta referencia
en la portada, donde el niño camina por un bosque con una cestita y una sombra
que nos recuerda a la caperuza roja del cuento tradicional. Tras
la desaparición del padre, el niño debe ir a visitar a la abuela y no elegir mal
el camino hasta la casa, lo que irremediablemente evoca el cuento en cuestión.
Pero hay más, pues, aunque en esta historia el niño se encuentra con otros
personajes, (aspecto esencial en esta obra) también acaba encontrándose con una chaqueta
roja con capucha y un lobo camuflado tras ella que terminan de confirmar la
referencia intertextual a caperucita. Además, cualquiera que haya leído el
cuento tradicional podrá intentar aventurarse a descifrar el final de esta obra
cuando vemos al niño frente a la casa de la abuela y una voz extraña que le
contesta. ¿Qué sucede? Para eso tendrás que leer el final de esta obra.
Sin embargo, como decíamos, esta no es la única referencia intertextual que aparece entre sus páginas, como
no podía ser de otro modo tratándose de una obra de Anthony Browne. A lo largo
de la obra, el niño se encuentra con distintos personajes de cuentos
tradicionales como puede ser la pequeña Ricitos de oro o Hansel y Gretel entre
otros. Además, estos no están solos pues si buscas detenidamente, en el pasaje
de cada uno de ellos aparecen elementos relacionados con el cuento original. En
el caso de Hansel y Gretel, por ejemplo, podemos ver un hacha (evoca al
leñador), una jaula con una ¿bruja? dentro, e incluso la casita de chocolate. Esto
ocurren con cada uno de los personajes y de las páginas donde el protagonista
recorre el bosque pudiendo encontrarse, por ejemplo, la torre de Rapunzel, un zapato
de cristal o una calabaza. Durante el trascurrir de la obra aparecen muchas más
referencias visuales que prefiero obviar para que cada cual se tome el tiempo
de observar y leer detenidamente En el bosque.
Por último, es importante
remarcar el uso del color que hace el autor, pues vemos como después de una
noche de tormenta y una mañana extraña en la que se hace evidente la ausencia
del padre, el color desaparece de la obra para dibujar un bosque con tintes grisáceos
que dotan al paisaje de un aire de suspense y tensión hasta que llegamos a
casa de la abuela e, irremediablemente, nos imaginamos lo peor. Sin embargo, la
historia no tiene porqué repetirse, algo que cada lector debe descubrir por sí
mismo.
En definitiva, En el
bosque de Anthony Browne es ya un clásico de la Literatura Infantil y
Juvenil que permite al lector adentrarse en el mismísmo bosque de los cuentos
tradicionales y descubrir cada una de las referencias intertextuales que se encuentran
en la obra. Favorece el desarrollo de la capacidad de realizar inferencias y
anticipaciones al código escrito, como sin duda ocurrirá con todos los niños y
niñas que lleguen al final de esta historia. Se trata de una obra que puede servir de juego en el aula y favorecer así, de forma lúdica y distendida, toda una serie de estrategias literarias propias del lector competente.