martes, 19 de octubre de 2021

Entradas en azul. Elena Odriozola y Ediciones Modernas el Embudo

 

Título: Cu cu cantaba la rana

Ilustradora: Elena Odriozola

Editorial: Ediciones Modernas el Embudo

Colección: ¿Te suena? #3

Año: 2021

Páginas: 60

Encuadernación y formato: 15,5 x 15,5 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano


Reseña:

Hace unos meses celebramos la aparición editorial de Ediciones Modernas el Embudo con una reseña doble para El Huevito y Ya sé vestirme sola. La labor de Gustavo Puerta y Elena Odriozola sigue en la línea de rescate de piezas de la tradición oral en un contexto en el que el móvil ha acabado sustituyendo la voz, mimos y retahílas de la infancia por musicalidad vacía y deshumanizada. El primer mes de 2021 lo dediqué íntegramente a reseñas de libros conectados con la tradición oral y un material del que en el aula de primer ciclo de educación infantil es imprescindible. Esos juegos, canciones y mimos son parte de la vinculación afectiva con la infancia, el primer escalón de aquello llamado itinerario lector, el juego con el instrumento más primigenio que tenemos: la voz (como diría Joan La Barbara). 

También lo son el ritmo, la musicalidad del verso y toda una serie de recursos que se disponen para el placer y la fruición en esa interacción con el lenguaje en la relación más íntima y expresión del cariño hacia la infancia. En aquellas entradas se recuperaba a Ana María Pelegrín, libros de nanas o el estudio del cancionero de Pedro Cerrillo y César Sánchez Ortiz. En esa colección, antes de que termine mi labor en el blog, me encantaría añadir otra belleza como el libro Aserrín: repertorio de mimos, juegos y canciones de Marta Badía entre las reseñas. Y no. No es lo mismo que esas canciones pervivan en voz de cantajuegos y otros vídeos de canales de YouTube (sería interesante observar si censuran “soterradamente” en su repertorio los versos con un contenido más incorrecto para la pseudo-moral aleccionadora e infantilizada). Estas canciones tienen en la voz su motivo y fin, pero el álbum permite incorporar otro elemento clave en la ecuación: el placer artístico y la belleza de las ilustraciones de Elena Odriozola.

El álbum propone un juego desde las guardas y, su narración, un pequeño traspaso al mundo imaginario que despierta la canción. Las sombras de los personajes y que, a medida que cobran color, se materializan con vida en sus páginas dentro del juego de una niña. Sobre un fondo blanco, cada pequeño cu-cú revela un nuevo detalle, una ubicación, un personaje y materializa la fantasía de la canción en cada paso de página. Un viaje hacia una cancioncilla perdurable en nuestra memoria, juegos y que, al final del libro, nos propone un nuevo juego con las onomatopeyas de las ranas en diferentes idiomas. Y, así, de nuevo, empezamos a cantar con el idioma de las ranas. En los agradecimientos se leen los nombres de Elena Fortún o José Moreno Vila. Y, como no, los agradecimientos por la preservación de un material al que darle un tratamiento artístico que amplifique su valor.

Por suerte, esta labor también encuentra acomodo en los catálogos de otras editoriales como Libre Albedrío y la colección de Estrella Ortiz y Nuria Gallardo o Los 10 perritos por la Editorial Media Vaca. Como cierre, era inevitable, la versión de cu-cú de Gloria Fuertes que era una de mis favoritas cuando era pequeño y se encontraban en una colección de Salvat que eran mis libros preferidos en la infancia:

Cu-cú, cantaba la rana.

Cu-cú, debajo del agua.

Cu-cú, asomó la cabeza.

Cu-cú, quería cerveza.

Cu-cú, pasaba un tendero.

Cu-cú, vendiendo carero.

Cu-cú, yo quiero lentejas.

Cu-cú, comida de viejas.

Cu-cú, yo quiero rosquillas.

Cu-cú, comida de pillas.

Cu-cú, yo quiero galletas.

Cu-cú, valen dos pesetas.

Cu-cú, ¡qué vida tan cara!

Cu-cú, me meto en el agua.

Fran Martínez

Twitter


Título: El manisero y Un elefante se balanceaba

Texto El manisero: Moisés Simons

Ilustradora: Elena Odriozola

Editorial: Ediciones Modernas el Embudo

Colección: ¿Te suena? #4

Año: 2021

Páginas: 36

Encuadernación y formato: 20 x 20 cm. Tapa dura.

Idioma: castellano

Reseña:

Con su última publicación el juego propuesto es también otro clásico: hilar dos universos de dos tonadillas populares. Una idea para una futura entrega: el medley. La apuesta de una canción popularizada por Antonio Machín y un icono en la cultura popular desde sus diferentes versiones (siempre fui un fanático de la de Perez Prado) y su difusión en lengua anglosajona como The peanut vendor. Solo nombrarla, a mi cabeza vienen imágenes de Giulieta Masina bailando en las Noches de Cabiria (Nino Rota fue el compositor de esa pieza). El juego de combinar dos composiciones populares de dos tradiciones diferentes y unirlas a partir de los elementos como el maní y los elefantes tiene su lógica.

El aspecto que más me interesa de este juego es la búsqueda de canciones que, al igual que las de la tradición oral, han formado parte de la memoria de la infancia y, ahí, sucedería lo mismo que cuando se habla de “literatura ganada”. No se trata de que la musicalidad de esas canciones sea infantilizada para un público infantil (de nuevo la idea de blanqueamiento de la infancia) sino que el público de cualquier edad se sentirá atraído por la calidad de las composiciones (el curso pasado tenía un alumno de dos años que no dejaba de cantar Yellow Submarine de los Beatles). En la portadilla hasta tenemos ese referente musical enmarcando el título y la información editorial en formato single de 45 RPM, con la cara A para El Manisero y la cara B con Un elefante se balanceaba. Las guardas con la banda de música compuesta por cacahuetes (manís) con sus maracas, vientos y percusiones con el resto haciendo una conga al son de la banda.

La primera parte (trazo blanco sobre fondo azul), es la construcción de la tela de araña en esa hipnótica espiral que caracteriza la laboriosa tarea del insecto (de color naranja). Y al ritmo del manisero, llega el turno de la cara B: Un elefante se balanceaba. En ese juego dual, el fondo ahora es blanco, la silueta anaranjada y el texto azulado. Todo tiene una significación, el texto replicará el telar de la araña en la página izquierda y los elefantes se superponen. El hecho que sea una docena también resulta gracioso dado que es una unidad de medida que no solo nos recuerda los meses del año, sino el comercio. La docena en el cucurucho de maní. Un álbum que es pura sabrosura y con un ratón al acecho que, quién sabe, tendrá una aparición dentro de su catálogo (o no). Una gran celebración, de nuevo, con Ediciones Modernas el Embudo.

 

 

Web de la editorial

Cu cu cantaba la rana

https://modernaselembudo.com/libros/cu-cu-cantaba-la-rana/?v=2fb7284eba87

El manisero & Un elefante se balanceaba

https://modernaselembudo.com/libros/el-manisero/?v=2fb7284eba87

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