Como extensión a la entrada dedicada a Lon Po Po de
Ed Young, un breve apunte sobre autoras e ilustradoras por las que siento
debilidad en su adaptación de los cuentos de tradición oral. El enfoque es
sencillo y, a través del formato álbum, reflejar tres opciones diferentes de
adaptar estos textos. Obviamente, se recomiendan los estudios de Teresa Colomer
o Sandra L. Beckett sobre Caperucita roja, de Jack Zipes, Pedro Cerillo o Gemma
Lluch, por citar algunos de los nombres a los que acudo con mayor frecuencia.
Pero en este caso, es una entrada “ligera”.
Sobre una de las voces más representativas en la literatura
y con su mirada en su producción a la infancia el nombre de la chilena Lucila
Godoy Alcayaga (1889-1957) más reconocida por su nombre artístico como Gabriela
Mistral. En el prólogo de Aurora Díaz Plaja en Gabriela Mistral para niños
(1994) leemos: “Escoger este nombre para firmar sus poemas fue una prueba de
amor a la belleza de la poesía. Como lectora juvenil admiraba mucho a dos
poetas muy lejanos geográficamente: el italiano Gabriel d’Annunzio y el
provenzal Federico Mistral” (p.8). Entre los textos en esta recopilación encontramos
a Caperucita roja (pp. 38-39) y, por suerte, la editorial Diego Pun publicó
en 2014 los textos (originalmente entre 1924 y 1928) que reinterpretaban
cuentos de Perrault como Caperucita roja,
Blanca
Nieve en la casa de los enanos,
La bella durmiente del bosque y La cenicienta.
Además de las interpretaciones de las diferentes ilustradoras, resulta muy
interesante el epílogo de cada álbum de Manuel Peña Muñoz dándole contexto
histórico a estas interpretaciones. Textos bellísimos de una de las grandes
autoras que, incluso, acabó esa Caperucita de Valdivia cconvertida en app.
En el otro lado tenemos a Kveta Pacovska (nacida en 1928 y premio
Andersen en 1992) con la interpretación de diferentes cuentos populares en las
versiones de los Grimm (Caperucita roja y Hansel y Gretel), la Cenicienta
de Perrault, La cerillera de Andersen o, un favorito personal, con Pedro
y el lobo (Prokopief). Sobran las palabras sobre la concepción gráfica
personalísima de la autora y el tratamiento tan característico de su obra: dadaísta
y experimental, punk y tierno. Obras de arte y que, en castellano, tan solo se editaron
por Kókinos los títulos de Caperucita roja y Cenicienta. En el blog le dedicamos una entrada a La merienda.
Y, en este repaso, no podían falta las Imageries de
la suiza Warja Honneger-Lavater (1913-2007) en sus libros de artista (libros-objeto,
tantas denominaciones) sobre relatos de la tradición oral con sus narrativas
visuales o libros de artista que jugaban con el formato en acordeón y su
representación abstracta (sin texto, tan solo el apunte de los protagonistas al
inicio) desde los años 60 (de la mano
del editor Adrien Maeght en 1965) con los relatos de Guillermo Tell (expuesta
inicialmente en el MoMa) y, como la más celebre, su Caperucita roja (a la que le seguirían y otros relatos en la
versión de Perrault como Piel de Asno, La Bella Durmiente y Pulgarcito,
Blancanieves de los Griimm y, posteriormente, la adaptación de
narraciones asiáticas como Tanabata, Ourasima o Kaguyahime [La princesa
Kaguya]. Recomiendo las investigaciones de Sandra L. Beckett al respecto, ya
sea en sus monografías sobre Caperucita roja o en Crossover
Picturebooks: a genre for all ages.
En 1995 también realizó seis pequeñas películas sobre estas Imageries que, por desgracia, nunca pude tener acceso. Por suerte, en la Librería Sendak de Barcelona puede adquirir esta Caperucita en formato acordeón. En definitiva, un pequeño apunte a la entrada de hoy y un universo de adaptaciones en texto (sin texto) sobre sus tramas (parodias, referencias intertextuales,…), nuevas propuestas de reinterpretación gráfica (como el Hansel y Gretel de Lorenzo Mattotti) o jugando con la materialidad del soporte. Una gran variedad de innovaciones y una gran cantidad de propuestas que, en muchas ocasiones, estiran en demasía el chicle.
Fran
Martínez
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