Título: Museum
Autor: Javier Sáez Castán
Ilustrador:
Manuel Marsol
Editorial: Fulgencio Pimentel e hijos
Año: 2019
Páginas: 52
Encuadernación
y formato:
20 x 20 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
Reseña:
Termina la semana y completamos este viaje artístico y
metaficcional con un libro galardonado en 2020 en la Feria de Bolonia como
mejor libro en la categoría cinematográfica (también recibió una mención el
libro Cinematográfico de Ana Pez y Gema Sirvent editado por Libre
Albedrío). A partir de la conversación que ofreció Manuel Marsol en la Lliberia
Sendak, conocimos algunos de los detalles del proceso de creación con Javier
Sáez Castán que llevaba con este proyecto desde hacía unos años y que le
propuso a Manuel Marsol ilustrarlo para darle vida definitivamente. Una unión
entre dos nombres que han aparecido en este blog en diferentes entradas en los
que se recomendaron libros de Manuel Marsol y, como no, uno de nuestros autores
con mayúsculas como Javier Sáez Castán. Quizás esta semana otra opción evidente
era La merienda del señor verde por su conexión con René Magritte, pero recogiendo
la última reseña de Müller este libro decantó la balanza.
En este Tweet de Manuel Marsol, descubrimos todos los
referentes al cine que estaban escondidas en este álbum casi sin palabras en el que
las imágenes y el formato nos introducen en un lugar misterioso, repleto de suspense
y referencias pictóricas. De hecho, el propio libro tiene el formato de un
cuadro y su contraportada refleja el reverso del marco.
La semana pasada, Javier Sáez Castán y yo tendríamos que haber recogido en la @BoChildrensBook el Ragazzi Award (Categoría especial Cine) por nuestro álbum ilustrado MVSEVM (@f__pimentel )
— Manuel Marsol (@manuel_marsol) May 9, 2020
Os dejo algunas referencias al cine (más o menos directas) que hay en el libro. pic.twitter.com/RjQb8VhmnU
El foco de la imagen te interpela desde la portada, con la mirada fija desde el retrovisor en el que vemos los ojos azules del protagonista directamente hacia nosotros y nos hace partícipes desde el asiento trasero. Libro que nos interpela desde cada una de sus páginas y sus guardas ya son el foco narrativo con el que se abre el álbum. Vemos el cielo, el cielo sobre una carretera perdida en la que una camioneta roja se estropea y cuyo motor humea.
Como espectadores, el foco se aproxima y se aleja para ubicarnos narrativamente en la historia, en la que al igual que Yokai, comienza con un coche averiado. Vemos la casa cúbica al fondo, que es donde se parará finalmente la camioneta. Una casa cúbica, un libro completamente cuadrado, el formato del cuadro y un camino que se intuye a través de la hierba en la que el caminante percibe por la ventana el interior con la foto de un cuadro de una mujer (Cathy) apoyada sobre la jaula de un loro. Bienvenidos a Mvsevm, es el momento de abrir la puerta en la que las mirillas y los adornos de la fachada son ojos que nos miran con atención, dos ilustraciones que nos ubican en primera persona ante el libro.
El funcionamiento de ese espacio en el que tan solo habitan los cuadros tiene conexiones con un lugar que sufre variaciones con la interacción y las emociones del visitante (como la Pink room en Twin Peaks, como la caja azul de Mulholland Drive en el que nosotros somos la llave que altera la percepción de la realidad). Y, dado que estamos ante una forma cúbica, el libro y sus cuadros funcionan como las caras de un cubo de Rubik (y jugando con las palabras y lo cinematográfico: un cuadro de Kubrick). Aprovecho esta interpretación personal con un proyecto de uno de mis mejores amigos, Javier Lloret, en su estancia en la Universidad de Lintz con un proyecto premiado en el que transformaba la fachada del museo del Ars Electronica Center.
Percepción dentro del museo que se altera con la vista de
una realidad reconocible para el visitante, cuadros cuyo pie es el texto que
nos ofrece las pistas del papel de cada personaje (el tigre guardián y tal vez sería
uno de los motivos para clasificarlo como álbum casi sin palabras). El museo comienza
a cobrar vida, sus cuadros aumentan la tensión en el visitante y a nosotros
como espectadores. La realidad altera también las leyendas de los cuadros y el
uso de la mirada frontal hacia el lector nos interpela a conectar con el
visitante, confuso y aturdido. Miradas que lo encajonan (los cuadros con
grandes ojos con referencias a Magritte) y los nuestros han establecido el
perímetro en el que está atrapado en el museo viviente: el juego metaficcional.
Finalmente, hay una solución para resolver el puzle y
comprender que la naturaleza del arte nace desde la interacción y comprensión
de las obras del visitante. Y, de nuevo, el zoom nos ubica como espectadores de
la resolución de una historia que funciona como un mecanismo perfectamente
engrasado en todos los niveles de significación del álbum. Una auténtica joya
surrealista. Así, cerramos la semana con un visitante que ha escapado de lo que
Magritte tituló La traición de las imágenes.
Y como no, cerramos con la playlist de este sensacional
álbum que se encuentra en la web de Manuel Marsol. Una debilidad personal, defecto
de mi anterior andadura como crítico de música, en la que encontramos esa
referencia al mundo Lynch y Twin Peaks con la canción dedicada a Audrey Horne de
Angelo Badalamenti en “Audrey’s dance” y una de mis canciones de
adolescencia de la banda de Chicago: Tortoise y “Glass musseum”. Mi
recomendación, dado lo norteamericano del paisaje, Tom Waits y Picture in a frame. O el Rock del tigre.
Fran
Martínez
.
Web de la editorial:
https://www.fulgenciopimentel.com/libros/mvsevm
Web
https://www.manuelmarsol.com/MVSEVM-2019
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