martes, 30 de noviembre de 2021

Entradas en azul. Anthony Browne. El juego de las formas. Fondo de Cultura Económica

 

Título: El juego de las formas

Autor e ilustrador: Anthony Browne

Traducción: Ernestina Loyo

Editorial: FCE

Colección: Los especiales A la orilla del viento

Año: 2004

Páginas: 32

Encuadernación y formato: 27 x 28 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

Cerrando el mes de noviembre la nueva visita de Anthony Browne (Premio Andersen 2000, en la edición del 98 lo fue Ungerer y en la de 2002 Quentin Blake) uno de los autores más queridos, citados y galardonados de la Literatura Infantil. Es complicado escoger un álbum concreto para hablar de Browne (previamente reseñé Las pinturas de Willy y, cuando Sandra se encargaba de este espacio, pasaron los icónicos Gorila, Voces en el Parque o En el bosque. La lista de favoritos no acabaría aquí y, como muestra, un pequeño recordatorio de los sensacionales álbumes de su alter ego Willy (especialmente Willy el Tímido con el que recuerdo las clases con Sara Fernández y Willy el soñador por su increíble relectura del arte y la cultura), sus versiones de clásicos como Los tres osos y Hansel y Gretel, el desternillante Cosita Linda y su pasión por King Kong (también en formato álbum), abordar los miedos ante los cambios en el núcleo familiar con Cambios o The visitors who came to stay, la metaficcionalidad de los Cuentos de osito, el posicionamiento ideológico con Zoológico y, la obra maestra El túnel. Innumerables muestras del talento y el arte puesto a disposición de la infancia (y de un lector adulto que conecta con su imaginario) y que ha sido una invitación al lector para rodearse del museo imaginario de Browne en sus libros.


Curiosamente, con este álbum la traslación de esa lógica se basó en la intervención de Anthony Browne dentro del TATE con un proyecto llamado Caminos visuales con el que trabajó con un millar de niños y niñas de barrios desfavorecidos a partir de las obras expuestas en el museo para la enseñanza de la lectoescritura. Este juego de las formas también ha sido título de un manual posterior en el que detalla su trayectoria e inspiración siendo el título el nombre del juego que inventó con su hermano para inventar algo nuevo a partir de un elemento dado (algunos recordarán las pruebas psicométricas de creatividad de finales de los años sesenta de Torrance). Así, El juego de las formas es un tipo de álbum que (como ya señalamos en otras entradas sobre los estudios de Beckett) centra su exposición al arte enmarcando (nunca mejor dicho) su narrativa a las situaciones dentro de un museo (como citamos antes a Blake, podemos citar ese Cuéntame un cuadro o Jon Scieszka com MoMa en busca del arte o Mi Museo de Joanne Liu) y las obras artísticas. El álbum también desprende ese tono autobiográfico desde la primera página y el recuerdo de la primera visita a un museo con su familia. La narración en primera persona refleja sus ideas preconcebidas sobre qué habría en el museo, el reflejo de la sensación inicial en la entrada, la extrañeza de enfrentarse a expresiones artísticas conceptuales o abstractas (y con la vista compartida de su punto de vista estando ilustrados de espaldas).

Observen esa focalización vicaria y los diferentes niveles de integración en los marcos de los miembros de la familia

La visita progresa y se descubren aspectos sobre obras expuestas, cómo dirigir la mirada a sus detalles e iniciando juegos a partir del escrutinio de los detalles de las obras (y, en ese encuentra las diferencias, Browne desarrolla su juego de las formas) e incluso, imaginarse dentro de esas estampas (o que estas cobren vida). Un álbum estimulante y el juego final (como recordamos El problema de Iwona Chmielewska o el huevo verde del Test de Creatividad de Torrance) de un álbum que también ha sido objeto de investigaciones sobre arte y libro-álbum tanto desde el enfoque multimodal por Serafini (2015), la citada visita a museos en álbumes en Serafini y Rylak (2021) o como señalaba Evans (2009): “The shape game can be used to ‘teach’ readers how to respond to and appreciate works of art whilst also being a work of art in its own right and at one point Browne shows how to interpret a nineteenth century painting” (p.  180).

En los últimos años también encontramos muchos álbumes que toman ese juego de la interpictorialidad (otro ejemplo destacado de integración personal de estos elementos es Gilles Bachelet) para la inclusión de referencias al arte (obras, autores o corrientes artísticas) y, en el caso de Browne, el viaje siempre es una exposición a la activación de saberes culturales, literarios y artísticos reflejados en narraciones que invitan a su relectura (disfrutándolas desde los diferentes planos propuestos). También hay ejemplos que han aprovechado esta tendencia para la creación de álbumes biográficos sobre autores específicos (y, muchas veces, con cierto tufillo utilitarista), pero disfrutar del surrealismo (su fijación por Magritte) en sus álbumes es todo un regalo. Disfruten.



Fran Martínez

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Web de la editorial

https://www.fondodeculturaeconomica.com/Ficha/9789681671846/F  

Referencias

Evans, J. (2009). Creative and aesthetic responses to picturebooks and fine art. Education 3-13, 37(2), 177–190. https://doi.org/10.1080/03004270902922094

Serafini, F. (2015). Considering fine art and picturebooks. The Reading Teacher, 69(1), 87–90. https://doi.org/10.1002/trtr.1382

Serafini, F., & Rylak, D. (2021). Representations of Museums and Museum Visits in Narrative Picturebooks. 10(1), 45–62. https://doi.org/10.21066/carcl.libri.10.1.3

 

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