Título: Cu cu cantaba la rana
Ilustradora: Elena Odriozola
Editorial: Ediciones Modernas el Embudo
Colección: ¿Te suena? #3
Año: 2021
Páginas: 60
Encuadernación
y formato:
15,5 x 15,5 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
Reseña:
Hace unos meses celebramos la aparición editorial de Ediciones Modernas el Embudo con una reseña doble para El Huevito y Ya sé vestirme sola. La labor de Gustavo Puerta y Elena Odriozola sigue en la línea de rescate de piezas de la tradición oral en un contexto en el que el móvil ha acabado sustituyendo la voz, mimos y retahílas de la infancia por musicalidad vacía y deshumanizada. El primer mes de 2021 lo dediqué íntegramente a reseñas de libros conectados con la tradición oral y un material del que en el aula de primer ciclo de educación infantil es imprescindible. Esos juegos, canciones y mimos son parte de la vinculación afectiva con la infancia, el primer escalón de aquello llamado itinerario lector, el juego con el instrumento más primigenio que tenemos: la voz (como diría Joan La Barbara).
También
lo son el ritmo, la musicalidad del verso y toda una serie de recursos que se
disponen para el placer y la fruición en esa interacción con el lenguaje en la
relación más íntima y expresión del cariño hacia la infancia. En aquellas
entradas se recuperaba a Ana María Pelegrín, libros de nanas o el estudio del
cancionero de Pedro Cerrillo y César Sánchez Ortiz. En esa colección, antes de
que termine mi labor en el blog, me encantaría añadir otra belleza como el
libro Aserrín: repertorio de mimos, juegos y canciones de Marta Badía
entre las reseñas. Y no. No es lo mismo que esas canciones pervivan en voz de
cantajuegos y otros vídeos de canales de YouTube (sería interesante observar si
censuran “soterradamente” en su repertorio los versos con un contenido más
incorrecto para la pseudo-moral aleccionadora e infantilizada). Estas canciones
tienen en la voz su motivo y fin, pero el álbum permite incorporar otro
elemento clave en la ecuación: el placer artístico y la belleza de las ilustraciones
de Elena Odriozola.
El álbum propone un juego desde las guardas y, su narración,
un pequeño traspaso al mundo imaginario que despierta la canción. Las sombras
de los personajes y que, a medida que cobran color, se materializan con vida en
sus páginas dentro del juego de una niña. Sobre un fondo blanco, cada pequeño
cu-cú revela un nuevo detalle, una ubicación, un personaje y materializa la
fantasía de la canción en cada paso de página. Un viaje hacia una cancioncilla perdurable
en nuestra memoria, juegos y que, al final del libro, nos propone un nuevo
juego con las onomatopeyas de las ranas en diferentes idiomas. Y, así, de
nuevo, empezamos a cantar con el idioma de las ranas. En los agradecimientos se
leen los nombres de Elena Fortún o José Moreno Vila. Y, como no, los
agradecimientos por la preservación de un material al que darle un tratamiento
artístico que amplifique su valor.
Por suerte, esta labor también encuentra acomodo en los
catálogos de otras editoriales como Libre Albedrío y la colección de Estrella
Ortiz y Nuria Gallardo o Los 10 perritos por la Editorial Media Vaca. Como
cierre, era inevitable, la versión de cu-cú de Gloria Fuertes que era una de
mis favoritas cuando era pequeño y se encontraban en una colección de Salvat
que eran mis libros preferidos en la infancia:
Cu-cú, cantaba la
rana.
Cu-cú, debajo del
agua.
Cu-cú, asomó la
cabeza.
Cu-cú, quería
cerveza.
Cu-cú, pasaba un
tendero.
Cu-cú, vendiendo
carero.
Cu-cú, yo quiero
lentejas.
Cu-cú, comida de
viejas.
Cu-cú, yo quiero
rosquillas.
Cu-cú, comida de
pillas.
Cu-cú, yo quiero
galletas.
Cu-cú, valen dos
pesetas.
Cu-cú, ¡qué vida
tan cara!
Cu-cú, me meto en
el agua.
Fran
Martínez
Título: El manisero y Un elefante se balanceaba
Texto
El manisero:
Moisés Simons
Ilustradora: Elena Odriozola
Editorial: Ediciones Modernas el Embudo
Colección: ¿Te suena? #4
Año: 2021
Páginas: 36
Encuadernación
y formato:
20 x 20 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
Reseña:
Con su última publicación el juego propuesto es también otro
clásico: hilar dos universos de dos tonadillas populares. Una idea para una
futura entrega: el medley. La apuesta de una canción popularizada por Antonio Machín y un
icono en la cultura popular desde sus diferentes versiones (siempre fui un
fanático de la de Perez
Prado) y su difusión en lengua anglosajona como The peanut vendor.
Solo nombrarla, a mi cabeza vienen imágenes de Giulieta Masina bailando en las Noches de Cabiria
(Nino Rota fue el compositor de esa pieza). El juego de combinar dos
composiciones populares de dos tradiciones diferentes y unirlas a partir de los
elementos como el maní y los elefantes tiene su lógica.
El aspecto que más me interesa de este juego es la búsqueda
de canciones que, al igual que las de la tradición oral, han formado parte de
la memoria de la infancia y, ahí, sucedería lo mismo que cuando se habla de “literatura
ganada”. No se trata de que la musicalidad de esas canciones sea infantilizada
para un público infantil (de nuevo la idea de blanqueamiento de la infancia)
sino que el público de cualquier edad se sentirá atraído por la calidad de las
composiciones (el curso pasado tenía un alumno de dos años que no dejaba de
cantar Yellow Submarine de los Beatles). En la portadilla hasta tenemos
ese referente musical enmarcando el título y la información editorial en formato
single de 45 RPM, con la cara A para El Manisero y la cara B con Un
elefante se balanceaba. Las guardas con la banda de música compuesta por
cacahuetes (manís) con sus maracas, vientos y percusiones con el resto haciendo
una conga al son de la banda.
La primera parte (trazo blanco sobre fondo azul), es la
construcción de la tela de araña en esa hipnótica espiral que caracteriza la
laboriosa tarea del insecto (de color naranja). Y al ritmo del manisero, llega
el turno de la cara B: Un elefante se balanceaba. En ese juego dual, el fondo
ahora es blanco, la silueta anaranjada y el texto azulado. Todo tiene una
significación, el texto replicará el telar de la araña en la página izquierda y
los elefantes se superponen. El hecho que sea una docena también resulta
gracioso dado que es una unidad de medida que no solo nos recuerda los meses
del año, sino el comercio. La docena en el cucurucho de maní. Un álbum que es
pura sabrosura y con un ratón al acecho que, quién sabe, tendrá una aparición
dentro de su catálogo (o no). Una gran celebración, de nuevo, con Ediciones
Modernas el Embudo.
Web de la editorial
Cu cu cantaba la rana
https://modernaselembudo.com/libros/cu-cu-cantaba-la-rana/?v=2fb7284eba87
El manisero & Un elefante se balanceaba
https://modernaselembudo.com/libros/el-manisero/?v=2fb7284eba87
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