viernes, 3 de septiembre de 2021

Entradas en azul. Bernardo Carvalho. Praia Mar. Planeta Tangerina

 

Título: Praia Mar

Autor e ilustrador: Bernardo Carvalho

Editorial: Planeta Tangerina

Año: 2011

Páginas: 48

Encuadernación y formato: 27 x 35 cm. Tapa blanda.

Idioma: portugués. Álbum sin palabras.


Reseña:

Pese a que el blog tiene una periodicidad diaria no implica que estas entradas estén escritas en el momento de su publicación. Es un fondo de armario que se ha creado durante el periodo estival al modo de la pequeña hormiga que prepara el largo invierno (un punto que cuestionaría Frederick). En estos días de agosto en que escribo las noticias sobre el informe sobre el cambio climático y las promesas de la Agenda 2030 o los Objetivos de Desarrollo Sostenible siguen recordándose en esta especie de serpiente de verano que apunta hacia una nueva ola de calor. Días que se habla del aumento del nivel del mar y la futura desaparición de diferentes playas de la Comunidad Valenciana, como El perellonet, que también se ven afectadas por el modelo de crecimiento urbanístico y turístico de las pasadas décadas (aunque para esto reservaremos la joya de Ana Penyas, Todo bajo el sol). Y, esa imagen, me trajo recuerdos a un álbum sensacional de Bernardo P. Carvalho en la dupla que conforma con Un día en la playa (Um día na pria 2008 y editado en España el Libros del Zorro Rojo), pese a compartir intenciones diferentes (aunque podemos efectuar diferentes lecturas) aunque compartan la narración sin palabras. Otra cuestión interesante que usualmente se referencia es la paradoja de catalogar a estos libros-álbum por el elemento que carecen: el texto. Si bien no tenemos la costumbre de criticar una sinfonía o la música instrumental por su carencia de voz (no se nos ocurriría calificarla como música sin-canto), nos indica de manera indirecta la hegemonía del texto como elemento clave para definir un libro (también podemos sumarnos a la paradoja de El libro sin dibujos de B. J. Novak).

En la web de Planeta Tangerina podemos leer una pequeña advertencia sobre la lectura de este álbum:

É bem possível até que, à chegada, muito leitores não saibam o que fazer com Praia-mar. “O que fazer com este livro?” perguntarão preocupados.

A todos aconselhamos que se descalcem (porque a maré está a encher e não tarda…) e, já sentados na areia, inspirem longamente o ar marítimo” (enlace a Planeta Tangerina)

Es una respuesta que conecta con aquellos recuerdos de la playa y su bajada de tensión ante el sonido de las idas y venidas de las olas, su olor característico, el sabor salado y el sol ajusticiando mientras alguien extiende la toalla y cierra los ojos. El libro se tradujo como “La marea alta” en inglés (High Tide) y en francés (“Maree haute”) y narra visualmente ese inicio en el que vemos un pequeño charco de agua que crecerá en cada página. Mientras, observamos a los bañistas ocupar esos pequeños espacios para remojarse y, en la costa, las imágenes de las toallas y sombrillas para los que prefieren disfrutar del sol. La estilización de las formas y una gama de colores limitada sobre un fondo pastel sirven para que Bernardo Carvalho nos sumerja en ese vaivén en el que poco a poco crecerá la marea de esa cantidad inicial e irrisoria en la que bañarse, la recogida de conchas y la alegría de los juegos en dicho entorno. Esa discontinuidad en el mar comienza a unificarse en el horizonte y ocupa la página derecha (dedicada al baño frente a la izquierda en la que los bañistas disfrutan de la arena) con los primeros chapuzones.

En la parte central, dos dobles páginas (unidad narrativa de este álbum) con las expresiones de una chica y un chico que miran con asombro cómo la marea no deja de crecer (recuerdo el meteotsunami de Santa Pola este verano), el juego con el reflejo de la luz en las formas debajo del agua y, esa ilusión en la disolución de los cuerpos en el agua en un chapuzón. El pliegue central también se ve desbordado por el crecimiento de la marea, la arena se llena de gente, se superponen los cuerpos y comienzan una serie de divertidas estampas (como la mujer que lee en su tumbona y se ve rodeada súbitamente por el mar). Finalmente, el azul del mar ganará el espacio al color pastel de las páginas y la narración nos devuelve imágenes del verano apacible que conocemos (buceando, flotando por la densidad del agua salada). En segundo plano, el crecimiento de las sombras de las partes del cuerpo sumergido que se extienden y se expanden página a página. 

Eso es lo que quedará al final, sombras que finalmente se convertirán en peces que tomarán el rumbo del mar. Podemos seguir las intenciones del libro de tomar un viaje desde la orilla hasta el mar, un espacio que Carvalho dibuja con estilo y con la diversión que provoca sumergirse en sus páginas. También, si lo conectamos con estas noticias alarmantes sobre la subida del nivel del mar, podemos imaginar cuál es la huella que dejamos a nuestro paso y el impacto sobre el mar también ha sido un elemento de sus libros como Un día en la playa o sus ilustraciones para el libro informativo Plasticus Maritimus de Ana Pego e Isabel Minhós Martins.

También nos ofrece la libertad de jugar a la bajada de la marea como una narrativa reversible (que también conocemos por el interés del autor en una serie de tres historias reversibles que comenzó con As duas estradas en 2009 y con un cuarto con Olhe, por favor, não viu uma luzinha a piscar? / Corre, coelhinho, corre! en 2013) y, principalmente, el álbum propone dejarnos arrastrar por la LIJ como una marea que nos arrastra hacia su interior para transformarnos. Ahí, cada uno debe construir su significado en un álbum repleto de encanto.

  

Fran Martínez

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https://www.planetatangerina.com/pt-pt/loja/praia-mar/

  


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