Título: Las estaciones
Autor
e ilustrador:
John Burningham
Traducción: Jonathan Cape London
Editorial: Kókinos
Año: 1997. Original: 1969
Páginas: 32
Encuadernación
y formato:
24,1 x 30,5 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
Reseña:
As it breaks
The summer will warm
But the winter will
crave what is gone
Will crave what is
gone
Will crave what has
all
Gone away
Future Islands, Seasons.
Una de las apariciones televisivas más divertidas fue la de
la banda Future Islands en el late night de David Letterman de la que
aparecieron memes a raudales. Sí, esto sigue siendo una reseña de literatura
infantil dedicada a uno de sus grandes autores: John Burningham. En la
literatura infantil la naturaleza y sus ciclos son una constante temática para
conectar con cuestiones más profundas y existencialistas. La vida y sus ciclos,
el flujo constante del tiempo y el orden inmutable de los ritmos circadianos,
el cambio de hora, la celebración de los equinoccios, la tibieza de los
solsticios y las idas y venidas de las condiciones meteorológicas. Desde hace
años, como maestro de primer ciclo de educación infantil, las estaciones han
sido parte esencial del aprendizaje y una temática recurrente como es
previsible. Siempre me resultó paradójico encontrar en los manuales y maletas
educativas (o, simplemente, maletas dado que lo educativo es más discutible) la
secuenciación de estos contenidos como algo inmutable: 21 de septiembre, hay
que celebrar el otoño y ya saben: las hojas caen, hay castañas, etc,
Obviamente, el 21 de septiembre en el Levante continúa siendo caluroso y, la
única irrupción en sus altas temperaturas, son los fenómenos popularmente
conocidos como “gota fría”. Pasará más de un mes hasta que veamos hojas llenando
los suelos de los parques y, con el aumento de las temperaturas, en el Levante hablarles
de la nieve y demás fenómenos típicos de cada estación es simplemente un fugazi.
Hay libros estupendos para mostrar el cambio de las estaciones, entre mis favoritos el recientemente reeditado por Kalandraka de Iela Mari, Las estaciones (L’albero en su edición original) o La casa de las cuatro estaciones de Roger Duvoisin. Dada la recurrencia temática en el mercado editorial, álbumes como los de John Burningham nos acercan a la belleza pictórica de sus ilustraciones en las que los paisajes rurales se ven poblados por sus personajes de trazo naíf. Cada estación se inicia con: “la (primavera, verano,…) es…” y, ese el inicio para enmarcar con belleza la eclosión de la vida en primavera (pájaros, cerdos, corderos, patos y flores).
También aparecerá la infancia y las familias en un entorno rural,
apacible y repleto de color. El verano, las vacaciones y súbitas tormentas
veraniegas y la casa de campo como espacio inmutable en el que las estaciones
se suceden y la vida sigue su ritmo natural. El color anaranjado del sol al
llegar el otoño, el gélido horizonte del invierno y la desaparición de la luz
por la espectral luna. Hasta que llega, de nuevo la primavera. El ciclo de la
naturaleza narrado desde situaciones sencillas, pero con una ambientación del
invierno que al llegar la primavera resulta esperanzador. Otra vuelta, siempre
recurrente, pero en la obra de Burningham de una gran belleza y calidez.
Por último, me encanta esta portada de It’s a secret
por los rótulos de la cubierta emulando los de la icónica serie Twin Peaks.
Yo también vuelvo a mis referentes.
Fran
Martínez
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