lunes, 31 de mayo de 2021

Entradas en azul. María José Ferrada y Ana Penyas. Méxique. El nombre del barco. Libros del zorro rojo

 

Título: Méxique: el nombre del barco

Autora: María José Ferrada

Ilustradora: Ana Penyas

Editorial: Libros del zorro rojo

Año: 2017

Páginas: 32

Encuadernación y formato: 22,8 x 20,4 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

Volvemos a María José Ferrada y, en este caso, con un título que conecta con la memoria histórica con Méxique: el nombre del barco en la que se refleja el trayecto de los niños de Morelia, menores e hijos de republicanos que fueron exiliados a México durante la Guerra Civil. Un interés que la autora también mostró con Niños (2013, mención de Honor en la Feria de Bolonia 2021 en la categoría especial dedicada a la poesía en su nueva ediión reilustrada) y en la voz de la infancia, en este caso con los niños ejecutados y desaparecidos por la dictadura chilena. Hope (2008, p. 302) hablaba sobre algunos aspectos sobre la inclusión de narrativas que hablasen de la experiencia de los refugiados a través de la literatura infantil:

children’s literature about the refugee experience is an ideal context for sharing the stories, feelings and fears that many children have had to deal with in their relatively short lives, and expose stereotypes and media myths at the same time”.

Una visión similar a la que Nel (2018, p. 358) destacaba: “When children’s literature cultivates an empathetic imagination, it can bring people of all ages closer to understanding the displacement felt by migrants, refugees, and those in diasporic communities.”

Compartir voces y sentimientos, desarrollo de la empatía por la voz de los desplazados, sus experiencias, en la representación simbólica mediante el álbum de realidades que esconden las consecuencias de los actos de otros en las vidas ajenas. Esto me recuerda a la historia de otro barco con nombre, el Stanbrook, que zarpó en el 39 del Puerto de Alicante hacia Oran. Esta historia nos la contó Helia González en una sesión de Sociología de la Educación del profesor Fernando Bañuls hace ya unos años, así como la historia del viaje y la forma con la que el capitán del barco evitó el bombardeo en alta mar. Historias sobrecogedoras que suelen censurarse bajo el manto de lo políticamente correcto, como si el testimonio de la infancia refugiada y expuesta a este tránsito tuviera un tinte ideológico, cuando reflejan historias de vida. Y, por desgracia, aunque todos estos procesos quieran pasar inadvertidos, hay realidades sociales más duras que la lectura de un álbum excelente como Mexique, como carteles durante una campaña publicitaria o mensajes públicos que fomentan el odio hacia el otro y, más sangrante, cuando se emplea a la infancia como escudo.

Además de los títulos de María José Ferrada, la ilustradora Ana Penyas también contribuyó con sus ilustraciones a Etnografía d’una exhumació (García Hernandorena y Gadea Peiró, 2020) y la apertura de la fosa 100 del cementerio de Paterna en la que se encontraban los restos de tres represaliados fusilados por la dictadura franquista. También recordamos la importancia de la figura de la autora para recuperar estos aspectos históricos y la labor de la editorial Libros del zorro rojo en la recuperación de textos como La anarquía explicada a los niños y otros ejemplos dentro de su catálogo. Las bondades de Mexique: el nombre del barco va más allá de la temática, de algún modo sería reduccionista, y nos ofrece un texto de gran belleza literaria acompañado por ilustraciones que empleando la elegancia de las tonalidades blanco-rojo-negro describen un relato en primera persona de una voz anónima representando al grupo de 456 niños y niñas a bordo.

El texto es una recreación sensorial de aquella travesía, un texto íntimo de una tripulación compuesta por niños que deben enfrentarse a la incerteza del destino. Vemos los abrazos en la despedida, los ojos cerrados para sentir ese último momento de afecto y calor de un padre o una madre. El abrazo de una niña en el vestido estampado de flores de la madre, las mejillas sonrojadas. La despedida. Y todos los niños y niñas, sus miradas (pocas esquivas) que nos empujan a detenernos uno por uno, todos comparten un trayecto y cada uno representa una historia: “La guerra es un ruido fuertísimo. La guerra es una mano enorme que te sacude y te arroja dentro de un barco.” Todo se torna en blanco y negro, borroso, se aleja al zarpar. Un trayecto en el que se narran las relaciones que se establecen y las palabras de esas experiencias que vive la voz de la narración nos dibuja emociones y sensaciones con las palabras, con belleza poética y simbólica: “La república es un puño que se levanta. Un pájaro”. La manera en que la infancia se enfrenta al viaje y las ilustraciones de Ana Penyas reflejan algunas de las estampas de aquel viaje como la representación con el puño en alto de los niños.

Con imágenes que combinan aquello que sucedió para las familias que se quedaron en España, los bombardeos o los fusilamientos, frente a las vivencias en alta mar de un grupo durante la noche lejos de sus casas. Pesadillas y sueños: pena y esperanza. Morelia y la acogida. Morelia y la idea de una etapa de tránsito hasta retornar a casa o sentir el abrazo de su familia. Pero, la historia ya sabemos cómo termina. Y, por desgracia, estas historias siguen entre nosotros en otros lugares y con eufemismos para esconder la desesperación y la opresión. El texto de Ferrada respira y palpita en una recreación sensorial que habla con sinceridad y dulzura al lector infantil, de manera simbólica y con sinceridad. En el epílogo, se explica la historia de los niños de Morelia y una dedicatoria final que resuena: “A los niños de Morelia. Y a todos los que se desplazan en busca de un lugar.” Un álbum sensacional en el que una realidad tan compleja se plasma de una forma comprensiva que prestigia al lector infantil.

 


Fran Martínez

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Web de la editorial:

https://librosdelzorrorojo.com/catalogo/mexique-el-nombre-del-barco/

Instagram María José Ferrada

https://www.instagram.com/mjferradalefenda

Instagram Ana Penyas

https://www.instagram.com/ana_penyas

 

Referencias

Hope, J. (2008). “One day we had to run”: The development of the refugee identity in children’s literature and its function in education. Children’s Literature in Education, 39(4), 295–304. https://doi.org/10.1007/s10583-008-9072-x

Nel, P. (2018). Migration, Refugees, and Diaspora in Children’s Literature. Children's Literature Association Quarterly, 43(4), 357-362. https://doi.org/10.1353/chq.2018.0043

 


Charla: El mar es un lugar que no termina nunca. Migración y exilio (Biblioteca Vasconcelos)

min 31:53: "¿Este es un libro para niños? Sí, mientras este sea el mundo que estamos entregando a los niños"



Documental: Los niños de Morelia


sábado, 29 de mayo de 2021

Entradas en azul. Eric Carle y caballos azules (1929-2021).

 


Eric Carle, el artista que pintó un caballo azul

El jueves, Eric Carle (1929-2021) falleció a los 91 años y entre sus muchos logros y consideraciones está el convertirse en un icono de la cultura popular a partir del álbum más vendido como es La pequeña oruga glotona, desde su publicación en 1969 y traducido en más de 60 lenguas y un icono clásico de la literatura infantil. Un autor y un clásico que también supone una referencia en el imaginario infantil y cultural, desde su expansión en aplicaciones, merchandising, formatos diversos y una gran cantidad de títulos que dibujan una mirada tierna sobre la infancia a través de sus pequeñas historias centradas en la naturaleza: desde semillitas, insectos (el grillo silencioso, la mariquita gruñona, la luciérnaga solitaria, araña hacendosa,…), Don caballito de mar y tantos otros títulos que muestran su visión colorista para los primeros lectores. Ciclos naturales, la vida, amistad, la transformación y la sorpresa en cada página experimentada en sus ilustraciones basadas en el collage colorista, el uso de la repetición en sus textos y el ritmo en la narración que conecta con el lector infantil.

Ilustraciones para Bill Martin: Oso pardo oso pardo, ¿qué ves ahí?

Franz Marc, Blue horse 
Eric Carle, autoretrato

En 2010, en esta charla, podemos observarle repasando su biografía y es una bonita forma de recordarle y conocer detalles de su infancia. 


Además, su museo abierto en 2002 dedicado al álbum con diferentes exposiciones temáticas y la difusión del álbum como expresión artística. Como este blog lleva el título de un caballo de cartón azul, podemos encontrar este caballo azul en sus ilustraciones en el clásico de Bill Martin Jr, Oso pardo, oso pardo, ¿qué ves ahí? en 1967. También, un homenaje a los caballos azules de las pinturas de Franz Marc y al que rindió también un homenaje en El artista que pintó un caballo azul, publicado por Kalandraka en 2012. La mayoría de su obra la conocemos gracias a la editorial Kókinos, hemos visto a su oruga glotona aparecer en Los Simpsons, aplicaciones, peluches y tantos otros objetos que convierten su obra en un icono de la infancia.

Very hungry caterpillar app


Y, otro guiño a sus influencias pictóricas como en esta conexión entre El encuentro (Die begegnung, 1916) de Johannes Itten y, como indica en la entrevista de 2010, su influencia también fueron artistas de la Bauhaus o Paul Klee, entre otros. Bonita conexión con El camaleón camaleónico


Johannes Itten, Die begegnung




También reflexiones sobre el ciclo de la vida como en La semillita o la transformación final de la pequeña oruga glotona que alza sus alas como una mariposa. Un espacio, el de los clásicos, que suponen un espacio seguro como otros compañeros de generación como Ungerer, Sendak o Lobel. Aunque uno de sus primeros pilares en su vuelta de Alemania fue Leo Lionni que le ayudó en sus inicios profesionales en la publicidad dentro del New York Times y, con el éxito que todos conocemos, se ha convertido en uno de los personajes más reconocibles para aquellos lectores que aún no han empezado a leer. Ahora, nos queda su obra como esa pequeña mariposa colorista o la semillita que deja un mensaje a las siguientes generaciones. Hasta siempre.




Web de Eric Carle

https://eric-carle.com/

Eric Carle Museum

https://www.carlemuseum.org/

 






viernes, 28 de mayo de 2021

Entradas en azul. Armin Greder. Gli Stranieri. Orecchio Acerbo

 

Título: Gli stranieri

Autor e ilustrador: Armin Greder

Editorial: Orecchio Acerbo

Año: 2012

Páginas: 32

Encuadernación y formato: 22 x 31,5 cm. Tapa dura.

Idioma: italiano


Reseña:

Terminamos la semana con otro de los autores que más entradas hemos dedicado en estos meses, el suizo Armin Greder (1942) y una obra en la que plasmar su visión sobre las sombras de nuestra sociedad. Una obra subversiva e incómoda que en castellano goza del prestigio de La isla (2003) que le sirvió para recibir galardones y distinciones que, posteriormente, han dejado buena parte de su obra publicada por la editorial Orecchio Acerbo (y en Australia, por Allen & Unwin). Una relación que le ha permitido explorar continuamente temas complejos y que conectábamos ayer con la crítica de Jörg Müller, pese a que Armin Greder tiene otros referentes pictóricos y le conectan con otro de los ilustradores de esta semana, Pablo Auladell con una menor carga lírica. También con Gli stranieri recordamos otros álbumes como Los conejos de Mardsen y Shaun Tan, pero representar de manera simbólica una situación de conflicto entre dos pueblos por una patria en la que hacer alusión al conflicto entre Israel y Palestina son palabras mayores. Seguramente, uno de los conflictos más incómodos desde el posicionamiento político y económico. En la entrada de En el vertedero con Juan y Pedro se señalaba el artículo de Robert Sutherland en 1985 y el posicionamiento del autor como lo que definía como “The Politics of attack” en la que trasladaba su visión sobre aspectos controvertidos al lector. 

Esta concepción, también tiene matices si atendemos por ejemplo a tipologías de libros como los álbumes sin palabras en los que la lectura visual deja el espacio para que el lector genere el significado o bien, no solo la visión del autor, sino la selección de estos libros también señalan la importancia de las editoriales (especialmente las independientes, como las que integran en este país la asociación ¡Álbum!) con ejemplos como Tara Books o Media Vaca como ejemplos claros de ética en las políticas editoriales y compromiso. En definitiva, la iniciativa de una obra que tenga altavoz dentro del ecosistema literario (desde la edición al mediador y al lector). Visiones que también implican una relación desigual entre el lector y la obra adulta en lo que Nikolajeva (2010) acuñó bajo “aetonormativity” y que implica también críticas (Beauvais, 2013) que tan solo reflejan el cuestionamiento sobre este tipo de libros: controvertidos en su temática y controvertidos en su discusión. Difícil encaje, en esa categoría “crossover picturebooks” (Beckett, 2012) en el que se desafía al adulto y al lector infantil simultáneamente (Kummerling-Meibauer, 2015).


En Gli stranieri (Los extranjeros) recuperamos coordenadas del enfrentamiento y el conflicto y el uso del pliegue central para la división espacial de un territorio en el que observamos la tierra y las rocas, y poco más. La espera a la recogida de la aceituna, el cuidado de las cabras y las historias de los ancianos a sus nietos para que supieran quiénes eran. Hasta que un día, aparecieron los extranjeros. Greder los coloca mirándonos frontalmente (gaze) y buscando la severidad de ponernos frente al otro. Después, el pliegue central reflejará los dos mundos: los recién llegados que reclaman su tierra frente a los que viven en ella que se preguntan cómo puede ser su tierra, si sus bisabuelos también están enterrados en ella. Sin mencionar las consecuencias de la Shoah y del antisemitismo, el relato se lee en clave de conflicto y las palabras de Greder resuenan: “La guerra de los que luchaban por no perder su tierra, la ganaron los que luchaban por conquistar una patria”. Y, sus consecuencias: casas derruidas, olivos, cabras y vidas caídas. Éxodo de unos, prosperidad de otros diferenciados en cada lado del pliegue: un muro invisible. Esta es la visión de Greder de una realidad geopolítica compleja en la que el artista expone su visión sobre un tema controvertido con más aristas, pero es la opción del autor el tomar un conflicto en el que trascienden otros aspectos como la mirada al otro y la incomunicación. Ambos lados expresándose desde la venganza: unos trazados con palos, otros con tanques.

En esa segunda parte del libro, muestra que la prosperidad de un pueblo empuja al otro y cómo nadie escuchó sus reivindicaciones: el pueblo protestó, nadie escuchó (un mantra que se repite como respuesta: pidieron respeto, protestaron por justicia y sus derechos…).  Conflicto y construcción de un muro que creció y creció,…hasta convertirse en una prisión. El final propuesto por Greder interpela a la memoria y la capacidad de resistencia de un pueblo frente a la historia y con un mensaje para el futuro sobre que los muros, eventualmente, colapsan. Es una cuestión compleja, pero estamos acostumbrados a la construcción de muros y hegemonías culturales, silenciar realidades y conflictos civiles. Visiones etnocentristas e imperialismos morales, pero invitan a una reflexión sobre la historia y otra lectura como algunas preguntas que se proponen desde la editorial: sobre cuáles son los principios de una guerra, cuáles no deberían quebrantarse, pero me quedo con estas: ¿Has pensado alguna vez que la fuerza y ​​la razón no siempre están del mismo lado? ¿Te ha pasado que has sufrido abusos y que no te han escuchado porque eres más débil?

El aula como espacio de diálogo y, aprovecho el título del manual de Joanna Haynes (2001): Children as philosophers: Learning through enquiry and dialogue in the primary classroom (publicado en 2004 en castellano: Los niños como filósofos: el aprendizaje mediante la indagación y el diálogo en la escuela primaria). Realismo crítico, controvertido en el discurso infantil

 

Fran Martínez

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Web de la editorial:

https://www.orecchioacerbo.com/editore/index.php?option=com_oa&vista=catalogo&id=277

 

Referencias

Beauvais, C. (2013). The Problem of ‘Power’: Metacritical Implications of Aetonormativity for Children’s Literature Research. Children’s Literature in Education 44,74–86. doi: 10.1007/s10583-012-9182-3

Beckett, S. L. (2012). Picturebooks with cross-generational themes. En S. L. Beckett, Crossover Picturebooks: a genre for all-ages (pp. 209-272). Routledge

Haynes, J. (2004) Los niños como filósofos: el aprendizaje mediante la indagación y el diálogo en la escuela primaria. Paidós.

Kümmerling-Meibauer, B. (2015). From baby books to picturebooks for adults: European picturebooks in the new millennium. Word & Image, 31(3), 249–264. doi:10.1080/02666286.2015.1032519 

Nikolajeva, M. (2010). Power, Voice and Subjectivity in Literature for Young Readers. Routledge

Sutherland, R. (1985). Hidden persuaders: Political ideologies in literature for children. Children's Literature in Education, 16, 143-157.

jueves, 27 de mayo de 2021

Entradas en azul. Jörg Müller. El soldadito de plomo. Lóguez

 

Título: El soldadito de plomo

Autor e ilustrador: Jörg Müller

Editorial: Lóguez

Colección: Rosa y Manzana

Año: 2005. Original: 1996

Páginas: 40

Encuadernación y formato: 25 x 32,5 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano. Álbum sin palabras

Reseña:

Jörg Müller pasó por el blog con la recuperación de la maravilla metaficcional El libro en el libro en el libro y, una de sus obras más célebres, es su recreación del texto de Hans Christian Andersen de El soldadito de plomo. En el manual clásico de Teresa Colomer, Introducción a la Literatura Infantil y Juvenil (en su segunda edición de 2010) señalaba dentro de las tendencias de la LIJ en el cambio de la década pasada “el reflejo de las sociedades posindustriales” (pp. 151-159) con los cambios en los modelos de familia, la multiculturalidad, la memoria histórica y, en el caso de este álbum, la crítica social. La modernización del contexto de la historia nos lleva a un viaje alrededor del ciclo económico y las diferencias culturales entre las sociedades del primer mundo con las que se encuentran en vías de desarrollo. Un viaje que nos muestra las caras del bien y del mal, típicas de los cuentos representados por las sombras del modelo capitalista de consumo frente a otras realidades. 

El suizo Jörg Müller, muestra en esta obra sin texto su habitual crítica en la evolución de las sociedades de consumo como ya hiciera en otras obras que no fueron editadas en castellano, pero que representan iconos culturales como las colecciones de láminas en los años 70 que por comodidad y brevedad del título pondré en inglés: The changing countryside (1973) y The changing city (1976). En castellano, además de la recuperación de El gran gris (junto a Jorg Steiner, publicado también en Lóguez y que sería habitual el trabajo conjunto como The rebellion of the animals o The New Town Musicians), su edición ha sido mínima y teniendo en cuenta que ha sido un autor que también posee el Premio Andersen de ilustración en 1994, compartiendo un realismo y un detallismo cinematográfico por la variedad de planos que emplea en sus libros que también nos conecta con otro autor cuya obra ha sido más conocida en castellano como Roberto Innocenti. 


De alguna manera, el sentido crítico y subversivo de sus obras muestra aquello que apuntábamos a partir de la importancia del posicionamiento del autor con la obra y la necesidad de conocer las características que le definen como un autor que busca la tensión visual con la idea de mundo o sociedad avanzada a costa del desarrollo soterrado de otras. Con El soldadito de plomo leemos la opresión sin necesidad de texto, algo que también nos conecta con un autor como Armin Greder (esquivo en la edición en este país y que también cuenta con su primer libro publicado en 2003 por Lóguez y el inconfundible La isla). En este sentido, la ausencia de texto es una herramienta clave para la apertura en la construcción de significados por parte del lector y la inferencia de estos, como una propuesta de Müller a interpretar su visión y cuestionarse aquello que el autor quiere señalar en cada plano, cada detalle y objeto. 


También, una lectura cultural a partir de una narración clásica de Andersen y que sirve de escenario para un viaje por la sociedad de consumo que comienza con la soledad del soldadito soterrado al lado de una rata que aparece con una cría muerta en su boca. De entrada, no es una mala representación icónica. La luz aparece al levantar las tablas del suelo en el que el soldadito es rescatado en un contexto que nos ofrece una nueva información: la remodelación de una casa y una tirita en el dedo que seguramente será fruto de alguna astilla durante la tarea. A partir de ese momento, nos movemos en el tiempo y fruto de ese cambio merece la referencia del autor a su propia obra en una habitación en la que vemos, además del cambio en el crecimiento del bebé y sus juguetes, las láminas a modo de póster de The changing countryside y la aparición de la portada de El gran gris (un libro que me recuerda a la adaptación de John Hurt de la novela de Richard Adams Watership down).  El mundo del bebé que tan solo necesita un cerdito rosa de peluche, la infancia llena de más juguetes y bloques de construcción (y la aparición de la Barbie como la bailarina e icono de la cultura consumista popular). Sobre la Barbie y otros ejemplos contraculturales me gustaría rescatar una iniciativa que siempre me pareció de lo más hilarante como el Barbie Liberation Organization y la crítica a la cultura mediática de los años 90 que consistió en el cambio de las grabaciones que incorporaban los muñecos de acción GI JOE con los de mensajes de la Barbie, en una denuncia de los estereotipos y prejuicios de género que se asociaban a los diferentes juguetes. Aquí tenéis el vídeo que, por suerte, aún se conserva en YouTube.


Páginas que marcan el paso del tiempo y abandonan  la doble página para dinamizar la lectura visual en la que podemos recrearnos en la montaña de juguetes y, de nuevo, referencias a la obra de Müller mientras se da la espalda a los juguetes y comienza la era de los videojuegos (referencia a Toy Story y el título con Steiner, The rebellion of the animals). Ahora, los juguetes forman parte de la basura que dejar atrás en la mudanza, donde la Barbie y el soldadito se encuentran. Siempre desde un plano contrapicado que nos coloca como lectores en un punto similar al de un juguete en la inmensidad de un mundo ante el que también nos sobrepasa a nosotros. Un viaje en la que se encontrarán con diferentes miradas que les conducirán hacia espacios que conectan con el texto de Andersen como una versión posmoderna y que nos encamina hacia el viaje alrededor del mundo, desde el viaje por la alcantarilla en el barquito de papel (como si de un efecto mariposa se tratase) guiados por el azar y unidos. 

De la majestuosidad de la ciudad y la narración que en nuestra imaginación se llena de sonidos reconocibles y con la sorpresa de cada etapa del viaje: el mar, la pesca, el mercado y, siempre, los desechos de los modelos de economías lineales, tan solo sujetas a la ética del coste y el valor. La obsolescencia como modo de crecimiento perpetuo por las sociedades globalizadas y como migajas para las economías del tercer mundo. Los detalles siempre nos conducen y revelan pistas del nuevo paso narrativo (como el niño que recibe con alegría esos desechos y el avión que aterrizará con una tripulación que posteriormente se relacionará con él). La idea de turismo cultural, el poder del dinero se mezclará con la imaginación y los afectos, para encadenarnos a un final que nos devuelve a un final feliz para los objetos protagonistas. Un espacio en el que permanecerán juntos, pero en el que han comprobado las cenizas de la sociedad consumistas. Una obra maestra, realista e incómoda, pero que sigue vigente y que plantea reflexiones sin edad. Como contrapunto, e ironía del destino, la obra de Jörg Müller también se ha convertido en un objeto de coleccionismo y de precios prohibitivos para algunas de sus referencias.

Fran Martínez

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https://www.loguezediciones.es/libro/ver_libro_coleccion?id=86

miércoles, 26 de mayo de 2021

Entradas en azul. J. y W. Grimm. Pablo Auladell. La casita de chocolate. Kalandraka

 

Título: La casita de chocolate

Texto: J. & W. Grimm

Ilustraciones: Pablo Auladell

Traducción: Marta Rincón

Editorial: Kalandraka

Colección: Libros para soñar

Año: 2008

Páginas: 40

Encuadernación y formato: 22 x 22 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

Conectando con las entradas de esta semana y el reflejo en la tradición oral de las condiciones de clase en las que circulaban estas historias. La pobreza y la falta de sustento de la familia que decide abandonar a los niños en el bosque y que recogida por los Hermanos Grimm es interpretada visualmente por Pablo Auladell con su inconfundible maestría que también aplicó a cuentos de Hans Christian Andersen en la colección de Anaya en la que participaron nombres que hoy son considerados como referentes indiscutibles en la ilustración: Elena Odriozola y Javier Sáez Castán. También, fue una práctica habitual en la editorial Kalandraka la reilustración de este patrimonio cultural, desde la Caperucita de Rodríguez Almodóvar que ilustró Marc Taeger como uno de los diferentes ejemplos, entre otras adaptaciones de la tradición oral. Entre los cuentos que pervivieron en el imaginario colectivo, Hansel y Gretel ha sido uno de los que no ha precisado de una adaptación canónica de Disney, pero también ha tenido ediciones que eliminaban muchos de los elementos más controvertidos para acomodarlos a la moral adulta de blanqueamiento de la infancia.


Historias recogidas por los Grimm que, desde la séptima edición en 1857, también cuentan en la actualidad con adaptaciones desde nuevas perspectivas artísticas de este cuento por parte de Anthony Browne o Lorenzo Mattotti, como ejemplos de grandes ilustradores que han transmitido ese ambiente en el que la oscuridad y la pobreza eran parte del paisaje de una narrativa que ha formado parte de la infancia. En este caso, en La casita de chocolate Pablo Auladell, plasma con maestría en sus representaciones con un aire siniestro en las caretas de los personajes como una pesadilla veneciana y espantapájaros, las dos caras del bien y el mal y la representación de la bruja como un ave de mal agüero. Y una ilustración a doble página sin texto en la llegada a la casita de chocolate que es cautivadora. Detalles que se reflejan en la simetría desde las guardas con la misma imagen opuesta y en negativo, primero del cuervo y, en las guardas finales, Hansel y Gretel. La naturaleza con aire mitológico, las miradas humanizadas de la naturaleza en los árboles oscuros, siluetas, extraños artefactos a vapor, extrañas figuras con semblante humano y figura mitológica unida a la degradación como si observásemos la erosión visual de la memoria. Un espacio donde la sugerencia está por encima de la ilustración minuciosa y la mancha como espacio simbólico de una historia conocida que evoca más que plasma. Espectrología como diría Derrida.


En líneas generales, el aire sombrío de la historia es capturado a la perfección por Pablo Auladell y que, en definitiva, ofrece muchas claves para su obra posterior con ejemplos como La feria abandonada (2013), Dorothy (2017) o El Paraíso Perdido (2018) o la reciente ilustración de la selección de poemas de Antonio Machado también publicados por Kalandraka. Una maravilla en la que deleitarse visualmente.


Pablo Auladell -On Work- UollasTV


Fran Martínez

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martes, 25 de mayo de 2021

Entradas en azul. Tomi Ungerer. Los tres bandidos. Kalandraka

 

Título: Los tres bandidos

Autor e ilustrador: Tomi Ungerer

Traducción: Marc Taeger

Editorial: Kalandraka

Colección: Libros para soñar

Año: 2007 (1ª ed. en la editorial). Original: 1962

Páginas: 48

Encuadernación y formato: 20 x 28 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

Volvemos a Tomi Ungerer. Mejor dicho, nunca podemos dejarlo. En este periodo hemos reseñado obras de diferentes épocas como El hombre niebla, Hombre Luna, Non-stop y Aixó i Allò. Un ramillete de reseñas que irán en aumento como una de las fijaciones compartida por muchas de las personas que sentimos interés por la LIJ y, especialmente, por el placer de la lectura que causa en los lectores más jóvenes. Dentro de cualquier corpus de lecturas recomendadas para la infancia, Los tres bandidos es uno de los iconos imprescindibles, así como su autor. Al igual que ayer con Sendak, Tomi Ungerer es un autor que presenta en sus narrativas una propuesta de contra-narrativa alejada de la visión simplista de la infancia como un agente pasivo a la espera de ser moldeado por el adulto y sin capacidad de cuestionamiento. El autor, por su biografía, también reflejaba su posicionamiento contestatario a los valores culturales de su época y empleaba referentes propios de la tradición oral para transgredirlos y desmitificarlos desde opciones menos atractivas para un público complaciente con la representación de la infancia. La pobreza que se reflejaba en muchas de las narraciones de la tradición oral y cuya evolución se topó con la supresión de los elementos más controvertidos y la fijación de referentes desde la colonización de la industria cinematográfica.

En las historias de Tomi Ungerer se refleja la vida, su jolgorio y el discreto encanto de las clases más pudientes a las que les ofrece una representación satírica en sus ilustraciones. Sentido del humor puesto a disposición de la infancia en sus libros que no estuvieron exentos de la censura en los años 70. Siguiendo con la temática de la semana, Los tres bandidos es un álbum que emplea la desmitificación de los antihéroes (los misteriosos bandidos ataviados con sus peculiares sombreros y capas negras) convirtiéndolos en protagonistas que actúan sin miramientos, y de manera coordinada, noche tras noche en el asalto de carruajes para robar todas las riquezas de los viajeros. Una crítica a la avaricia por el dinero, representado en esa mirada a sus tesoros cuya función es el placer de su posesión y acumulación. La sorpresa cuando encuentran a Úrsula (en la versión inglesa Tiffany, ¿casualidad?) en su asalto y comienza una nueva dinámica en la vida de los bandidos y la empleabilidad de sus recursos por un bien común.


De nuevo, vemos el reflejo de la pobreza y a los niños huérfanos que son acogidos por los bandidos y una nueva vitalidad que diluye el azul y negro (que ya exploró en su anterior Rufus en 1961) hasta una idea de justicia social que proviene justamente de la idea de la infancia sobre qué hacer con ese botín resplandeciente de los bandidos que contemplaban páginas atrás. Su manera de actuar es como el prototipo de malvado implacable en sus actos, pero ingenuo y poco dado a salirse de su papel. Como contrapartida, la construcción del personaje femenino con la mirada inteligente (y de la infancia) y el buen juicio de Úrsula para su empleo destinado a la acción comunal como resolución de un libro entrañable y mágico. Mirada sobre los personajes femeninos que el canon audiovisual eliminó de la narrativa de tradición oral relegando esos relatos en los que la mujer no tenía un rol pasivo.

En esta entrevista a Arthur Hubschmid (uno de los fundadores de la editorial L’Ecole des loisirs que lo publicaron en 1968) en la web de Tomi Ungerer apuntaba algunos aspectos clave de este clásico del que señala su valor atemporal, como la curiosidad del rechazo de Ursula Nordstrom a su publicación:

“What is really special is that the story is so essentially simple, so brilliantly simple. But then again, not only the story is brilliantly simple, it’s also the drawing. It’s the only book of Tomi’s which is so graphic. So impressively, simply graphic, with the colours… expressive but very, very simple. It’s incredible how, not only the story but also in the drawing, he got to the essential.”

Y, otra reflexión que me resulta especialmente esclarecedora en esta entrevista, un libro atemporal lo será si los lectores (la infancia) sigue sintiéndose atraída por este título dado que ellos son los mayores críticos en la recepción de un libro. Por mi experiencia, curso tras curso, Los tres bandidos es una lectura con la que conectan inmediatamente y que nunca debe alejarse de sus manos. La mirada inconfundible de un clásico y un autor cuyo legado reivindicar constantemente.

 

Fran Martínez

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Web de la editorial:

https://www.kalandraka.com/los_tres_bandidos-978-84-96388-56-7-castellano-1084.html

Web Tomi Ungerer

https://www.tomiungerer.com/books/

lunes, 24 de mayo de 2021

Entradas en azul. Maurice Sendak. En el vertedero con Juan y Pedro. Kalandraka

 


Título: En el vertedero con Juan y Pedro

Autor e ilustrador: Maurice Sendak

Traductor: Miguel Azaola

Editorial: Kalandraka

Colección: Libros para soñar

Año: 2019. Original: 1993

Páginas: 56

Encuadernación y formato: 26,5 x 20,5 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

 

Reseña:

En las entradas de esta semana la temática se centra en la reflexión sobre temas complejos como la pobreza, el reflejo de las sociedades de consumo y sus sombras en el discurso LIJ. Uno de los motivos es la participación en el I Congreso Internacional: Hábitos de Lectura y Temas Fracturados en la Literatura Infantil y Juvenil con una comunicación relacionada con esa temática, pero después de las imágenes que hemos visto en la frontera de Ceuta cobra un sentido especial la selección de reseñas que tenía programadas para esta semana.

Sobre la obra de Maurice Sendak, en esta nueva etapa del blog, se han reseñado clásicos como La cocina de noche o se le dedicó una entrada el Día Internacional del Libro Infantil cuya temática era la música. Con En el vertedero con Juan y Pedro recuperamos la musicalidad en el lenguaje poético que Maurice Sendak hace referencia a la tradición oral o el empleo de textos breves rimados en sus libros como en Hector protector y cuando yo iba por el mar (Alfaguara, 1987) o su colección de libros que contaron con la traducción de Gloria Fuertes: Sopa de pollo con arroz, El uno era Juan o Lluvia de cocodrilos y que reeditó Kalandraka en su labor de recuperación en su colección Libros para soñar.


En esta ocasión, vuelve a dos retahílas tradicionales para abarcar las sombras del discurso infantil, como la pobreza. Unas sombras que estaban presentes en el imaginario de la literatura popular desde su transmisión oral, con un componente subversivo como ya señalamos en Lucilla (Mazzetti, 2020), en el que se reflejaban las preocupaciones y valores de otra época. Libros con una temática controvertida por una concepción regresiva de la infancia por parte de las personas adultas que infantilizan el discurso para alejarles de los aspectos más controvertidos. Beckett (2018) señalaba sobre En el vertedero con Juan y Pedro la capacidad del autor para emplear un texto rimado que rebajase la carga de las imágenes, pero que permitía su reflexión sobre temas complejos, dado que la tendencia es a invisibilizarlos, que se materializan en sus páginas. Y, principalmente, la capacidad de la infancia para exponerse a estos aspectos que son controvertidos para los adultos (porque racionalmente los metemos debajo de la alfombrilla con indiferencia) y despierta la empatía desde el simbolismo de la infancia. En definitiva, conecta con las imágenes que hemos presenciado en la frontera estos días. Sipe (1999) también señalaba este tipo de instrumentalización de los valores que se aplican en la LIJ y el papel del autor en este reflejo como denuncia y crítica a una realidad que prefiere mantenerse a la sombra de la infancia. Ejemplos como Sendak, Tomi Ungerer (protagonista mañana), Wolf Erlbruch o Kitty Crowther como algunos de los estandartes más incómodos en el terreno de la LIJ justamente por esa concepción de una infancia competente para reflexionar sobre su realidad. En ese sentido, Sipe (1999) apuntaba: “It would seem important for children to understand the stance of the author in order for the book to achieve its greatest effect.” (p.121). Me parece un consejo muy apropiado.


El reflejo de la pobreza en estas dos retahílas infantiles de la tradición oral (In the dumps y Jack & Gye) anglosajona (y cuyo título decide colocarlo Sendak en la contracubierta).

In the dumps

We are all in the dumps,

For diamonds are trumps,

The kittens are gone to St. Paul's.

The babies are bit, The moon's in a fit,

And the houses are built without wall

 

Como Neumeyer (1994) señalaba, bajo la apariencia inocente de un texto rimado, Sendak emplea visualmente un despliegue que resulta desasosegante y con el uso de textos que se incluyen en las ilustraciones para realizar su crítica a las críticas condiciones de vida (emplea bocadillos para los diálogos breves, las cajas, los letreros y las páginas de los periódicos para construir un horizonte de críticas a una sociedad ajena a las consecuencias de la exclusión social) y algún guiño a sus monstruos en la camiseta de uno de los niños en la primera doble página (además de dos músicos de gran admiración para Sendak que aparecerán como referencia en el álbum). Posteriormente, la letra de las rimas se reproduce y se modifica a través de las imágenes con la aparición de las ratas en el rapto de uno de los pequeños y los gatos, y fragmentos nuevos con el texto rimado en los diálogos de los bocadillos. La imagen de la luna, vigilante y titulares en los periódicos que nos siguen resultando de actualidad (en los años 90, dentro de la naturaleza circular de la economía, también fue un contexto de crisis económica o la Guerra del Golfo).

La segunda parte, para Juan y Pedro:

Jack and Gye

Jack and Gye,

Went out in the rye,

And they found a little boy

 With one black eye,

 Come, says Jack,

Let's knock him on the head.

NO, says Gye,

 Let's buy him some bread;

you buy one loaf

And I'll buy two,

And we'll bring him up

As other folks do.


Remite al texto original y sirve como punto de resolución del conflicto que se inició en la primera parte e interpela a la solidaridad y empatía a través de imágenes oníricas cargadas de simbolismo (el final con la vuelta es de una gran belleza) en un libro con unas ilustraciones que maravillan en cada detalle, su minuciosidad y, como apuntaba Neumeyer (1994), esa salvación triunfante conecta con la cubierta y la decisión de poner los títulos en la contracubierta: un nuevo inicio en el que leemos en la portada los deseos para el futuro. La obra de Sendak es sencillamente maravillosa por muchas razones, pero siempre prestigiando al lector y, como no, al formato álbum como mensajero ético y estético imprescindible. Maestro.

 

Fran Martínez

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Web de la editorial:

 https://www.kalandraka.com/en_el_vertedero_con_juan_y_pedro-978-84-8464-365-4-castellano-2499.html

Referencias

Beckett, S. L. (2018). Crossover picturebooks. En B. Kummerling Meibauer (Ed.), The Routledge companion to picture books (pp. 209-219). Routledge.

Neumeyer, P. F. (1994). We Are All in the Dumps with Jack and Guy: Two nursery rhymes with pictures by maurice sendak. Childrens Literature in Education, 25(1), 29–40. doi: https://doi.org/10.1007/BF02355343

Sipe, L. R. (1999) Children's response to literature: Author, text, reader, context, Theory Into Practice, 38 (3), 120-129, doi: https://doi.org/10.1080/00405849909543843

viernes, 21 de mayo de 2021

Entradas en azul. Sarah Mazzetti. Lucilla. SM


Título
: Lucilla

Autora e ilustradora: Sarah Mazzetti

Traducción del cuento original: Mercedes Corral

Editorial: SM

Año: 2020

Páginas: 48

Encuadernación y formato: 17,5 x 25,7 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

Es curiosa la historia de Lucilla de Sarah Mazzetti (Bolonia, 1985), una adaptación del cuento tradicional de Pulgarcito (Pollicino) y cuyas ilustraciones le sirvieron para alzarse con el 10º Premio Internacional de Ilustración de la Feria de Bolonia en 2019 y la consiguiente publicación del álbum por SM. Curiosa por la transformación de la tradición oral y la visión de los diferentes prosificadores del cuento de Pulgarcito como Perrault o los Hermanos Grimm, comprobando cómo ambas difieren sustancialmente. En este caso, la adaptación está más centrada en aspectos simbólicos que la autora encontraba en estas narraciones tradicionales, como la pobreza. Con esos ingredientes, readaptados entre ambas narraciones y la versión italiana (Pollicino), Mazzetti extrae el aspecto narrativo que más le interesa para reflejar su adaptación personal.

En el epílogo del álbum, también encontramos una decisión de Sarah Mazzetti al respecto de la creación de su protagonista: el cambio de sexo de masculino a femenino. Esta característica también fue señalada por Cañamares (2004) como una de las técnicas empleadas como manera de combatir estereotipos sexistas de los cuentos tradicionales y con Lucilla, tenemos un perfecto ejemplo de conexiones hipertextuales y transtextualidad que tan solo subrayamos en esta entrada.


El segundo punto fuerte, obviamente por su galardón, son las ilustraciones de Sarah Mazzetti con personalidad propia y que, en una entrevista en 2015, ya señalaba algunos de sus artistas de referencia: la influencia por diseñadores de los años 50-60 como Lora Lamm o Alex Steinweiss, además de Milton Glaser como artista al que tenía como referente y Blexbolex en el universo álbum. También su manera de ilustrar tiene un sentido más dadaísta y nos podría recordar a Bernardo Carvalho, pero tiene un aire mucho más psicodélico que hace de este conjunto de ilustraciones una experiencia. Argumentalmente, podemos establecer una conexión con una reseña de la semana pasada con La promesa de Nicola Davies y Laura Carlin, con la temática de la ciudad envuelta de tonos grisáceos y, en este caso, el tratamiento de la pobreza como en la prosificación de Perrault (seleccionando los elementos más prototípicos de un texto más extenso). La pobreza como un ente peligroso y humanizado como una presencia material (curiosa su plasmación en el álbum) al modo de las leyendas y mitos de la tradición oral. Ese panorama se entiende en el tránsito de la madre con Lucilla por la ciudad y las preguntas de la protagonista sobre qué es la pobreza (la infancia está llena de preguntas que se encadenan una detrás de otra). La idea de Mazzetti estaba interesada en explicar esta situación reflejando la periferia de las ciudades. Los olvidados.

La pobreza, como no, hace estragos en la ciudad y se apodera de todo lo que tienen. La gente, en esa adversidad, también endurece su carácter y los lleva a tomar decisiones extremas para la supervivencia. En este punto, el texto nos devuelve la crudeza del abandono y aparecen las migajas de pan en el sendero. Finalmente, la narración retoma la actualización de la moraleja final (no aleccionadora, un final positivo que muestra un compromiso ético) y un ambiente más distendido en la segunda parte del relato. En este caso, lo que Lucilla traerá de su tránsito en el bosque no serán las botas de siete leguas y conecta con un final que transmite un mensaje más comprometido con aspectos relacionados con el ciclo de transformación de la naturaleza que con los aspectos materiales. Un álbum diferente y muy recomendable.

 

Fran Martínez

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Web de la editorial:

https://es.literaturasm.com/libro/lucilla

Instagram Sarah Mazzetti

https://www.instagram.com/sarahmazzetti/?hl=es

Web Sarah Mazzetti

https://sarahmazzetti.com/

Referencias 

Cañamares, C. (2004). Algunos roles sexistas en los álbumes ilustrados infantiles: ¿un nuevo sexismo?. En S. Yubero, E. Larrañaga y P.C. Cerrillo (Coords.), Valores y lectura. Estudios multidisciplinares (pp.147-172). Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.

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