Título: Los carpinchos
Autor
e ilustrador:
Alfredo Soderguit
Editorial: Ekaré
Año: 2020
Páginas: 48
Encuadernación
y formato:
21,7 x 25 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
Reseña:
Hilando reseñas y temáticas, una de mis noticias preferidas
de este verano: la invasión de los carpinchos (los roedores más grandes del
planeta) en la urbanización de lujo argentina del Nordelta nacida como ejemplo
de especulación urbanística en el delta del Paraná. Si con Los conejos de
Mardsen y Shaun Tan mostrábamos la colonización descarnada y el genocidio de
las especies autóctonas, en el lado opuesto los carpinchos (capibaras) y la
recuperación de un territorio arrebatado. Si ojean por la red, basta con introducir
“los carpinchos” y “Nordelta” para comprobar el paradójico encumbramiento de
esta especie como un icono de la lucha de clases y el reflejo del neoliberalismo
urbanístico que también, en nuestra “terreta”, podemos disfrutar con el cómic
de Ana Penyas Todo bajo el sol (al que le dedicaremos una entrada).
Independientemente de esta noticia y la popularidad de los
carpinchos (incluso hay cumbias y demás canciones surgidas a partir de esta
situación), la obra del uruguayo Alfredo Soderguit tiene una trayectoria en el
circuito de la crítica literaria especializada y reconocimientos (estar en la
lista The White Ravens o de la Fundación Cuatrogatos como los mejores álbumes
del año) que habla por sí misma. Con un álbum previo tan maravilloso como Soy
un animal (Libros del zorro rojo, 2018), su vuelta con Los carpinchos
muestra algunos aspectos en la secuenciación de la narrativa que nos muestra su
bagaje previo en el ámbito cinematográfco.
Retomando la noticia de la invasión de los carpinchos en el
Nordelta, el esquema narrativo con una situación inicial en el que se presenta
el entorno de la granja y la vida de las gallinas en ese contexto se observa en
la relación entre el texto-imagen. La primera con el plano general de una
caseta cerca del río, la siguiente en la que se revela quién habita en dicho
espacio (uso de blanco y negro, donde la presencia del rojo marca el punto en
el que fijar nuestra mirada) y una tercera que con la frase de “había comida
para todos” pone al lector en la dualidad de quiénes son esos todos y de qué
alimento se trata para cada uno. A partir de esas tres dobles páginas, se
inicia el conflicto de la narración: la llegada de los carpinchos a la granja y
la convivencia con las gallinas que, inicialmente, impiden el paso a su
territorio.
La imposición de unas reglas para la falsa convivencia (en
clave humorística) y la revelación al lector de los motivos de la llegada (los
cazadores furtivos de una especie protegida en Uruguay). Para mostrar esa
mirada al otro, las gallinas deciden imponer sus reglas y delimitación del
territorio, pero Soderguit emplea las viñetas para revelar la mirada infantil
desprovista de prejuicios con los juegos entre dos pequeños: polluelo y
carpincho. Finalmente, el relato revela el momento en el que gallinas y
carpinchos descubren el punto de encuentro y una pequeña rebelión en la granja.
La manera de panelar las viñetas para desprenderse del texto en diferentes fragmentos
del álbum y el mensaje final sobre la incomunicación con el otro, el diálogo y
la condición humana más allá de los prejuicios socioculturales (la mirada
etnocéntrica) son aromas narrativos que se desprenden de un álbum que justifica
sobradamente todos los elogios recibidos.
El carpincho como icono contra el neoliberalismo y un álbum
que cuestiona la visión etnocéntrica. Miel sobre hojuelas.
PD: No he podido resistirme a este meme.
Fran
Martínez
Web de la editorial
https://www.ekare.com/ekare/los-carpinchos/
Instagram Alfredo Soderguit
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